13- Alianza

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—¿No vienes conmigo? —preguntó Isaac al ver que el vampiro no cruzaba el puente.

—Creo que será mejor que espere aquí.

—¿Temes que haya vampiros merodeando?

—No son los vampiros los que me preocupan. —Disimuló una risa—. No creo que tus amigos vayan a confiar en mí tan fácilmente. Prefiero mantenerme a distancia mientras les convences de que no soy una amenaza.

—Como quieras. —Se encogió de hombros y prosiguió su camino dejando a Ádrian sentado en el muro de piedra.


Llegó a casa sin problemas, pero Roger no estaba allí, así que pensó en bajar por el camino hasta casa del líder, pues seguramente a esas horas deberían de estar reunidos.

Vio luz en las ventanas y se acercó a una de ellas. Anne preparaba la cena en una gran olla de la que podrían alimentarse unos diez hombres corpulentos como Roger o el líder, Jack. Sonrío al ver a varios habitantes del pueblo alrededor de la mesa, pero pronto se le borró la sonrisa de la cara cuando pensó que, tal vez, ya no sería bien recibido. Aun así, decidió apresurarse a entrar y descubrirlo.

Abrió la puerta con cuidado. Todas las voces callaron y los ojos se clavaron en él. En seguida se oyeron gritos de bienvenida y expresiones de alegría. Isaac sintió un gran alivio y volvió a sonreír. Anne puso otro plato más en la mesa mientras los demás saludaban al chico y le contaban lo que había ocurrido en su ausencia.

—Oh, por favor, dejad al chico en paz —gritó Anne—. Antes tiene que comer algo, mirad que delgaducho está. —Le rodeó los hombros con el brazo y lo arrastró a la mesa. Los demás le siguieron y empezaron a comer.

—Nos alegramos de que hayas venido de una pieza. —Jack fue el primero en sacar el tema—. Cuando Roger nos dijo que te habías ido con un vampiro, nos quedamos muy preocupados.

—Ya empezábamos a temernos lo peor —habló el joven Tom, hijo de Jack y tan robusto como él. Isaac le miró con cariño, habían sido amigos desde siempre, el único buen amigo que había tenido.

—Siento mucho haberme ido así, pero tenía un buen motivo.

—Ese vampiro debe ser realmente de confianza. De otro modo, el orgulloso de Isaac ya habría terminado con su vida. —Dio un golpe en la mesa con su manaza y soltó una carcajada que otros imitaron.

—Me gustaría hablaros de él. —Estaba entre sorprendido y confundido. Al parecer, Roger los había puesto al tanto de todo y no les molestaba mucho que se hubiera aliado con un vampiro. Él jamás lo habría tolerado de cualquier otro y se sintió algo avergonzado cuando Jack lo llamó orgulloso.

—Somos todo oídos, Isaac —contestó Roger, que permanecía más calmado que el resto. Se alegraba de verlo ahí, entre los suyos, con o sin el vampiro.

—Se llama Ádrian, ha estado mucho tiempo escondido de los demás esperando poder vengar a alguien. —Los observó a todos con tristeza en los ojos al recordar la historia de August—. Tiene motivos de sobra para querer luchar a nuestro lado y podéis estar seguros de que no le hará daño a ninguno de los nuestros. —Se dio cuenta de que todos lo escuchaban sin decir una sola palabra y sintió que sus mejillas empezaban a arder. Tragó saliva y continuó hablando—. Será un buen as en la manga para nosotros. Él conoce a los vampiros mejor que ningún humano y es suficiente antiguo como para derribar a la mayoría de ellos. Probablemente solo tendría problemas con los que son tan o más antiguos que él.

—¿Será capaz de plantar cara a su líder? —preguntó Jack con tono grave y serio.

—Es a él a quien quiere destruir. Sin duda alguna, si llegamos a introducirnos en el castillo, Ádrian se encargará de él.

Bajo la piel del vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora