"Intercambiando diferencias"

Capítulo 15. "Confesiones"

—Sueltame —dije, pero solo salió en un susurro, como si no quisiera que se alejase de mí, pasaron un par de segundos y su mirada bajó a mis labios, miré los suyos, tenían un color rosa tan lindo, poco a poco, solo nos acercamos.

Me sentía poseída por esos labios carnosos y rosa, con delicadeza se rozaron con los míos, pero él se detuvo.

—No puedo creerlo —me miró sonriente.

—¿Que cosa?

—Quieres besarme —lo miré con el ceño fruncido, me sentí apenada.

—¡Claro que no! —me defendí.

—Claro que sí —se acercó.

—¡Alejate!

—No grites —me tapó la boca.

—Hijo de tu madre —lo miré mal.

—No cambies el tema —levantó las cejas con picardía.

—Asqueroso —mordí sus manos y le saqué el dedo.

—No seas grosera, segunda vez que me muerdes —se dirigió al auto.

—Ay, no me digas —dije con ironía.

—Me las vas a pagar April Tyler.

—Calla, ¿adónde vamos? —cuestioné y me acerqué a él.

—Corrección, adónde voy yo —me guiñó un ojo.

—¿A que te refieres?

—Mirame —se subió al auto y encendió el motor.

—No, no, ni se te ocurra Connor Rowling —corrí y me fui a subir cuando este arrancó. El polvo que levantó al acelerar me hizo toser.

Miré el carro alejarse, agarré una piedra he hice el intento de lanzársela al auto, pero fue en vano. Miré a un señor anciano a lo lejos, estaba paseando a un labrador.

¡Maldición, Brandon!

Comencé a caminar sin rumbo, Connor se había pasado y mucho, me dolían los pies, tenía sed, ok, exagero, pero es la verdad, un auto llegó a mi lado.

—Preciosa, ¿quieres que te lleve?

—Vete a la mierda —saqué el dedo.

—Vamos subete —insistió. Lo miré.

—¿Quieres que me suba, después de haberme botado en un lugar que ni conocía? ¡Vaya que buen chico eres!

—Superalo bro.

—No me digas bro, primero, porque no soy tu hermana, segundo, soy chica, no chico —miré en su dirección y entrecerré mis ojos.

—Subete y deja de quejarte —suspiré y me subí, al sentarme, sentí algo húmedo en mi hombro.

—¡Que asco! —dije y me di vuelta para encontrarme con el perro de Kevin.

—Si Kevin sabe que dejaste al perro abandonado en medio de la ciudad, te asesinará.

—¡Fue tú culpa! —grité y miré a Brandon—. Hola bonito, ay, ¿quién es la cosita más hermosa, tierna, que existe?, ah, tu si sabes ser cariñoso y no mala sangre como el idiota que tengo a mi lado —acaricié el perro.

—Te vez estúpida hablando así —dijo serio—, y a este idiota que dices, quieres besarlo.

—Callate Connor, claro que no quiero besar tus asquerosos labios.

—Eso no me diste a entender —me miró divertido.

—Jodete.

El camino a casa fue silencioso, excepto por Brandon, quien no paraba de ladrar, al llegar bajé junto con el perro y me dirigí a la casa de Kevin. Caminé hacia el patio, y me encontré con mi vecino.