34. Regreso a La Fayette

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> Lamento no haberme quedado. Dejé un obsequio en la mesada de la cocina, espero que les gusten a todos.

Con cariño, Hopie.. <

Hopie dejó la nota sobre la mesita de luz de Cassie intentando que ésta no se despertase o notara que pasaba. Por suerte tuvo éxito en su cometido.

Tomó su mochila y salió de la habitación con sumo cuidado de no hacer ruido alguno que pudiese despertar a alguien de la residencia. Cada paso que daba hacía rechinar las maderas del suelo a cada paso que daba. Soltó un suspiro molesta. Cuanto menos ruido intentaba hacer, más hacía. Le era algo frustrante, así que opto por armarse de valor y usar su hipervelocidad vampira y salir a como diese lugar de la residencia.; En setenta segundos estaba a varios metros de la entrada principal de la mansión.

Era un día radiante, algo caluroso. Muy distinto a la noche anterior que había sido algo fresca pese a su luna llena clara y libre.

Eran alrededor de las 8:30 a.m. Demasiado temprano para su costumbre de dormir hasta poco más de las 10 a.m.; Pese a ello, la híbrida se había mantenido casi toda la noche -después de su charla con el hijo mayor de Lily- despierta. No soportaba más las pesadillas que tenía cuando cerraba sus ojos. Las sensaciones que le quedaban eran tan reales y dolorosas como si estuviesen pasándole en ese momento exacto las cosas, pero al abrir los ojos no están, solo el vistigio sensitivo.

Era hora de ponerle fin a todo aquello.

La única forma que consiguió en su mente para lograr dicho cometido era regresar al único lugar donde se suponía que no debía estar. Donde todos la buscaban. Donde todo se hallaba. Donde todo se derrumbó una noche. Cementerio LaFayette, fila 9, Bóveda M...

¿Era arriesgado? Si. ¿Un sacrificio necesario? Por supuesto que si. Aquella bóveda poseía toda la información que necesitaba para entender su propia cabeza. Sus propias memorias.

Hopie había llegado a la mitad del bosque. Varios de los árboles que adornaban el follaje ya poseían algunas florecillas, otros sus hojas se descolorían por causa de la temporada. Se paró bajo uno de los esos árboles, había aprendido que la energía natural podía serle de gran utilidad en casos de emergencia. Y bueno, esto caracterizaba como emergencia.;Cerró sus negros ojos y visualizó el lugar en el cual quería estar. La Fayatte. Podía sentir como la energía fluía por ella desde la tierra misma por cada rincón de su ser. Se tranquilizó y de pronto, un par de raíces de los árboles que la rodeaban empezaron a acercarse a ella, a sujetarla, recubriéndola por completo hasta la cabeza..No podía moverse, sentía sus extremidades la inmovilidad era total.

De la nada, las raíces apretaron por completo a la híbrida hasta que solo quedó polvo de ella. Polvo que se dispersó en el aire cuando las raíces se separaron y liberaron la polvadera en el acto.

Al reabrir los ojos, la puerta de entrada de La Fayatte podía distinguirse a escasos metros de donde ella se hallaba ahora parada.

Había reaparecido bajo un sauce llorón, en una plazoleta lindera al imponente cementerio. Por suerte nadie había visto su truco de magia, ni brujas, ni humanos se que hallaban caminando por los lares del lugar e ingresaban algunos curiosos a conocer el más llamativo sitio del Condado.; La híbrida arregló su ropa, el morral que llevaba en su costado derecho colgando -no llevaba cruzada la cinta del mismo por frente de su cuerpo-. Se armó de valor y unos segundos después, se encaminó rumbo a la entrada principal. No miraba a los costados, no quería ponerse paranóica en esos momentos. Tenía que mantenerse firme, centrada, Aunque no podía negarse a sí misma que el recorrer nuevamente las calles de su amada New Orleans le daba ese sentimiento de melancolía. Meses atrás ese fue el último sitio en el cual pasó momentos, sus últimos momentos antes de dejars de ver a su familia por completo.

⚜Rastro de Sangre y Magia⚜Where stories live. Discover now