Capítulo Tres.

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Ese día tuve que dejarlos en el restaurante, no pude entrar, me dejaron fuera, y esperé en el autobus recordando la respuesta que le había dado.
Probablemente me arrepentiría, pero la falta de sexo te hace cometer estupideces. La última vez que me acosté con alguien, fue hace cinco años, con un chico de mi universidad en mi primer trimestre. Creía que mi zona se estaba convirtiendo en un sótano lleno de telarañas, y polvo.

Inhalé hondo, sintiendo todo el aire fresco llenando mis pulmones. Le había dicho que sí, desconocía mi razón.
Entonces recordé mi ultima vez con ellos, los besos de los siete chicos. Mi interior tembló.
¿Podría aguantarlo?

*-*-*

Por la mañana me llegó un paquete a casa, después de firmar, lo metí conmigo.
Era una caja color rojo, con un moño plateado, la abrí encontrándome con un pedazo de tela, la estiré, y me di cuenta que era un corsét negro, unas medias, y una mascada grande para ponerla en el corset y que se viera como un vestido. ¿Qué era esto?

Llevaba una nota.
"Te esperamos esta noche, ya sabes la dirección, 11:00 PM, por favor, sé puntual, con amor, BTS".
Me sonrojé inmediatamente, sintiendo el calor entre mis piernas, comencé a echarme aire. Maldita sea.
No fui a trabajar, en serio no tenía ganas.

Por la tarde me di una ducha, al salir, me sequé el cabello, y comencé a maquillarme. Ya había pasado muchísimo tiempo desde aquel día. Me delinee los ojos tipo gato, las cejas cafés, y los labios rojos. Me dejé el cabello amarrado en un chongo alto.
Después de tanto pensar, y darle vueltas al asunto, me di cuenta: yo no estaba preparada.
Me dejé caer en la cama, paralizándome, no podía ir al hotel, no debía, no sería justo para mí.
Respiré profundamente, y el timbre me hizo saltar de miedo. Ya eran las 12, yo no podía salir de mi apartamento.

No quise abrir, hasta que tocaron el timbre por segunda vez.
- ¿_______?-.escuché una voz familiar. - Jimin...-susurré, me acerqué a la puerta, y abrí encontrándome con sus ojos preocupados. Lo extrañaba.
- Te estuvimos esperando, nunca llegaste.
- No estoy preparada.
- Si lo estás, sólo que te da miedo lo que haga o diga Jungkook, ¿no es cierto?-.asentí.
- Sí.
- Él se vistió de blanco hoy.
- ¿Y...?
- Hoy planeaba ser bueno contigo.-respondió con nostalgia. ¿De qué se trataba?
- ¿Ah?
- Jungkook se viste concorde a su estado de ánimo, cuándo va de negro puede ser tu peor pesadilla, así que aprovecha.

Pero cuándo llegamos al hotel, Jungkook ya estaba cambiado, y me miraba con una expresión sombría en su rostro. Se rascó la cabeza, y pasó a un lado de nosotros sin decir nada.
- ¿A dónde vas, niño?
- Ya no soy un niño, déjame en paz.
- Cierra la boca, y entra.
- Ni loco.

Jungkook se alejó sin más, Jimin alzó los hombros, y abrió la puerta para mí. Dentro estaban los cinco chicos, cerca del televisor, comiendo pizza. Al verme, sonrieron y corrieron a abrazarme.
- Hola, preciosa...-dijo Jin depositando un beso en mi mejilla.
- Creímos que nunca llegarías.-habló Taehyung.
- ¿Quieres jugar videojuegos?-.preguntó Hoseok.-no planeamos hacer nada malo, _______, no somos esa clase de personas.
- Deberías quedarte.-dijo Namjoon.
- Deberías jugar videojuegos.-insistió Hoseok.
- Deberías salir conmigo.-murmuró Jimin mirándome a los ojos, vale, eso me tomó por sorpresa.
- ¿Yo?
- Si, preciosa, tú.

Juro que casi sentir mis piernas enflaquecer, y el calor subiendo por ellas. Pedí al cielo algo de aire, y al contrario, me envió otra ráfaga de fuego.
- ¿Entonces?-.sonrió burlón.
- Sí...-.debería quitar esa cara de borreguito lampareado de una vez.
- Mañana paso por ti en la tarde, ¿vale? Ehm...-pensó.-¿5:30?
- Vale, sí.-me sonrojé.
- ¡Y pasado mañana conmigo!-.gritó Taehyung. Jimin le miró de mala manera.

Sonreí, y le pedí a Namjoon su laptop, recordé que era tarde, y que a esta hora estaba Minah conectada. Entré a mi Skype, y le llamé.
En la pantalla se vió su asombrosa melena pelirroja, ya no era rubia.
- ¡Hola ______!-.gritó.-Creí que estabas enojada conmigo.
- Para nada, guapa, he tenido mucho trabajo en estos días, ¿y Sul?
- Aquí anda, jugando con sus muñecas.
- ¿Ah si?

Miré a Jin quién estaba viendo la televisión con un pedazo de pizza entre sus manos.
- ¡Hey Jin!-.le grité. Pude sentir la tensión de Minah del otro lado de la pantalla. La miré.
- ¿Jin?-.tartamudeó.
- Sí, los chicos están en Japón, me los encontré en el autobús al que di un tour.
- ¿De verdad?
- Sí...-miré hacia atrás.-¡Jin, hazme caso!

El castaño me miró con sus ojos color miel, y sonrió.
- ¿Qué pasa, preciosa?
- ¿Te puedes acercar? Quiero enseñarte a alguien.

Jin se acercó a la pantalla, y al ver a Minah casi le da un infarto.
- ¡Min!-.sonrió locamente.-¿Cómo estás?
- Bien, Jin ¿y tú?-.no estaba tan feliz como él.
- ¡Bien, bien! ¿Y...Sul Lee?
- Acá está.

Se escuchaba que la niña gritaba maldiciones, Minah rió.
- ¡Ya Sul!-.le gritó ella.-Mira, ¿te acuerdas de tu padre el famoso?
- Si mamá.
- Míralo.

Una pequeña cabeza con cabello dorado se asomó por la pantalla. Jin sonrió, Min Ah la subió en sus piernas.
- ¿Papi?-.dijo ella sacándole una lágrima a Jin. Era muy susceptible.
- Hola, Sul Lee...

*-*-*

En la noche, Jimin me llevó a casa. Dándome un beso en la mejilla.
- ¿Sabes qué sería gracioso?-.preguntó.
- ¿Qué?
- Que regresáramos a la escuela, ¿te imaginas?-.reí.
- Sí, igual de malos y rudos que hace seis años.
- A Taehyung definitivamente no le quedaría.
- No.-reimos más. Él me miró.
- Nos vemos mañana, princesa.
- Si.-lo abracé y él se alejó.

-.-.-.

Jungkook regresó a casa al cabo de tres horas. Entró a la habitación del hotel, y miró a sus amigos jugando con una consola de videojuegos.
- ¡Jungkook!-.gritó Jin abrazándolo, el pelinegro se alejó.
- Empalagoso.
- ¿Dónde estabas?
- No te importa.

Jungkook los contó, faltaba alguien en la habitación.
- ¿Y Jimin dónde está?-.preguntó.
- No te importa...-respondió Yoongi de la misma manera que había hecho el pelinegro. Él le miró mal.
- No seas estúpido, ¿dónde está?
- Fué a dejar a ________ a su casa, mañana van a tener una cita.
- ¿Una cita?-.el corazón del pelinegro se salió de su lugar. Creyó palidecer.
- Sí, Kook, te tardaste, y yo diría que demasiado.
- Cállate, no me importa.
- ¡Claro que te importa, idiota!

Yoongi se paró de su lugar, empujando a Jungkook, el cuál hizo lo mismo.
- ¿Qué vas a hacer?-.le preguntó el rubio con expresión sombría.
- ¿Qué piensas que puedo hacer?
- Puedes impedir esa cita, ¿lo sabes?
- Sólo quiero que Jimin sea feliz.
- Tú no deseas la felicidad de Jimin...-pausó mientras sonreía tétricamente.-No después de lo que pasó hace dos años, no después de haberte cambiado.
- Nadie me cambió.
- ¡MIENTES!-.gritó.-Bien sabes lo que ocurrió aquella noche, sabes lo que Jimin te hizo, ¿no crees que desearle la felicidad sería algo muy hipócrita?

Jungkook sonrió como Yoongi. Le agradaba esa parte mala de él, sacaba sus peores instintos. El rubio tenía razón, Jungkook no había cambiado por nada más que por Jimin. Hizo su vida un desastre dos años atrás, lo pisoteó, le escupió, lo alborotó y luego lo desechó, le quitó lo que más quería, y aún así le sonreía cuándo se miraban. Qué estúpido.

Jimin no se quedaría con su mujer, ¡no, señor!

ONE IN SEVEN BILLIONS [Jungkook] semi-hot. 2DA T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora