Primer discurso en Osadía

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Cruzada de brazos, viendo hacia el suelo y sentada en el borde de una mesa, muerdo el interior de mi mejilla. Frente a mí, están Tori y Cuatro. Ambos, sentados al frente de otra mesa de forma ovalada. Estamos en la oficina que era de Eric, donde él me presentó por primera vez a Jeanine. Ahora, yo soy la dueña de esta oficina. Hemos decidido juntarnos aquí, por la misma razón que tenía Eric: está alejada de toda la multitud.

- Bien. – dice Tori. – Maud, tú presenciaste la simulación. Dinos, ¿qué pasó?

- Te digo que no sé cómo empezó. – le insisto, en tono cansino. Es segunda vez que me lo pregunta. – Yo estaba en la habitación de iniciados, con Will y llegó una chica a decirnos que debíamos ver algo. – narro. No puedo saltarme detalles; les doy incluso las palabras exactas que dijo Marlene, pues he estado repasándolas en mi mente una y otra vez, desde que ella las dijo. No pude volver a dormir. – Luego, solo dio un paso hacia atrás, y...

- Comprendo.

- Nadie se entregará. – contesta Cuatro, con seriedad. – Nadie, ¿comprendes, Maud?

- Sí. – le digo, harta.

- Te conozco, aunque no lo creas. Y, sé de lo que eres capaz. Nadie se entregará. - repite.

- ¿Y para mientras, qué? – pregunto. – ¿Dejamos que mueran más chicos? Porque no esperes que se maten los grandes. Es obvio que Jeanine sabe que nos afectan más los chicos.

- Podremos seguridad. – responde él.

- ¿Vallas o algo así? – pregunta Tori.

- No. Rondas. Enumeremos lugares en los que ellos podrían lanzarse.

- El Abismo. – digo, recordando a Al.

- Los niveles del Pozo. – añade Tori.

- El edificio de cristal. – dice Cuatro.

- La azotea del Pozo. – agrego.

- Y la malla. Bien, debemos poner al menos dos de nosotros todos los días y todas las noches en esos lugares.

- Serían alrededor de 14 personas.

- 14 personas de día, y 14 personas en las noches. – recomienda Tori. – No podemos dejar a las mismas personas todo el día y toda la noche.

- Que cada uno haga 12 horas. – dice Cuatro.

- ¿No es mucho? Tal vez, aguantan 8 a 10 horas. – le digo.

- Me gusta más 10. – afirma Tori. – Y, todos sobre los 20 años.

- ¿Cómo van a hacer para comer? – pregunta él.

- Puede haber una comisión que se encargue de llevarles el tiempo de comida que les corresponda, ¿les parece? – digo.

- Claro. – responden los dos.

- Creo que ahora es cuando más unidos debemos estar. Quizás ustedes dos me tomen por ingenua y cordial al decir esto... pero, somos una facción, no idiotas compitiendo por ser mejor que el otro. Y, creo que una facción es eso, la unidad. Y, si estamos todos ayudándonos, creo que será más fácil llevar esto.

- Estoy de acuerdo. – dice Tori. – ¿Cuatro?

- También. – dice, aflojando su ceño.

- Bien, hay que dar informe de esto a los demás. Maud, creo que eres la indicada.

- ¿Qué? – pregunto. – ¿Estás segura? Es decir, Uriah, Lynn y todos ellos querrán tirarme del Abismo por no poder salvar a Mar.

Una historia InsurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora