▪ Capítulo 8 ▪

212K 10K 2.5K
                                    

Christopher aparcó frente a una casa de color blanco, tenía un patio hermoso. Me bajé sin perder la vista de aquella casa.

— ¿vives aquí? — pregunté

— por ahora sí... — contestó bajándose de la motocicleta. Caminó por el sendero que llevaba hacia la puerta principal.

Lo seguí y no podía ocultar que me sentía un poco extraña. Del bolsillo trasero de sus jeans sacó unas llaves plateadas, escogió una específicamente y abrió la puerta. Me hizo señas para que entrara.

Mi Dios, si la casa por fuera era hermosa por dentro lo era aún más. La decoración era espléndida; los muebles combinaban con el color de las paredes perfectamente, se sentía tan acogedora, pero al mismo tiempo moderna y elegante.

— iré por los libros — dijo para luego desaparecer de mi vista.

Pensaba que Christopher era una clase de chico vagabundo que andaba por ahí o algo así, pero en realidad no lo era, ni si quiera un poco. Tomé asiento en el sofá.

Una voz masculina me hizo voltear.

— disculpe señorita, pero ¿Cómo entró a mi casa?

Me puse de pie nerviosa.

— Ah, yo entré aquí con Christopher... el me dejó pasar

El hombre que estaba frente a mí era alto y de hombros anchos, tenía el pelo color azabache y tenía un parecido a Christopher solo que sus facciones estaban más endurecidas y maduras. Christopher entró a la sala y se detuvo en seco al ver al hombre frente a mí.

— al parecer ya conociste a mi padre — dijo acercándose

¿Su padre?

— me llamo Evelyn Adams — me presenté con educación

El padre de Christopher extendió la mano hacia mi y terminé estrechándola.

— un placer señorita Adams. Soy el Doctor Gibson, padre de Christopher

— el placer es mío Doctor Gibson

¿su padre era doctor? Ahora era más claro a que se refería el profesor de anatomía.

— puedes llamarme Alexander — sonrió suavemente

— el placer es mío, Alexander — corregí sonriendo.

— ya tengo lo que necesitábamos, así que ya podemos largarnos — interrumpió Christopher. Me tomó de los hombros para llevarme hacia a la puerta de caoba

— ¿por qué no se quedan para comer? Jocelyn preparará estofado hoy — habló su padre a nuestras espaldas

— No. Tenemos que estudiar, una disculpa a Jocelyn y a su estofado — comentó con la mandíbula tensa. Ambos salimos de la casa con el golpe de la puerta detrás.

Estaba claro que algo no andaba bien.

— ¿está todo bien? - le pregunté mientras íbamos caminando por el sendero para llegar a la motocicleta. Fijó sus ojos en mi por un momento y sonrió con ironía.

— no es nada importante o por lo menos que te interese, deja a un lado esa cara de compasión

Sólo trataba de ser amable, pero por lo que veía él no necesitaba mi amabilidad.

— ahora hay que buscar un lugar para estudiar — dijo serio esta vez

Se subió a la motocicleta y me miró como seña para que subiera. Una vez arriba se puso en marcha. Nuevamente por la velocidad y el miedo de caer y rodar por el pavimento me abracé de él.

Simplemente Mi Chico MaloWhere stories live. Discover now