El comienzo

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Sally Jackson por primera vez sentía que las cosas se le iban de las manos. Tenía que hacerse cargo de un hijo problemático, sí. Pero esta vez era mucho más que eso. Desde que Percy decidió incendiar el laboratorio de química cuando su clase hacia experimentos, todo cambió. La expulsión fue de inmediata y no había justificación alguna, no esta vez. Destruyó todo lo que había dentro y le proporcionó quemaduras y un gran tajo bajo del ojo derecho hecho con una pinza de quien sabe qué a su enemigo de turno en ese entonces.

-Le recomiendo que busque un buen abogado esta vez –comenzaba otra vez a repetir las cosas. El director del Instituto no era más que un pobre canalla. Aunque no podías justificar las acciones hechas por Percy, tampoco no podías ignorar las provocaciones que había sufrido También. Era una cosa de acción y reacción, siempre (o casi siempre). –Lamento mucho esto por usted señora Jackson.... Necesito que firme aquí.

Sally Jackson firmó los papeles de la expulsión de su hijo sin un más mínimo de resistencia. Percy había metido la pata, y esta vez ella no podía salvarle.

....

-¡Levántate que llegaremos tarde! ¿Tengo que decir una y otra vez las cosas? – Colmada de la paciencia Sally Jackson abrió la puerta de la habitación de Percy entrando y con un solo tirón sacó las sabanas. –Vas a levantarte ahora o llegare tarde a la Universidad.

Aquí iba otra vez, las discusiones matutinas eran un tipo de ritual. Sally Jackson gritaba ya desesperada cada mañana para que Percy se saliera de la cama y ella pudiera irse. En cuanto a él, despertaba por fin y de muy mal humor dejando atrás los gritos de su madre como si de una competencia se tratara, el chico comenzaba a decir todo tipo de maldiciones.

-¿Por qué coño me gritas? ¿Te gustaría que te despertaran a gritos? ¡Que te jodan!

-Vas a levantarte que debemos ir a la universidad. –Con una voz mucho más calmada y pasiva esta vez. Al menos estaba despierto.

-Pero si me han corrido del instituto y no voy a entrar a la universidad nunca. –Volvió a taparse ignorando a su mamá.

Sally Jackson era profesora de griego antiguo. En la universidad daba clases y conferencias. Tenía que llegar a dar una clase temprano y si llegaba tarde temía acabar perdiendo el puesto. Aunque los profesores de griego antiguo eran escasos, así que su temor no podía ser de lo peor.

Cuando por fin Percy salió de la cama vistiéndose, se dirigió al auto de su madre metiéndose en el asiento de copiloto.

-¡Joder! ¡Qué vas a entrar a mi clase con esa apariencia de vagabundo! –se quejaba la madre de Percy al ver que su hijo no se había tomado la molestia de arreglarse un poco. –¿Cuándo planeas cortarte ese cabello? ¡Y rasúrate la barba! ¡ por todos los dioses!

-No comiences mamá, ¡no comiences! Te pareces a Gea cuando comienzas –miró por la ventana ignorando los reclamos y descontento de su madre.

Sally Jackson abrió los ojos como plato y su boca también tratando de decir algo, pero al final decidió solo guardar silencio y conducir lo más rápido posible sin provocar ningún accidente. Aunque en cierto modo le molestaba pensar en "accidentes de tránsito "no eran "accidentes" ¿por qué usar esa palabra para algo que podía ser evitado?

Gea. Si su mama en algún caso fuera Gea entonces su padre sería Urano y si su padre fuera Urano el estaría en el fondo y oscuro tártaro. Tal vez un lugar mejor. Urano al ver lo monstruoso y feo que era, se habría disgustado tanto y lo habría condenado al tártaro. Pero su madre no era Gea y su padre mucho menos Urano. Su padre era algo así como el tipo más guay que pudiera existir en la humanidad.

A contracorriente (Percabeth)Where stories live. Discover now