Pasado quién sabe cuánto tiempo entran unas personas en fila de a dos; dos veraces con armas, una osada y por último el jefe de mis padres: Jack Kang.

Es atractivo a sus casi 40 años; cabello negro, corto y sus cálidos y rasgados ojos, como los de Tori. Me pongo de pie, para que la osada no me pise.

- Me cuentan – comienza con una voz grave y melodiosa. – que están desconcertados por el motivo de su detención. En mi opinión, eso quiere decir que se les acusa falsamente o que son buenos fingiendo.

- ¿De qué se nos acusa? – pregunto.

- Él, está acusado de crímenes contra la humanidad. – dice, señalando a Cuatro. Tú de complicidad con Erudición, aunado de la traición a tu facción. Y ella, de ser cómplice – señala a Ariana. 

- ¿Crímenes contra la humanidad? – pregunta Tobias, enfadado, mira con asco a Jack. – ¿Qué...?

- Hemos visto grabaciones del ataque. – lo interrumpe el líder. – Tú dirigías la simulación.

- ¿Cómo es que pudieron ver grabaciones de la simulación? – responde Tobias. – Nos llevamos los datos y...

- Se llevaron una copia de los datos. Todas las grabaciones del complejo osado, realizadas durante el ataque, también se enviaron a otros ordenadores de la ciudad. Solo vimos que tú dirigías la simulación, y a ella – dice, señalando a Ariana. – casi muriendo por tus golpes. Luego tú – dice hacia mí. – atacaste a Jeanine Matthews, líder de...

- Erudición, sí, sí. – le interrumpo. Él me ve severo, sin embargo, no me importa. – Pero, nosotros no estábamos a favor de esa simulación. Detuvimos eso, para que no muriera más gente inocente y que nuestros compañeros no perdieran su dignidad matando, en contra de su voluntad. Yo quería obligar a Jeanine para que apagara el sistema.

- Tú eras líder, ¿no es así?

- Sí. – digo, confundida. – Pero, traicioné a Erudición y la parte de Osadía que estaba inmiscuida en esto, por si no lo notaste.

- Probablemente, no es que hayan detenido la simulación, es que había terminado y especialmente tú no querías que la información llegara a nuestras manos.

- Eso es lo más estúpido que he escuchado. – le suelto. Él no se inmuta ante mis palabras. Él sabe quién soy, así que sabe que fui veraz. – Es decir, la única cosa buena que hemos hecho nosotros tres, dentro de dos facciones sedientas de sangre, se nos torna en contra y ahora resulta que Jeanine Matthews fue atacada y ella es la víctima aquí, ¿no es esa la lógica que manejan?

- Si te hubieras quedado en Verdad, probablemente te creería. – contesta. – La verdad saldrá a la luz cuando se les aplique el suero de la Verdad.

- ¿Suero de la Verdad? – pregunta Ariana, con sus ojos muy abiertos. – No, no... eso no.

- ¿Tienes algo que ocultar? – responde Jack, arqueando sus cejas. Ella niega con la cabeza.

- No. – dice, con un hilo de voz.

- De acuerdo, entonces – sigue el líder, consultando su reloj. – Es mediodía. El interrogatorio tendrá lugar a las siete. No se preocupen por preparar el discurso, no se puede ocultar información bajo la influencia del suero de la Verdad.

Jack sale, y tras él su escolta. Cierran y me quedo viendo la puerta.

- Qué encanto de hombre. – comenta Tobias, con una sonrisa falsa.

Una historia InsurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora