Capítulo 36

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Se movió lentamente, abrazando su brazo derecho el cual no ha recuperado el movimiento. Su rostro pálido cambiaba de gestos debido al dolor. Se apoyó de la muleta que le ofrecen.

--: es peligroso estar aquí, los policías han venido

Aun así, él no le temía a eso, debía entrar aunque le costara la vida.

El lobo solo vio a ese hombre, quien lo ayudó a escapar del hospital, estaba harto de estar ahí acostado y cuando descubrió que podía mover los dedos de las manos y los pies, ofreció dinero a un enfermero para que le llevara el teléfono, y así comunicarse con el único aliado que sabe que está libre.

Yammal: correré el riesgo, necesito entrar

Espeta. Así que sin ayuda, entró. En su pensamiento hay una sola persona: Laura. Aun después de todo, la ama. Por ella, es que se puede mover, luego de su visita. Luego de revelarle que el hijo de ambos ha dejado de existir, y pensar que el mismo quería sacárselo.

Abrió la puerta del departamento, aquel donde tantos años pasó con Laura.

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--: de hoy en adelante, esta será tu ropa... cada semana se lava y se reemplaza por otra, solo tendrás dos uniformes, así que cuídalos porque si se dañan tendrás que vestirlos igualmente

Espeta la carcelera que la recibió para darle instrucciones. Laura asintió, su rostro demacrado expresa claramente lo que siente.

--: no esperes que tengan lastima por ti, aquí cada uno se preocupa por sí mismo

Le advierte, Laura vuelve a asentir y la mujer se empieza a desesperar. La ve de pies a cabeza.

--: acompáñame, te mostrare tu celda

Expresa secamente. Laura la siguió con la mirada baja, no molestándose en fijarse en su alrededor. Como ida escuchó a la carcelera abrir una reja.

--: las regaderas se abren a las 7, el desayuno se sirve a las 7:30... la comida a las 2 y la cena a las 7, si no eres puntual, te quedas sin ninguna de esas cosas

Le advierte, ella asintió, la mujer cansada cierra la reja con fuerza y la deja sola.

La modelo de fama internacional se sienta y no mueve los ojos para nada, consiente que merece ese final, pero doliéndole en lo más profundo que André también esté sufriendo. Se dedicó a entrenar su mente... para dejarla en blanco para siempre.

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Afuera... André llega a su casa, en compañía de su papa. En todo el camino no dijo una palabra, como si su voz haya quedado en esa prisión.
Al entrar a su casa, notó a su mamá mortificada y lanzándose a sus brazos.

Sara: - llorando – hijo perdóname, yo no quería hacerlo

Al escucharla el frunce el ceño, ¿Qué?

Sara: - separándose – tenía miedo por ti, tu sabes que haría lo que sea por tenerte a salvo, tenía que ir con ese hombre, él era el único que podía hacer algo y...

André: - confundido – mamá, ¿de qué hombre hablas? No te entiendo

Entonces ella volteó con su marido, quien negó con la cabeza indicándole que él no le dijo nada. Ella se separó más y se quedó callada.

Ana: - interfiriendo – dile madre, o le diré yo

Amenaza entrando a la sala, André no se molestó en ir con ella, está demasiado intrigado como para hacerlo.

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