Aliados

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Los tacones de sus botas impactaban contra el reluciente piso de los pasillos del Allianz Arena. Se encontraba sola, aún los jugadores seguían en calentamiento y el pase especial que había conseguido gracias a Marco la habilitaba para que al menos pueda vigilarlo mientras no esté en cancha.

El agente Muller se encontraba en su posición junto con 20 agentes infiltrados en cada una de las locaciones del Allianz Arena. Eran demasiado pocos para todo el espacio que debían cubrir, pero su jefe, el señor Overlock, no dispuso más personal para una misión "que no le compete a lo planeado inicialmente".

Y tenía razón, su misión era destruirlo a Marco, tanto que no quisiera jugar más al fútbol, pero la que se terminó enamorando fue ella y no había poder del mundo que no hiciera que protegiera a Marco ante tan inminente peligro. Con la excusa de que "necesitaba vivo a Reus para destruirlo" fue suficiente para que al menos obtuviera el permiso para movilizar a los agentes que iban a colaborar con ella hoy.

Ella se paseaba de un lado al otro, quizás sea la única alemana que no esperaba ansiosa el desarrollo del partido. Sabía que a más de la vida de Marco, su vida también corría peligro, pero eso era lo de menos. Ella iba a estar bien.

Tic, toc... el reloj de pulsera que llevaba seguía advirtiéndole que cada vez faltaba menos.

Un brazo rodeó su cintura, mientras que la mano contraria se estampó contra su boca. Sus conocimientos en defensa personal de poco le sirvieron para este momento, quizás los nervios la tengan tan debilitada física y mentalmente que lo único que hizo fue mover sus piernas.

- Shh, tranquila soy yo – Le dijo una voz conocida pero la cual no pudo identificar por completo. Dejó de patalear y se dejó llevar por el hombre. Si quisiera matarme ya lo hubiera hecho.

La dirigió hasta una habitación oscura y con olor a detergente. A los segundos de soltarla él prendió la luz y ella se impresionó al encontrar a la última persona con la que espero hablar.

- ¿Gotze? – tuvo que preguntar si era él de nuevo para saber si no estaba alucinando por efecto de la ansiedad que últimamente estaba sufriendo.

- Si, disculpa no nos hemos presentado antes, pero creo que ya nos conocemos

- Julianne Caligner – Valentina estrechó su mano. De seguro que Marco le ha de haber hablado de ella y por eso la conoce.

El hombre emitió una sonora carcajada que desconcertó a la castaña. Ella bajó de nuevo su mano mientras se sonrojaba. ¿Por qué me estaba sonrojando?

- Vamos Valentina, ese jueguito déjaselo a Marco y sus amigos. Yo sé quién eres, es más, yo te recomendé.

Aller no supo de dónde Mario pudo conocerla de antes, mientras que su mente ataba cabos con aquel misterioso accionista del Bayern con unos cuántos años de edad encima y con una mirada muy parecida al jugador que tenía en frente de ella.

- Así que fuiste tú quien fue a la oficina con el señor Overlock ¿no?

- No querida, no fui yo. Pero quizás mi tío pudo haber ayudado – dijo mientras jugaba con la cinta que usaba alrededor de sus muñecas. Valentina no pudo evitar pensar en Marco y sus cintas amarillas que usaba en cada partido.

- Según tengo entendido eres el mejor amigo de Marco ¿Por qué le haces esto? ¿Todo esto fue tu idea? ¿Por qué quieres matarlo? – Valentina no dejaba de hacerle preguntas a Mario y él se aturdió tanto que tuvo que tapar su boca de la misma forma en la que lo hizo antes.

- Una pregunta a la vez, Valentina. No sabía que eras tan ansiosa... - dijo con una sonrisa de lado que hacía que sus cachetes se inflaran más y resaltaran unos pequeños hoyuelos. La sonrisa de Marco es más bonita... - Primero, los motivos por los que te mandé esa misión tan especial no son de tu incumbencia. Segundo, yo no quiero matarlo, a pesar de todo Marco es mi amigo y es por eso que te traje hasta aquí, ¿Quién quiere matarlo?

- Pensé que tú me lo dirías, ya que sabes tanto de esta misión... -dijo con sarcasmo aunque de verdad pensaba que Mario podría saber más de lo que decía.

- Pues la verdad es que no, no lo sé, pero sé que hoy pasará algo con respecto a Marco y quería saber que tenías en mente para evitarlo.

Valentina descartó de inmediato la pregunta de cómo el sabría eso ya que la agencia mantiene una estrecha comunicación con sus clientes referente a cada movimiento se haría y hoy era algo grande.

- Lo quieren matar Mario, si el Borussia Dortmund gana hoy lo más probable es que suceda.

Una sonrisa burlona se apareció por el rostro de Gotze.

- ¿Y tú crees que ellos ganaran hoy? – dijo tratando de contener más su risa.

- Si, lo creo. Y si me recomendaste para esta misión tan especial es porque tú crees lo mismo ¿Verdad?

La sonrisa de Mario se esfumó inmediatamente y ahora era Valentina la que empezaba a reír.

En un movimiento rápido Mario abrió el cierre de la chaqueta de cuero que cubría a Valentina.

- Borussia Dortmund, no sé por qué no me extraña – sonrió al ver el jersey que ella lucía debajo de su chaqueta – como sea, solo quiero decirte que estoy dentro.

-¿Qué quieres decir? – ella seguía confundida. Mejor dicho, Mario la confundió desde el momento en que la encerró en ese pequeño cuarto que parecía la bodega del conserje.

- Que cuidaré a Marco allá afuera ¿Contenta? ¿Es lo que querías escuchar? – dijo rodando sus ojos

- No, pero gracias Gotze –dijo ella con una sonrisa. Mario le parecía divertido hasta en momentos como éste.

Ahora son dos contra el mundo, al menos mientras duren los 90 minutos.

-.-.-.-.

Agradezcamos a los dioses del Fútbol por permitir que Marco regresara al equipo sin ninguna lesión luego de las fechas FIFA.

Suerte mañana a sus países con las eliminatorias.

Aún no se me pasa la alegría de que mi país le ganara por primera vez en su historia a Argentina en Buenos Aires, es algo que le contaré con orgullo a mis nietos.

Saludos :)

Marie


Viviendo una mentira (Marco Reus)Where stories live. Discover now