Capítulo 5. Una tarde confusa

10.7K 630 44
                                    

Ya era medio día y había de admitir, que la pesca podía ser divertida, y más cuando estás a punto de conseguir sacar algún pez, y al final se suelte, dejándote plantanda como una idiota. Espera, ¿no debería ser vergonzoso y ridículo? Tampoco importaba, ya que en esas ocasiones que tuve, no dejé de reírme y eso que Nicolette no podía creerse que estuviera desperdiciando tantas oportunidades.

¿Cómo es posible que te parezca divertido? —me preguntó en una ocasión, mientras lograba lanzar con maestría el hilo.

¿Acaso quieres que llore? inquirí mientras recogía poco a poco el hilo, esperando que algún pez quisiera picar—. Además, te lo dije, el cebo es demasiado apetitoso, estoy que lo tiro.

Tienen suerte de que seas una negada con la caña en eso llevaba razón. Podría haberme llevado tres o cuatro pescados, pero se escaparon.

Al menos he hecho el intento, a ti ni se te acercan miró a otro lado con una sonrisa culpable y eché a reír.

Era cierto, llevábamos una media hora, y no sabía si era la suerte del principiante, pero al parecer a los peces les gustaba mi cebo. Nicolette no tenía tanta suerte, ni uno solo se le había acercado, o al menos había caído en la trampa.

Jamás debí traerte, eres demasiado creída.

Pero llevo razón, lo siento pececito, éste cebo es único.

Una lástima que no atraiga a quién te interesa la miré de reojo, topándome con sus odiosos ojos azules. Eran demasiado perfectos.

Decidí ignorar ese comentario y seguir con la pesca. Algo bueno estaba sacando de ésta experiencia. Nicolette y yo habíamos hablado más que nunca, y la verdad, era bastante agradable.

Largos minutos después decidimos marcharnos.

Entramos al coche y nos alejamos del lugar. Aquel lago se encontraba en una isla, bastante grande a decir verdad. Podíamos tardar como una hora o dos en volver a casa, pero tampoco me importaba. Me gustaba el paisaje, las casas, cualquier cosa para mí se tenía que ver.

Eva, ¿tienes novio? si hubiera estado bebiendo agua, la hubiera escupido en el cristal del coche. Pero no, por suerte no tenía nada de eso, y lo único que pude sentir, fueron nervios.

Eh... No, la verdad es que no.

¿Y te interesa alguien? no entendía a qué venía aquella pregunta. Es decir, estábamos en completo silencio, podríamos haber seguido hablando de cualquier otra cosa. Sin embargo, aquí estábamos, hablando de mi vida amorosa.

Podría decirse di como respuesta, sin dar ningún indicio de interés en el tema. Y la verdad, no lo tenía. Pero parecía ser que aquello le dio más curiosidad.

¿Es guapo?

Bueno, no es ningún orco tan mal gusto no tenía.

¿Y es de tu instituto? la miré de reojo, esperando encontrarme con sus ojos en mí, pero ella seguía centrada en la carretera. Finalmente contesté.

Sí, lo es, y sí, le intereso. Pero no, no quiero nada con él —en ese momento pude divisar una divertida sonrisa, aunque obviamente seguía sin mirarme.

Es un poco extraño, ¿por qué no quieres estar con él?

Es... complicado más bien yo era la complicada. Yo creía que ese chico me interesaba, pero ante su cercanía no sentía lo que supuestamente debía sentir. Su estúpido tonteo me era absurdo, me parecía incluso hasta pesado de aguantar.

Más que un errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora