... la demencia hormonal aparece

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- Susy podrías esperar afuera, te avisare cuando podamos seguir con la reunión - Celia cerró los ojos buscando su centro - Jesús tú también puedes esperar afuera - Celia solo abrió los ojos cuando escuchó la puerta cerrarse y se le fue encima a John con el solo objetivo de conseguir la porquería que tenía en sus manos y John más sorprendido que atento resulto ser una presa fácil.

Sonrió con ironía al ver que era una revista de sitios románticos, ojeo un poco.

- Se supone que no deberías verlo - Celia enarcó una ceja - pero ya que lo has visto que piensas - El centro de Celia se fue por el mismo lado que su cordura y enrollando la revista fue hasta su esposo y comenzó a arremeter contra el como una loca - ¡Ay! ¿Qué pasa? - Celia sentía como sus ojos traicioneros comenzaban a llenarse de lágrimas y recordó su embarazo, benditas hormonas no le dejaban permanecer digna en un momento como ese.

- Llego a la oficina de mi esposo y lo sorprendo con su ex ojeando una revista con lugares ideales para el romances ¿y tú me rejuntas que me pasa? me parece que tus pantalones que te han quitado la capacidad de razonar - la cara de desconcierto de John era un poema, Celia intento calmarse.

- Susy no es mi ex - Celia volvió a enrollar la revista en sus manos imaginándose que era el cuello de su esposo, pero evito brincarle encima nuevamente, aun así John retrocedió precavido.

- Te olvidas que nos conocimos - John se llevó una de sus manos a la parte de atrás de su cuello.

- Era un farol, ok, era solo para intentar atraer tu atención, nunca hemos tenido otra relación que no sea profesional - Celia lo creía menos cínico pero no está dispuesta a dejarlo burlarse en su cara, sacó el celular de John y evito a adrede las preguntas que John le hacía de cómo lo había obtenido.

Puso en alta voz el mensaje y observó con satisfacción como las fracciones de John se desdibujaban

- ¿Y ahora que tienes que decirme? - John quitó la mano que le había llevado a su boca en un gesto de preocupación.

- ¿Hace cuánto escuchaste eso? Celia lo observó con una ceja arqueada - Podría pedirle a Susy que entrar y te dijera que no somos nada pero creo que eso no haría la diferencia - Celia reconoció que llevaba la razón pero permaneció impasible - imaginó que todo esto viene desde el día del tiroteo, y me da mucha rabia pensar que durante todo este tiempo tú has andado por allí con esa idea en la cabeza, lo que me sorprende y he allí la razón por la que pensé que todo era por el embarazo es que la Celia que yo conozco no aceptaría las atenciones de ningún hombre que le fuera infiel y eso me da mucho que pensar.

- Solo quería evitar una discusión como esta por él bebé, quería que los meses más críticos pasarán - un John mortalmente serio y amenazador le presiono.

- Y cuéntame Celia ¿qué se siente ser besada y acariciada por un hombre que según tú te engaña? - Celia se encogió en hombros disimulando su molestia, volvía a reconocer en ese John al mismo que la hacía objetos de sus burlas y desplantes - ¿Sabes lo que creo? - Celia solo se limitó a mirarlo ordenándole a sus ojos dejar de soltar lagrimas - Que tú sabes que yo sería incapaz de hacerte una cosa como esa, que me conoces lo suficiente como para saber que yo no podría sentirme atraído por ninguna mujer que no seas tú - Celia sonrió recordando que tenía más de un mes sin tener relaciones sexuales - y si no es así creo que entonces soy yo el que no te conoce lo suficiente.

- Ya dejemos los melodramas - John asintió - solo venía a decirte que por el bien de mi embarazo.

- Nuestro - John la interrumpió.

- Voy a irme de casa y no quiero que hagas unas de tus escenas - esta vez fue el tiempo de John de reír, Celia apretó la revista nuevamente.

- Celia no saldrás de esta oficina si quiera - Celia lo vio levantarse y pasar llave a ambas puertas ante su incrédula mirada.

Lecciones de AmorWhere stories live. Discover now