Belcebú.

3. Baile de fin de curso.

8 años después:

-¿De verdad piensas que podrías gustarle a Jason? -Belcebú soltó una carcajada mientras yo me miraba en el espejo, analizando mi vestido rosado.

No estaba nada mal. Ignoré sus burlas y me encamine hacia la puerta. Hoy era el baile de fin de curso: por fin le diría a Jason lo que sentía.  Sólo me quedaba un baile estúpido y dejaría el instituto para siempre. La universidad me estaba esperando.

Al parecer eso a Belcebú le hacía gracia ya que su teoría era que en cuanto saliese de allí me tendría que mudar a otro pueblo apestoso y trabajar en otra tienda de repostería apestosa. Pero no era así. Esta iba a ser mi noche. 

Me giré hacia Belcebú y analicé su vestimenta: chaqueta de cuero negra, camiseta blanca y pantalones negros.

-¿No podrías esforzarte un poco?

-¿Para qué? -replicó él molesto. -Nadie me va a ver igualmente.

-¿Y como piensas bailar conmigo?

Belcebú calló.

-Me lo prometiste, maldito ángel de mierda.

Él me miró con sus penetrantes ojos amarillentos, provocando un escalofrío en mi espalda y se encogió de hombros.

-Ya me las apañaré.  

-Más te vale.-gruño y agarro las llaves de el coche, pero antes de salir de la habitación me giro hacia mi ángel con una pequeña sonrisa. -¿Cómo estoy?

-Horrorosa. -Hace una mueca y repara durante unos segundos sobre mi escote, por lo que le saco la lengua.

-Ahora, la verdad.

Belcebú se acerca con rapidez provocando que pegue un chillido (como siempre que intenta invadir mi espacio personal) y me admira de cerca.  Es extraño. Belcebú y yo pocas veces nos hemos tocado, más que nada por que a él le repele el contacto con el ser humano y aún más el mío, pero esta vez siento que es diferente. Pasa su mano por mi mejilla y luego por el pelo. Sonríe y se acerca a mi oído con cautela y procurando que nuestras pieles no se toquen lo más mínimo.

-Estas preciosa.

Un instante después desaparece.