Capítulo 5.

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Estaba en medio de la calle enfrente de la casa de Julianna y Steven. Estaba muy oscuro. Los altos faroles no alcazaban a iluminar lo suficiente por todo el lugar, y hay algunos que tienen sus focos fundidos. Giro mi cabeza hacia mi derecha, y no había ningún auto conduciedo a toda velocidad en mi dirección como lo haría cualquiera en cualquier momento. Miro hacia el suelo, y podía notar que estaba pisando el suelo con mis pies descalzos.

Los torcí levemente mientras miraba hacia adelante, a la casa, algo confundida. No sentí el tacto de mis pies contra el suelo. Sentía como si estuviese volando, aunque esté pisando suelo terrestre. Me miré el cuerpo, y podía notar que estaba vestida con la misma ropa con la que me he acostado para irme a dormir hace unas hora atrás, que consistía en una simple remera negra enorme y holgada, de enormes mangas que me llegan hasta los codos, que hacía parecer que estaba usando un vestido, y unos shorts elásticos negros.

Fijo mis ojos nuevamente en la casa, hacia adelante, cada vez más confundida. ¿Qué rayos estaba pasando ahora mismo? En un momento me encontraba cerrando los ojos para echarme a dormir, y luego despierto afuera de mi habitación (y también de la casa), en medio de la calle. A menos que sea sonámbula (lo cual es casi imposible de creer), no le encuentro otra explicación más lógica al hecho de despertar afuera de mi casa, parada en la calle como si tuviese un destino al cual viajar y me encuentre perdida en el medio de la nada. No recuerdo en ningún momento haber salido de la casa, y mucho menos de mi habitación.

Y mucho menos haber despertado.

¿No será esto... un sueño?

Un suave portazo a lo lejos me saca de mis pensamientos, haciendome sobresaltar en mi lugar. Entrecierro mis ojos para acostumbrar mi vista a la oscuridad, mirando hacia adelante, hacia la puerta de la casa de Julianna y Steven. Una chica, más o menos de mi misma altura y edad, salía de la casa, metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones y aspirando aire profundamente. Luego, caminó hasta la acerca de la cuadra y se sentó en el suelo, cruzándose de piernas, apoyando sus codos en sus rodillas, dejando sus manos colgando en el aire. Esa chica cerró sus ojos, en lo que aproveché a acercarme un poco más hacia ella para poder analizarla mejor. Cuando estuve a una distancia considerable entre nosotras dos, mi corazón dio un vuelco.

Esa chica se parece mucho a mí.

—¡Oye! ¡Tú! —se escuchaba una voz masculina a lo lejos—.

Miré hacia mi derecha en el momento en que aquella chica abría sus ojos de golpe. Una persona a lo lejos comenzaba a acercarse hacia nosotras, en lo que comencé a desesperarme, al igual que la chica.

—¿Audrey? —dijo aquella voz, dejándome más confundida ahora—. Audrey, la muda, ¿eres tú?

Miré a aquel chico, y me di cuenta al instante de que no me estaba mirando a mí, ni a las dos al mismo tiempo, sino que mantenía su mirada fija en la chica que se parecía mucho a mí.

Y que se llama igual que yo.

Un momento... ¡ésa chica soy yo! ¡Se parece mucho a mí, y se llama igual que yo! Pero... ¿cómo diablos es eso posible? Primero despierto sin saber nada de mi vida, ¿y ahora encuentro un clon de mí misma? ¿Qué más me falta saber? ¿Que estoy enamorada de mi supuesto hermano que, según Kim, yo "tengo"?

Fijé mi vista hacia aquel chico encapuchado, y... no sé por qué, pero su rostro se me hacía bastante familiar.

«Jev», decía una voz en mi mente.

¿Jev? ¿Quién rayos es Jev?

Miré hacia mi clon, y pude ver que murmuraba algo en silencio.

—Audrey —la voz del chico hizo que me ganara su atención, y pude ver que me sonrió... bah, en realidad, le sonrió a mi clon—. ¿Qué haces aquí sola, a éstas horas de la madrugada?

Amnesia. «Muda 2».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora