Veintidos."Estaba perdida"

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Todo estaba oscuro, ni siquiera una pizca de luz se filtraba por la pequeña ventana que había en esa habitación, si es que se le podía llamar así. Olía a humedad y la habitación estaba vacía salvo por la silla en la que estaba sentada y atada. Mis muñecas me dolían a causa de las bridas que habían puesto en ellas. Sin embargo, no habían atado mis pies.

Dejé mi cabeza caer hacia un lado mientras escuchaba mi fuerte respiración. Había estado llorando hasta que no me quedaron más lágrimas, después pequeños sollozos habían salido de mi boca, que por cierto, estaba seca. Mis labios estaban secos y no tardarían en ponerse peor. Si no me mataban ellos, iba a morir deshidratada.

Estaba asustada, muy asustada. Una sensación de pánico se había creado en mi pecho y no tenía pensamiento de irse. Mi corazón había golpeado con fuerza las primeras horas de estar en este sitio, después la luz que entraba por la ventana se fue yendo y me quedé a oscuras y atontada luchando contra la pesadez de mis párpados.

Lamí mis labios una vez más y me quejé en voz alta al mover el cuello hacia el otro lado. Mi cabeza no dejaba de pensar en papá. ¿Estaría bien?¿Lo habrían cogido?¿Me estaría buscando? Y los tios, ¿se habrían enterado de que había desaparecido? ¿Y Austin?

Cuando me sacaron de la habitación me arrastraron hasta una furgoneta, metiéndome en la parte de atrás y poniéndome una venda en los ojos. También las bridas en las muñecas.

Cerré los ojos y dejé que el cansancio me llevara lejos.

Abrí los ojos rápidamente al sentir agua fría por todo mi cuerpo. La luz estaba encendida por lo que entrecerré los ojos y moví mis muñecas inútilmente. Parpadeé un par de veces y me fijé en los hombres que allí había. Llevaban unos pasamontañas negros.

Ellos se miraron y ni siquiera pronunciaron una palabra antes de darme el primer golpe en la mejilla. Tan fuerte, que hizo que la silla se tambaleara y mi cuerpo se sacudiera. Levanté mi rostro un poco y recibí en mi otra mejilla. Sentí mi labio mojado y con mi lengua toqué la sangre que de él salía.

Solo quería preguntar. ¿Por qué? Recibí otro golpe y tiraron de mi pelo hacia atrás. Jadeé de dolor mientras que mis mejillas se llenaban de lágrimas. Apretaron mis mejillas y volvieron a golpearme.

Mi nariz. Me dolía, necesitaba llevarme mis manos a ella. - ¿Dónde está tu padre? - escuché la voz del que me estaba tirando del pelo.

- No lo sé - dije con la voz ronca y rota.

- Córtala - miré alarmada al otro cuando me soltaron del pelo. Sacó una navaja y rompieron mis pantalones. Dejando mi muslo fuera.

- No, por favor, no sé donde está - sollocé. Me sujetaron la cabeza y puso a navaja en mi piel.

Grité cuando se clavó en mi piel, cortándome. Vi la sangre salir y lloré, grité y me moví en la silla.

- ¿¡Donde está!? - gritó el que sujetaba mi cabeza. Solo podía llorar.

Sentí de nuevo la navaja en mi piel - ¡No, por favor! - grité. Dolor, sangre. Jadeé en busca de aire. Un golpe en mi cabeza, oscuridad.

Un dolor fuerte en mi cabeza no me dejaba abrir los ojos. Jadeé en voz baja y sonó como si estuviesen atropellando un perrito. Me dolía el abdomen, estaba tirada en el suelo, de costado.

Mi boca estaba aun más seca. Estaba mareada. Abrí los ojos y vi que entraba luz por la pequeña ventana. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?

La puerta de la habitación se abrió y vi a varios hombres entrar. Aunque solo les veía las piernas. No tenía fuerzas para alzar la vista.

3. Saga Cree en mí - Heavy CrownWhere stories live. Discover now