—Bien, pues es hora del espectáculo. Nuestros principales espectadores están a punto de salir. —Pagan señaló a los chicos de oro caminando por el pasillo con todo su esplendor.

Me enfoqué en Ginger y Liam quienes caminaban uno del lado del otro riendo y codeándose. Fue mi recuerdo del porqué hacía esto. Y la cosa ya no solo se trataba de darle celos a Liam sino de mostrar que podía, ya que al parecer para todos que tuviera novio era algo poco creíble sentí la necesidad de hacerme valer.

Agarré a Pagan del codo y la hice caminar con prisa junto a mí. Ella quitó la mano que la sostenía y me miró severa.

—Cat, relájate. Todo esto tiene que parecer casual.

Tomé una respiración profunda y asentí.

—Tienes razón, Piggy.

Esto va a funcionar. Todo va a salir bien, se convirtió en mi mantra.

Busqué con la mirada a Nathan por el estacionamiento, lo cual era un poco difícil por la multitud de estudiantes, pero finalmente encontré a Nathan viéndose muy guapo con una camiseta roja, chaqueta de cuero y pantalones negros. Él estaba apoyado en el convertible negro que una vez mi padre compró para mostrar que no era gobernado por mi madre pero, luego de una hora de silencio por parte de ella, el auto terminó siendo cubierto en el garaje. Cada vez que quería ser rebelde con ella lo dejaba justamente en la entrada y cuando las cosas se calmaban era cubierto en el garaje otra vez.

Los ojos de Nathan estaban cubiertos con gafas y en su cara estaba esa sonrisa arrogante que lo caracterizaba, como el rey del mundo que él se creía, ya que tenía la atención de muchas chicas. Incluso la mía.

Pagan empujó mi hombro trayéndome de vuelta a la realidad y cumplir con esta escena. Grité de emoción como tanto había practicado y luego corrí empujando a todos de mi camino con mis brazos extendidos hacia Nathan. Él había lanzado las gafas al auto y extendió sus brazos hacia mí. Si pudiera poner el efecto de cámara lenta a esta escena, lo haría, solo para hacerla más romántica y dramática.

Salté sobre Nathan y él no tuvo ni un solo problema con mi peso gracias a sus muy formados músculos. Mis brazos rodearon su cuello mientras los suyos rodearon mi cintura manteniéndome cerca y asegurándome para que no cayera. Giró alrededor conmigo en sus brazos justo como ensayamos millones de veces.

—¡Estás aquí! —exclamé con emoción.

—¡Aquí estoy, Kitty! —gritó en respuesta riendo al final. El chico era bueno en esto, incluso yo pensaría que estaba loco por verme.

—Ponme abajo —demandé en un susurro—. Me estoy mareando.

Él de inmediato hizo caso a mi orden soltando mi cintura y dejándome con cuidado en el suelo. Todo daba vueltas a mí alrededor así que perdí un poco de equilibrio y antes de que cayera Nathan rodeó una vez más mi cintura.

—Cuidado.

—El planeta tierra da vueltas. —Me apoyé del auto y parpadeé varias veces para acostumbrarme.

—Dime algo que no sepa.

Golpeé su pecho y miré sobre su hombro para ver a Ginger señalándonos, Pagan asintiendo y el ceño fruncido de Liam. Todo iba bien, pero teníamos que hacerlo más real.

—Bésame —pedí.

—Si tú lo pides. —Él se inclinó y antes de que sus labios tocaran los míos lo frené con un dedo.

—¡No mis labios! Besa mi nariz o mi barbilla, desde lejos parecerá como si en verdad me besas.

Nathan rodó los ojos.

Finge ConmigoWhere stories live. Discover now