Capitulo 22

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Connor POV

Estoy furioso.

El día no había ido bien. Aunque eso era quedarse corto: había sido un caos. Y ahora se estaba convirtiendo a toda velocidad en una catástrofe.

Había empezado con una taza de café quemado. No sabía siquiera que algo así pudiera existir hasta que mi asistente provisional en lo que Stella se mejoraba me preparó algo negro, caliente y aceitoso y me sirvió una taza. Le di un sorbo y lo aparte a un lado ¡asqueroso! abrí el teléfono móvil para ver si tenía mensajes, especialmente uno de Alexa, pero me encontré con uno del mismo periodista idiota que llevaba intentando entrevistarme desde hacía dos semanas. ¿Cómo había conseguido aquel hombre mi número? Es privado, como el resto de mi vida.

Valoraba mucho mi intimidad. Evitaba a la prensa, si podía. Viajaba en avión privado. A mí ático de la Quinta Avenida sólo se podía acceder en ascensor privado. Mi casa en el mar, en los Hamptons, estaba vallada; la isla del Caribe que había comprado el año pasado estaba plagada de carteles de «No pasar», entre otras cosas.

Se podría decir que soy hombre misterioso, me había calificado en una publicación. No era exacto del todo. Había ocasiones en las que no podía evitar las cámaras, los micrófonos y las preguntas. Era Billonario , y eso despertaba interés. También era un hombre que había llegado a lo más alto de una profesión en la que el linaje y la procedencia significaban mucho y más por mi familia.

Las únicas preguntas que llegaba a considerar eran las que se referían a la cara pública de Black enterprises, cómo había llegado a convertirse en una empresa tan poderosa o como había alcanzado tanto éxito a la edad de veintinueve años.

Estaba cansado de que me preguntaran, así que finalmente había ofrecido una respuesta en una reciente entrevista.

–El éxito –había dicho con firmeza–, es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad.

–¿Eso es todo? –había preguntado el entrevistador.

–Eso es todo –había contestado.

Entonces me había quitado el minúsculo micrófono de la solapa del traje, me había puesto de pie, y había salido del estudio pasando por delante de las cámaras.

Lo que no había añadido había sido que para llegar a aquel punto, un hombre no podía permitir que nada, absolutamente nada, se interpusiera en su camino.

Fruncí el ceño, aparte la silla de cuero del enorme escritorio de madera y mire sin ver a través de la pared de cristal que daba al centro de Manhattan.

Volví a centrarme en el presente, y en cómo diablos iba hacer para dejar de pensar en Alexa. No hemos hablado desde la cena.

¿Qué me pasa? No dejo de pensar en ella ni un solo momento y ¡eso me está volviendo loco! Ya ni el trabajo me ayuda a olvidarla.

Sé que la voy a ver mañana por la cena en casa de mis padres y el viernes a su desfile.

Nunca me han interesado esas cosas de desfiles de moda, pero como sé que es de Alexa me encantaría ir a ver lo que hace. Y ese día vamos a ir como pareja. Esa sería la primera vez que me verían con una mujer como mi pareja.

Sonrío de lado.

Si me podría acostumbrar a que todo mundo sepa que Alexa es mi chica. Es más me gusta como suena eso. Mi chica. Niego con la cabeza. Me estoy volviendo loco y toda esa locura tiene un nombre, Alexa.





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