Pensando como Jeanine

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- ¿Información? – repito.

- La información sobre la reunión de Kang con Jeanine.

- Oh. – afirmo, casi desubicada por todo lo que tengo en mi cabeza.

- Me han comentado ciertas cosas tuyas, Maud. – me dice Zeke, con una sonrisa de complicidad.

- Cualquier cosa que te hayan dicho, es cierta. – sonrío.

- ¿Tu relación con Eric, luego que intentaste matarlo anoche y que le pegaste a Jack Kang?

- Todo cierto. – respondo, cruzándome de brazos. – ¿Y?

- Bueno, no sé... creo que, si tienes libre el sábado por la noche, te invito a la tirolina. – dice, con un guiño en su ojo. Todos comienzan a hacer un escándalo comprometedor. Río.

- Claro. – le respondo. – Podríamos posponer los planes de Jeanine, habrá unos cuantos eruditos y osados traidores decepcionados, pero si aún estoy viva, tal vez acepte tu propuesta.

- ¿Es cierto que Eric venía por divergentes? – me pregunta, luego de las risas de todos.

- Sí. – digo, no muy contenta. – somos las ratas de laboratorio perfectas para sus pruebas.

- Estúpida Jeanine. – resopla. – Se le acabará su protagonismo dentro de poco.

De pronto, Ariana se pone de pie y va hacia la puerta de emergencia, de la cual emerge Cuatro. Él viene irritado, lo puedo ver en su sien. Llegan a sentarse a mi lado izquierdo.

- Kang va a reunirse con un representante de Jeanine Matthews, a las siete de la mañana. – dice, tenso.

- ¿Representante? – pregunta Zeke, con cara de asco. – ¿No viene ella misma?

- Sí, ¿y estar a la intemperie donde una multitud de personas enojadas con armas, le pueden apuntar? – ríe Uriah. – Me gustaría que lo intentara.

- ¿Está Kang, el Brillante tomando un escolta osado, por lo menos? – pregunta Lynn.

- Sí. – responde Tobias. – Algunos de los antiguos miembros se ofrecieron voluntarios.

- Así que supongo que la verdadera pregunta es: – dice Zeke, cruzando sus manos sobre la mesa. – si fueras erudición, ¿qué dirías en esa reunión?

Todos voltean a verme, como si esperaran una respuesta de mí.

- ¿Qué? – pregunto, con mis ojos muy abiertos.

- Tú eres divergente.

- Así como Tobias, como Ariana y Uriah.

- Sí, pero... ellos no tienen aptitud para Erudición.

- ¿Y, cómo sabes que yo la tengo?

- Parece probable. – dice, encogiéndose de hombros.

- Basura. – contesto. – Todos ustedes tenían un cerebro funcional, la última vez que me fijé. Pueden pensar como eruditos, también.

- Pero no tenemos cerebros divergentes especiales. – dice Marlene. – Vamos, haz tu magia.

- No hay magia en todo esto, Mar. – dice Lynn, quien se encuentra al lado de la otra chica.

- Y si la hay, no deberíamos consultarla. – dice Shauna. La hermana mayor de Lynn, según dijo Ariana ha estado haciendo una serie de comentarios hostiles en cuanto a los divergentes.

- Shauna... – comienza Zeke.

- ¡Shauna, nada! – responde ella, alzando la voz. – Yo sé que pertenezco a Osadía, porque todo lo que hice en la Prueba de Aptitud me lo dijo. Soy leal a mi facción por esa razón, porque no hay otro lugar de donde yo podría ser, ¿no crees que alguien con aptitud para múltiples facciones podría tener un problema de lealtad? Si ella tiene aptitud para Erudición y fue novia de Eric, ¿cómo podemos estar seguros de que no está trabajando para Erudición?

- Ser divergente, no significa que vas a traicionar a la Facción que elegiste. - le digo.

- ¡Mira, quién habla de traición! Cuando lideraste el ataque que planeó Erudición.

- No seas ridícula. – dice Ariana, con un gesto de desagrado. 

- ¡No estoy siendo ridícula! ¿Y, qué me dices de ti, eh? ¿O, Cuatro? No. – dice, negando con su cabeza. – No tengo idea de quién de ustedes sea leal. Y yo no voy a pretender que todo está bien.

Se levanta y se aleja. Zeke la alcanza y ella le arrebata el brazo, marchándose hacia la puerta de ingreso a la sala y cierra ésta, tras ella. Zeke se regresa frustrado.

- ¿Qué le pasa? – pregunta Ariana. – Si Maud hiciera eso, sería un suicidio.

- Déjala. – contesto, respirando profundo y tratando de que no me invada el enojo. Además, si ellos supieran que estoy en "buenos términos" con Eric, me matarían. – No es magia. – les afirmo a los demás. – Solo deben preguntarse, ¿cuál es la respuesta más lógica en una situación particular? – todos me ven confundidos. Volteo a mi derecha. – Will, ayúdame.

- Bueno... – comienza él. – Creo que... no sería conveniente que actúe violentamente.

- Exacto. – afirmo. – Si veo que Jack está custodiado por osados, no me conviene actuar con matanzas, porque voy camino a mi muerte.

- ¿Qué tal si ese "representante", viene con traidores? – me pregunta Lynn.

- ¿Y dos de ellos acabarán con Facción y media? – digo, sarcásticamente.

- Entonces, podríamos tomar ventaja. – suelta Zeke. – Es decir, si todo lo que te toma son tres disparos... ¡bam! Tres muertos de Erudición, ¿qué mejor que eso?

- Quien sea a quien envíen a hablar con Jack, no va a ser un chico erudito cualquiera, será alguien importante. – sigo. – Sería un movimiento estúpido disparar contra Jack, y un riesgo perder a quien sea que envíen como representante.

- ¿Ves? – me dice Zeke. – Por eso te necesitábamos, para que analices la situación. – sonríe.

- Claro. – le veo con desprecio.

Pensar como Jeanine no debe ser tan complicado. Después de todo, Will dijo que era como una computadora andando. Solución a cada problema. Jeanine no necesita negociar la paz con Jack, puesto que no le importa y, aparte de todo, Verdad no puede ofrecerle nada a cambio y es como tomará las riendas de este sucio juego.

Levanto mi vista y todos están a la espera. Will, Ariana y Cuatro parecen analizar la situación y quizás la tengan, pero no se animan a expresarla. Suspiro.

- Verdad no tiene nada para ofrecerle a Jeanine. – comienzo, y todos dirigen su mirada hacia mí. – Para "negociar" debe haber algo de por medio, un beneficio mutuo. Y como ella no recibe nada de esta facción, manipulará a Jack. – exhalo. – Sabemos muy bien que Jack no es nada compasivo, y si la paz le cuesta entregar a todos los osados, él lo hará. Eso, o entregará a los divergentes tanto de Verdad como de Osadía. Así que, debemos estar ahí, cuando se reúnan.

Todos intercambian miradas, y es como si hubiera dado en el blanco. Hay sonrisas de complicidad y cierta crueldad en sus miradas. Will me toma la mano y sonríe de manera dulce y segura. Es su manera de darme apoyo.


Una historia InsurgenteWhere stories live. Discover now