Capítulo 32 (Sueño)

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POV Anne

Vale, esto que voy a contaros puede que resulte un tanto extraño, pero me han convencido de que es algo importante para la historia, aunque a mí me parece de lo más estúpido. Bueno, como os iba diciendo:

Una sensación de frío me recorrió el cuerpo, por lo que me pegué más al chico que me abrazaba, que descansaba su cabeza en el hueco entre mi cabeza y mi hombro.

Él acomodó sus brazos por detrás de mi espalada, y ahí me di cuenta de que ya debería ser muy tarde y en casa debían estar preocupados por mí.

Intenté levantarme de sus piernas, pero el moreno emitió un sonido parecido a un gruñido y se negó a liberarme.

-Venga, me tengo que ir - susurré, aunque realmente no me hacía ninguna falta, ya que estábamos solos en esa extraña habitación que se parecía a una clase de un colegio.

- Solo unos minutos más. Se está muy cómodo así - Contestó con voz ronca y, no sé por qué pero eso me arrancó un suspiro de la garganta.

-El sentimiento no es mutuo colega - Volví a hablar yo -. Venga va, déjame ir.

El levantó la cabeza, por fin dignándose a mirarme - Oblígame - fue lo único que dijo.

-¡Ostras! Esa es una de las frases más cursis y típicas que he oído en mi vida - respondí fastidiando el momento royo sexy-romántico que estaba intentando crear.

-¿Acaso es eso un reto? - sus cejas se alzaron peligrosamente, y yo no sabía muy bien a que se refería, pero aún así él siguió hablando - ¿Tienes un mapa?, porque estoy perdido en tus ojos.

Mi gesto se contrajo y se me arrugó la nariz al tiempo que mi ceño se fruncía.

-¿Qué demon...?

-Cuando quieras tener un hijo, recuerda que yo tengo la mejor fábrica - no solo me interrumpió, sino que además me provocó un sonrojo. ¡A mi! Su sonrisa se agrandó al ver el efecto que sus palabras habían tenido en mí.

-Eso no tienen ningún sent...

-¿Estás cansada? Porque llevas todo el día dando vueltas en mi cabeza.

-¡Hasta aquí hemos llegado! Estoy dentro - si tenía pensado contestarme algo, le fue imposible, pues era mi turno. Dos podían jugar a ese juego -. Me muero por besarte y saber que se siente al rozar el cielo con los labios.

Por un momento la sonrisa abandonó sus labios, pero al instante sus ojos adquirieron un brillo juguetón.

- Si ser sexy fuera un delito, te pasarías la vida en la cárcel - Dijo provocando que mi mente se pusiera a trabajar a cien pensando en frases cursis que decir.

-Dejarás de gustarme cuando una pera crezca de un manzano el treinta y uno de Febrero.

Una sonrisa de victoria se formó en mis labios cuando el silencio reinó en la sala, dándome a entender que se había quedado sin ideas, aunque claro, mi triunfo duró poco.

-Hice todo lo posible por no enamorarme de ti, ¿adivina? Fallé.

No me di cuenta de que había empezado a contener la respiración cuando, después de unos segundos, mis labios se separaron cogiendo una enorme bocanada de aire, pero aún así, mi mirada no se despegó de la suya.

No me di cuenta de cuando nuestro pequeño jueguecillo se transformó en algo que me pareció tan profundo, igual que no me di cuenta de cuando empezó a hacer tanto calor en aquella espaciosa habitación.

-Bueno, es hora de que me vaya - fui capaz de decir, pero mi voz no tuvo el efecto que yo esperaba, ya que en vez de sonar fuerte y decidida, hasta yo pude notar algo de duda reflejada en ella.

-Te quiero, ¿lo sabes? - habló él ignorando mi comentario y provocando que mis mejillas empezaran a arder, y he de admitir que me sentí muy, pero que muy estúpida.

-Thomas...

Me desperté toda sudada y con las sábanas hechas un buruño a los pies de mi cama. Me costó mucho relajar mi respiración, acompasada al fiero sonido de los latidos de mi corazón.

'¡No!¡No, no y no! Esto no puede ser nada bueno' Me levanté de la cama intentando no despertar a Claire, que dormía en la litera de encima de mi cama, y rodeé la cama de Verónica con mucho sigilo.

Me acerqué a la ventana, abriéndola de golpe y respirando bien fuerte, intentando, inútilmente, que se me pasara el shock.

Cuando por fin pude analizar la situación me encontré con lo siguiente: Acababa de tener un sueño típico de adolescente hormonal empalagosa con... Thomas...

Eso solo podía significar una cosa, y era algo que me negaba a admitir ¡Ni de broma iba a reconocer que me empezaba a gustar Thomas! ¡¡Mierda!!

Intenté reconocer los problemas por los cuales creía que sentía una atracción por ese engendro de pollo.

A lo mejor habían sido todos esos mensajes con cosas atrayentes que me enviaba, o puede que fuera porque últimamente toda mi vida giraba en torno a él, enserio: me levantaba y veía ese estúpido mensaje en el que me pedía hablar, iba al colegio y no podía dejar de pensar en él...  Digo, en su estúpido mensaje, y volvía a casa para, a ver si adivinais... ¡Ver su estúpido mensaje!

De todas formas no me gustaba nada ese sentimiento que se había apoderado de la boca de mi estómago, por lo que firmemente agarré el móvil que descansaba en la mesilla al lado de ni cama para borrar de una vez por todas ese estilo mensaje que no me dejaba quieta, pero... al final no tuve el valor de hacerlo.

Por el contrario me metí el móvil en el bolsillo del pantalón de pijama y me dirigí a la puerta, por la cual salí al pasillo, para después encaminarme hacia la escalera y bajar a la cocina.

Disfrutaba yo de mi vaso de agua fresca cuando una voz me puso la carne de gallina.

-¿Anne? ¿Eres tú?... - Me giré para encarar a mi somnolienta hermana Becca que me miraba entre la oscuridad del comedor intentando distinguir mi figura.

-Hola - respondí yo.

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¡Hola!

Bunísimos días/tardes/noches. ¿Cómo estáis? Yo la verdad un poco cansada. Estoy en un tren desde hace un par de horas y aún nos queda un poco para llegar a nuestro destino. Pffff

Bueno, mi hermana no para de reírse histéricamente de mi porque estoy sentada al lado de un tío un poco....

Así que, ¡hasta la próxima!

~Audrey

No me llames princesa #Wattys2016Where stories live. Discover now