Mentiras Verdaderas

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El sonido de los tacones de sus botas contra el suelo contrastaba con el rápido movimiento de su corazón. Correr era lo único que podía hacer. ¿A dónde? No lo sabía, pero algo tenía que hacer para encontrar a Marco. Debía hacerlo rápido, su vida estaba en peligro.

Esquivaba persona tras persona de esa inmensa masa de gente vestida de rojo con cervezas en la mano y con la derrota plasmada en sus rostros, dirigiéndose hacia la salida mientras que ella se encaminaba a los pasillos del área de vestidores. ¿Por qué hacen estos estadios tan grandes?

En ese momento quiso tener superpoderes para poder llegar con facilidad hasta el lugar que ella deseaba. Entre los brazos de Marco Reus.

Después de largos minutos de desesperación y de varios tropiezos con personas logró llegar a su objetivo.

Los pasillos se encontraban vacíos así que no dudó en desenfundar su arma que escondía con discreción detrás de su chaqueta.

Recorrió sigilosamente los pasillos del Allianz con la esperanza de que Marco le estuviera jugando una broma. Pero una muy pesada. Una de la que ella no se reiría y que le haría perder por completo el sentido del humor. Marco Reus te voy a encontrar.

Puerta tras puerta iba abriendo y no encontraba rastro de aquella cabellera rubia. Pero escuchó un ruido en una de las puertas que aún no revisaba. Tenía que estar ahí.

Sigilosamente y sin mucho ruido empezó a acercarse a aquella puerta en la que cada vez se oían más fuertes las pisadas. Escuchaba diferentes tipos de zapatos, pero debía despejar sus dudas de que él estaba ahí.

Quiso detenerse para pedir refuerzos, pero la ansiedad la carcomía por dentro. Quería encontrar a Marco, aunque estuviera sola y corriera grave peligro. Presionó su botón de ayuda, sabía que aproximadamente en unos minutos ellos llegarían.

Abre la puerta que se encontraba sin seguro, y encontró aquella cabellera rubia sentada en la mitad de la habitación, encima de una camilla de rehabilitación física.

- Marco – esbozó una sonrisa mientras se acercaba al hombre que la veía sin ninguna expresión.

- ¿Te das cuenta Marco? Ahora dime quien miente – esa voz... Nía aparece luego de estar oculta tras una pared que le interponía el contacto visual entre ambas.

Ella no supo qué responder. ¿Le había contado toda la verdad a Marco?

Pero la verdad aparecía ante el mismo Marco: Sostenía entre su mano un arma de un calibre desconocido para él, pero no dudó que podía causarle la muerte si se lo proponía. Vestida de negro y con un intercomunicador pendiendo de su cinturón. Eran verdad las mentiras de Nía.

- Marco, yo...

- No digas nada Julianne, o ¿Valentina? La verdad es que ya no sé ni cómo llamarte – la interrumpió Marco. En su voz se notaba la decepción que invadía su ser, aún no podía comprender cómo le había mentido mirándolo a los ojos.

- ¿Qué le dijiste? – esta vez se Aller dirigió a Nía - ¿Qué diablos le dijiste?

Tara sonreía con malicia. Ella sabía que había ganado este juego. La verdad, en ese momento, no le importaba si tenía que liquidar a Marco. La victoria para ella había llegado. Valentina se quedó sin defensa alguna, le estaba pasando lo mismo que a ella hace algunos años atrás: Su identidad revelada y rodeada por su enemigo.

- La verdad, Valentina. ¿O me vas a decir que no estaba entre tus planes matarlo? – Marco tragó grueso. Ella pudo hacerlo en cualquier momento, era un milagro que él estuviera vivo.

- A diferencia de ti yo no soy una asesina. Marco, debes de creerme, jamás planeé matarte.

- ¡¿Entonces que planeaste Valentina?! – Gritó Marco – Dímelo, por favor – pidió susurrando, casi rogando por una explicación. - ¿Qué te hice para que quieras matarme?

- Marco debes de creerme, no iba a matarte...

- ¿Cómo creerle a una mentirosa? – y esa fue la gota que derramó el vaso. El dolor con el que Reus lo pronunció caló hondo en Aller.

Valentina supo que su misión había fracasado, pero más que eso, había perdido a la única persona que había querido en serio, por la que se había preocupado. Pensó en todo lo que estaba dispuesta a dejar por Marco, incluido abandonar su misión hasta incluso mudarse a Dortmund sólo por él.

- Lo lamento tanto Marco – dijo ella entre lágrimas, mientras Tara apuntaba con su arma hacía la cabeza agachada de Marco por el rencor y el dolor de la mentira.

Y en la sala sólo se escuchó el sonido del seguro de su arma... 

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Hallo!!

Nuevo capitulo ya solo faltan dos más y la novela se acaba :( Me apena muchísimo porque la idea de esta novela me vino como del cielo (Bueno desde la ducha) y ahora, luego de casi 30 capítulos ya se acaba. 

¿Les gustó el cap? 

Hoy ganó el Dortmund, y Auba hizo lo que mejor sabe hacer: meter goles. 

Por un mundo en el que Miki pueda juegar en cualquier parte del mundo, me despido.

Saludos a todos!

Marie


Viviendo una mentira (Marco Reus)Where stories live. Discover now