El agua cae poco a poco sobre mi pálida piel e intento quitarme la suciedad de los codos y los tobillos. Y especialmente la cara. Jugar en el patio trasero de Ethan no es muy reconfortante que digamos. Escucho unos toques en la puerta y me imagino por un momento los viejos tiempos: Rose pasándome notas por debajo de la puerta diciendo que la cena esta lista o con alguna frase divertida que me ponía de buen humor cuando estaba triste.
-¡Ya voy, ya voy!-Grito callando los molestos ruidos. Erika es una pesada.
Me envuelvo con la suave y fina toalla y salgo mientras me desenredo el pelo con los dedos.
-Ya se que te voy a regalar por tu cumpleaños. -Ethan sonríe desde mi cama y observo como Erika le mira embelesada. Preparada para acechar a su presa.
-¿Que haces aquí? -Pregunto sorprendida e intentando tapar cada trozo de piel visible. O mejor: ¿Cómo sabes que vivo aquí?
-Erika me ha abierto. He pensado que después de nuestra divertida y sucia tarde de juegos podríamos salir a dar una vuelta.
-Bueno...Yo...-Intento pensar en alguna excusa creíble ya que mis ganas por salir ahora mismo son bajo cero pero Ethan parece pegarme su entusiasmo, por segunda vez en un día.
-Está bien.-Respondo al final.
-¿Puedo ir con vosotros? -Erika da saltitos ilusionada y hago una mueca. Observo como Ethan se remueve incomodo en su asiento y guarda silencio.
-Está bien, sé pillar las indirectas.-Erika bufa y pone los ojos en blanco mientras se lanza a leer revistas aburridas en su cama.
-¿Y yo? ¿Le hacéis hueco a un viejo amigo?
Pego un salto y me giro sorprendida. Belcebú me sonríe con suficiencia y me guiña un ojo. Noto que está invisible, ya que Erika no se ha girado siquiera. Pero Ethan si.
-Tu.-Susurra él levantándose de un salto.
-Hola, viejo amigo. -Belcebú esboza una sonrisa siniestra y se cruza de brazos.
-Espera.-Hago una pausa y los miro detenidamente.-¿Ya os conocéis?
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Belcebú.
RomanceMe llamo Pye y en ocasiones veo angeles. Algunos me dicen que haga cosas buenas. Otros simplemente me ignoran. Ha aparecido un nuevo ángel: se llama Belcebú. Es un auténtico borde. Pero de alguna manera, ha despertado algo en mi interior, ya sea...