Belcebú.

23. ¿Luz y oscuridad?

Mi mente sigue divagando de una esquina a otra en esta habitación oscura y siniestra. No tengo miedo, pero pierdo el conocimiento cada dos por tres debido al gas que expulsan por la rendija de mi "habitación". No cuento los días, eso me convertiría en una presa. Y no soy esclava de nadie.

Me traen pan para desayunar y cenar, y agua de vez en cuando. A veces incluso escucho gritos de dolor que provienen de otras celdas. En la esquina de mi habitación hay un ajedrez, algo que resulta totalmente irónico. Hay dos cámaras situadas en la esquina izquierda y la otra en la derecha. Oigo risas provenientes de dos hombres enmascarados que, en este mismo momento, vienen a buscarme.

Es la primera vez que salgo de la celda desde que me trajeron. Me agarran con fuerza de los brazos y tiran de mi. No intento escapar, sé que no lo conseguiría. Al menos, no ahora. Traspaso una puerta azulada y me ponen un saco marrón en la cabeza que me impide respirar. Me hacen caminar sin rumbo y perdida y tropiezo un par de veces, aunque no me dejan parar ni descansar. Subo a un especie de camión y se pone en marcha. No tengo mucho espacio para moverme, aunque ya no estoy sujeta. Intento quitarme el saco pero me es imposible, está demasiado duro y yo demasiado débil. El camión se para unos minutos después. Me lanzan con fuerza al suelo y escucho unas risas.
Me enfurezco y grito. Estoy cansada de esto.

-¡Matadme ya, joder! -Grito moviendo los brazos de un lado a otro como un pato mareado. Intentan agarrarme pero me muevo con rapidez y corro sabiendo que tarde o temprano me chocaré con algo. Y así es. Unas manos fuertes me cogen de las muñecas y me palpan la mano mientras intento escapar.

-Estáte quieta, pequeña. No te voy a hacer daño. -Susurra en mi oído.

El saco desaparece y la luz me ciega durante unos segundos. Y respiro aire puro por primera vez desde hace tiempo. Unos segundos después, me desmayo. Lo último que veo es la sonrisa de Belcebú.