3.-Cheongug.

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¿Camisas? Listo.

¿Pantalones? Listo.

¿Calcetines? Listo.

¿Diario? Escondido.

¿Comida? Uhm, puedo mejorar eso. Sí, necesito llevar más comida si quiero vigilarlo bien.

-¿Qué se supone que estás haciendo?-Daehyun hace su entrada a mi habitación tal como una madre gruñona lo haría. Tiene rollos en el cabello y el masajeador de piel en la mano. Y ella tiene... esa mirada con la que demuestra el deseo que tiene por matarme siempre. Quizá no lo hace porque yo soy quien paga el alquiler.

Lo cierto es que la irregularidad que ella siente yo también la siento y el simple hecho de ver su cara me hace enojar. No sé, Daehyun tiene ese algo en su cara que es lo suficientemente inquietante. El tipo de algo que molesta con el tiempo. Saben, Daehyun es ese tipo de persona que cuando está cerca quieres lejos y cuando está lejos quieres cerca. Así que la observo con un gesto obstinado unos segundos.

-¡Esto no tiene nada que ver contigo!-suelto.

-¡Tienes que aprender a tomar mejores decisiones en tu vida!

-¡Ya sé!-grito por impulso, arrepintiéndome casi en el mismo segundo. Me da su mirada de satisfacción y altivez mientras titubeo por un escape-¡Igual sigues sin tener algo que ver!

Arrastro mi equipaje de rueditas hasta la puerta con intenciones de salir, pero no, Daehyun tiene que hacerlo todo más complicado de lo que ya es. Ella tiene que tomarme del brazo e impedirme la salida colocándose al frente. En momentos como este es que odio los quince centímetros de altura que nos diferencian. Además, tiene la fuerza de un hombre.

-Por favor no hagas esto, en serio. No vayas-suplica como si se tratara del servicio militar o algo de vida o muerte. No lo es, tan sólo tengo esta oportunidad de hacer algo para mí misma. No voy a declinar.

-Daehyun, no eres mi mamá-digo, soltando un suspiro después-Hazte un lado.

Sin embargo parece que estoy hablando con una persona sorda porque se mantiene aferrada a mi brazo mirándome con terquedad. Aprieta los labios como si se estuviese aguantando de decir algo.

-Vas a fracasar-cierra muy fuerte los ojos y suspira como si se hubiera quitado una gran carga de encima, la miro enojada. No, más bien desesperada. No es la primera vez que alguien tiene la firme creencia de que soy una torpe y que todo me sale mal. Disculpen pero, todo el mundo tiene accidentes.

Opino que no debo ser la única que ha olvidado cambiar su pijama para ir a trabajar. El mundo es grande.

Inhala, Min Ah. Cuenta hasta tres. Piensa en cosas felices. Exhala.

-Okey... déjame aclarar mi mente, ¿bien?-ella asiente al menos dándome un espacio para captarlo todo bien, aparto su fuerte mano de mi débil bracito. Me va a romper. Repito mi proceso mental de relajación para mantenerme en paz-Tú, me conseguiste un boleto más barato y el auto prestado de tu primo para que fuera fácil...-asiente-Pero ahora tú... ¿no quieres que yo me vaya?

-Es así-contesta.

-Ah claro, eso está muy bien-suelto la maleta con una sonrisa-Gracias por todo y por nada, Daehyun. ¡Gracias por darme alas y luego cortarlas! ¡En serio a veces eres algo, niña! ¡Algo!

-¡Min Ah, sólo estoy tratando de ayudarte!-se queja.

Oh.

Ella no lo dijo. Ella no dijo que es para ayudarme. Ella no dijo eso.

-¡Ah! ¿Cómo es en tu cabeza el concepto de ayudar? ¡No eres psicólogo!-replico-Voy a ir. Voy a ir yo por mi cuenta si tú no quieres cooperar. Nunca eres bonita conmigo. ¡Se supone que somos amigas!

Sasaeng [사생]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora