Capítulo 10

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"Hagamos el amor cuando tus ojos me rapten aunque no lo quiera yo.


Bésame a traición, acaríciame cuando tu boca se enfurezca en mi piel, deséame y enrédame en la sensualidad que has guardado para mí, porque sólo yo lo puedo entrever.


Hoy al evocar tu boca, he mirado al cielo y he visto el sol oculto tras una nube que se dejaba seducir por su calor. Sus colores formaban ilusiones en mi imaginación, y he recordado cuando sólo hace unos años un lago nos abrazaba y entre caricias te dije...dame un beso.


Tu boca en unos segundos me habló del amor y del deseo, y ahora me acompañas cuando el amanecer me recuerda que soy mujer. Tus ojos me despiertan cuando te recuerdo. Tus manos despiertan mi piel. Tus labios son fruta jugosa, y tu mirada...ella me pierde aunque no te diga nada.


Hagamos el amor.


Quiero llenarte de mí, recibirte y engalanarte en el silencio que envuelven las caricias que tú y yo no hemos sabido regalar. Te estaba esperando, y me esperabas tú, desde siempre, por eso haremos el amor con caricias, con besos, con susurros anhelantes de pasión y seremos dos amantes que chillan cuando la soledad nos envuelve sin preguntar."



André la besó dulcemente y paseó los labios por su mejilla, su barbilla y su cuello. Sintió que ella se arqueaba como un gato satisfecho y continuó bajando hasta que su boca alcanzó el comienzo de su cuello, donde se detuvo, dudando unos instantes por si ella se arrepentía. Pero todo lo que hizo fue suspirar, con los ojos aún cerrados.


André: Laura -la llamo en un susurro-


Laura: -con los ojos aun cerrados- ¿mmm?


André: ¿estás segura? Creo que cuando comience no podré detenerme


Laura: -besándolo- ssshhh, no digas nada... solo descubrámonos, reencontrémonos, no quiero pensar en nada, solo quiero disfrutar este momento contigo sin pensar en nada más que nosotros


Con un gesto sensual se dio la media vuelta quedando acostada boca abajo, giró su cabeza coqueta esperando que André hiciera el resto. Él solo respiró hondo, todo en Laura era perfecto, tal y como lo recordaba.


Estiró su mano temblorosa hasta llegar al cierre de aquel hermoso vestido, pero que sin duda opacaba la belleza corporal de Laura, era un pecado estar vestida con ese cuerpo, pensó André una vez abajo abrió con cuidado el vestido dejando desnuda la espalda de Laura.


Pasó la yema de sus dedos por toda la columna vertebral mientras Laura cerraba los ojos y suspiraba ante aquel tímido contacto. Buscó en su piel la tormenta y los rayos, el huracán de su cuerpo desbocado. Bajó su boca y comenzó a subir a través de la espalda con besos sensuales hasta llegar a la nuca de la muchacha en donde él solo aspiró su exquisito aroma. Pensó que estaba soñando cuando la boca de André se posó sobre el lóbulo de su oreja acariciándola con una ternura exquisita.


No quería despertar de aquel sublime sueño lleno de deseos y anhelos, no quería despertar de aquella sensación de labios, lengua y suspiros recorriendo su cuerpo. Laura se deleitaba con la sensación de los dedos de André, que la acariciaban en lugares que le provocaban sensaciones increíbles que inundaban todo su cuerpo, oleadas de calor y deseo en partes de su ser que ella no recordaba que existían antes de que él las tocara.


Entonces, de repente, abrió los ojos y volvió en sí, dándose cuenta de que aquello no era un sueño, sino algo muy real. Perdió la noción del tiempo y del espacio y de pronto se encontró desnuda frente a él .Cómo había pasado, no tenía ni idea, sólo que André estaba sobre ella, aún con el esmoquin, la corbata de lazo suelta sobre la camisa medio desabrochada, su expresión completamente diferente a la del hombre al que se había acostumbrado durante las últimas semanas.

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