– De acuerdo. –Dijo encogiéndose de hombros mientras sonreía a la castaña.

– ¿Y entonces? ¿Dónde buscamos? – Preguntó Ron aún un poco molesto. Temía que ese hurón albino se metiera entre él y Hermione.

– Cierto Ron, como dije antes, está en la agenda que era de mi madre. Accio agenda. – Dijo ella y al momento una agenda de color azul marino apareció entre sus manos. Buscó durante algunos segundos en muchas páginas, hasta que se paró en la página de las direcciones. - ¡Aquí está! - Dijo alto para captar la atención de todos, aunque ya la tenía pues todos estaban atentos a ella.

– ¿Estás segura de que esa es la dirección? – Preguntó el señor Weasley, que gracias a su puesto en el ministerio (Había ascendido) tenía muchos contactos y también participaba en la búsqueda de los padres de la chica.

– Si, creo que sí. – Dijo ella.

– ¿Y cuándo saldremos? – preguntó George.

– Cuando digáis. – Dijo Ginny.

– Pues saldremos mejor mañana por la mañana. ¿No? – Preguntó el moreno a su castaña amiga, la cual solo se encogió de hombros.

– Saldréis mañana, ahora todos tenéis que comer. – Dijo autoridad Molly.

– Yo mejor me marcho, nos vemos mañana Hermione. Vendré temprano. – Dijo él levantándose de su asiento.

– No no jovencito, tú también te quedarás a comer. – Le dijo Molly.

– No quisiera molestar señora Weasley. – Dijo.

– No molestas hijo, y llámame Molly. – Le sonrió la regordeta mujer.

– De acuerdo Molly, gracias. – Dijo el agradecido verdaderamente, mientras Ron se quejaba.

– ¿Algo que añadir Ronald? – Dijo Molly mientras miraba retadora a su hijo. Él se encogió un poco a su lugar pues no quería ver a su madre molesta.

– Nada mamá. – Se rindió finalmente él.

– Así me gusta, y ahora todos a la mesa. – Dijo mientras emprendía rumbo a la cocina. Todos fueron a la gran mesa del jardín. Draco en todo momento estuvo tras Hermione pues él nunca había estado en esa extraña casa.

Cuando la comida estuvo lista y fueron avisados de que fueran a la mesa, todos se sentaron hablando de diversos temas. Draco y Hermione estaban sentados juntos a otro extremo de la mesa sintiéndose un poco fuera de lugar. Hermione estaba aún algo triste y Draco no sabía que decir o hacer, nunca había estado en una de estas reuniones familiares, en las cuales se encontraban la familia Weasley al completo. Una familia con la que se metía desde que tenía uso de razón.

Todos se sentaron en la mesa y comieron. Draco y Hermione alguna que otra vez hablaban de algún tema, pues no estaban incluidos en las conversaciones de los demás. En algún momento estuvieron hablando con los señores Weasley. A los cuales Draco les explicó su situación. Hermione se quedó algo sorprendida de todo lo que le había pasado al rubio, pero lo que más le sorprendía era la soltura con la que hablaba del tema, como si no hablase de su familia sino de alguna familia de desconocidos.

Después de comer y estar un rato en la madriguera Draco dijo que se iría. Hermione quería acompañarle para dar un paseo en silencio.

– Dentro de un rato vuelvo. – Dijo Hermione mientras Draco salía detrás de ella después de despedirse de la familia.

– De acuerdo Hermione. – Respondieron todos desordenadamente.

– ¿Qué se trae con Malfoy? – Preguntó Ron con recelo.

– Nadie lo sabe Ron. – Dijo Harry.

– ¿Cómo es que quieres salir de ahí? – Preguntó Draco mientras salían del gran jardín de la madriguera.

– Necesito despejarme y estar en silencio, porque esa casa es de todo menos silenciosa, ¿Y con quién mejor persona que pasear que con una que sabe callar y hablar en los momentos adecuados? – Preguntó ella. Él sonrió, extrañándose de que Hermione prefiriese su compañía a la de sus amigos.

– ¿Y ahora que harás? – Preguntó luego de un rato.

– Pues daré una vuelta y luego volveré a la madriguera, no sé la verdad, pero tarde o temprano tengo que ir allí.

– ¿Porqué? –preguntó el mirándola.

– Ahora vivo allí hasta que mis padres aparezcan, porque mi casa del Londres muggle está en venta y no tengo otro lugar en el que quedarme. –Respondió ella.

– Oh, de acuerdo. Verás que mañana aparecen. – Le dio ánimos él.

– Eso espero. – Dijo ella sonriendo con esperanza.

Poco rato después llegaron a Malfoy Manor. Draco entró y ella volvió a La Madriguera mientras daba un paseo. Solo quería despejarse. Draco cuando entró en su casa se sintió mal, los recuerdos de los momentos malos azotaban su mente, decidió que en algún momento cambiaría por completo su casa. Ahora solo le apetecía descansar


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