En el laboratorio, todo es un caos, él Dr. Wells se la pasa molesto, sé que le estresa que Nina no esté aquí, Caitlin y Cisco tratan de buscar señales de ella por las cámaras de la ciudad a través de las computadoras.

—¿Han encontrado algo, chicos? —me puse en medio de ambos para poder mirar mejor las computadoras.

—No Barry, hemos buscado mil veces y nada —dijo Cait con un tono de decepción. Nos miramos, y ella entendió como me hizo sentir esa respuesta—Pero seguiré buscando.

—Barry, ¿podemos hablar? —Cisco me tomó del brazo y me llevó al pasillo para que estuviéramos solos—Nina debería de presionar el anillo, pensé que no era tan complicado.

—Yo lo tengo —lo saqué del bolso de mi pantalón—Ella me lo dio.

—¿Por qué?, ¿algo salió mal con él? —lo tomó y comenzó a revisarlo. Presionó el botón para comprobar que funcionara y notó que el emblema del traje brillaba—Funciona —dijo extrañado.

—Sé que funciona, no me lo ha dado por eso. Ella y yo discutimos y me lo devolvió —Cisco parecía confundido, pero eso no importaba—Mejor encontrémosla, y luego te explico todo.

—De acuerdo.

Todo el día estuvimos haciendo aquello sin obtener resultados. Corrí por todo Central City y nada. Llegué a casa antes que Joe, me fui directamente a mi habitación para dormir, necesitaba hacerlo.

"Corrí hasta su casa, entré por la puerta y ahí estaba ella, parada a mitad de la sala, con cara de tristeza, parecía una niña pequeña. Sé que había vuelto a tener esa pesadilla."

Me desperté por aquel sueño, miré el reloj de mi celular, eran las dos de la madrugada. Me senté en la cama pensando detenidamente mi sueño, cuando recordé el origen de todo esto.

~*~
Narra Nina

Otro día más...

Me desperté, sentía el cuerpo cansado. Tenía muchísima hambre y sed, si, quería comer algo, lo que sea.
Otra vez estaba un rayo de sol filtrándose por esa puerta. No sé cuántos días tengo aquí, o cuántas horas. Quizá solo han transcurrido horas y yo lo he sentido una eternidad.

—¡Buen día cariño! —con mi vista cansada vi que aquel hombre venía con un plato de comida—Te he traído algo de comer, ya que no haz probado bocado en estos días —me desató de la silla, mi débil cuerpo se abalanzó hacia enfrente cayendo al suelo. Era extraño que él fuera amable conmigo.

—Auch —dije apenas para poderlo escuchar yo misma.

—Aquí tienes —me dejó el plato en el suelo. Sin pensarlo, me comencé a devorar lo que había allí sin fijarme que era, tenía demasiada hambre. Aquello me supo a gloria, una vez acabé, me levantó y me amarró a la silla otra vez.

—Déjame ir por favor —dije desganada.

—Ya sabes cómo irte de aquí —se agachó a recoger el plato y se dio la media vuelta.

Intenté zafarme de la silla pero no pude, las pocas fuerzas que había recuperado, se habían ido tras ese pequeño esfuerzo, y de repente, sentí la necesidad de volverme a dormir.

El hablar de unas personas me despertó, miré hacía dónde había una mesa, estaba aquel hombre junto con otra persona. Él le entregaba un maletín, en dónde sacaba una pistola, de repente, me vino a la mente la parte del sueño, en dónde me obligaban a dispararle a Barry con esa arma.

—¡Tienes que dejar que me vaya de aquí! —empecé a moverme descontroladamente en la silla mientras algunas lagrimas me recorrían las mejillas.

—¡Cállate! —me agarró de la barbilla para que lo mirara fijamente —Sí no te callas preferiré matarte a ti, que a tu estúpido héroe —aquello me dio rabia que le escupí la cara. Eso le enfureció tanto, que me dio una bofetada.

—Si que no será nada fácil —dijo el otro hombre acercándose.

Ambos se fueron de allí, dejándome sola. Seguí llorando de la frustración que tenía. Yo solo quería irme de aquí, quería estar con todos, con mi papá, con Joe, Caitlin, Cisco y Barry... En estos momentos no me importaba nada de lo que había sucedido, sólo quería que estuviera conmigo.

—Barry, te necesito —susurré con mil lágrimas inundando mis mejillas. Pidiendo algo que no podía suceder.

—Aquí estoy —apareció él en una mini fracción de segundo.

—¿Barry? —dije algo confundida. ¿En verdad era él?, a lo mejor y ya estaba delirando que lo comencé a imaginar.

—Vine por ti —se hincó delante mío y me miró fijamente a los ojos—Te prometí que siempre correría hacía ti —me desató de la silla y me dio un abrazo que para mí, duró una eternidad.

—¿Cómo me hallaste? —me puso un dedo en la boca.

—Luego te explico —me limpió las lágrimas con su mano. Acto seguido, comenzó a acercarse a mí lentamente con intensiones de besarme.

—Pero mira quién está aquí. El mismísimo, flash —el momento se interrumpió por aquel hombre y su acompañante. Me puse tensa, porque sabía lo que estaba por comenzar.

Fast Enough | The FlashWhere stories live. Discover now