Quince. "¿Quien eres?"

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Esa noche apenas dormí pensando en que a Alexa podía pasarle algo. No había soñado con Aria, y eso hacía que una presión se mantuviera en mi pecho todo el tiempo.

No dejaba de leer la carta que Aria me escribió. La tenía entre mis manos en ese momento. Pasé mi dedo por el papel, viendo su letra perfecta y redonda. Jennifer debería de haberme dado todo eso antes. Suspiré y doblé la carta. La guardé en el cajón de mi ropa interior y me levanté. Podía escuchar a Alice trasteando en la cocina.

Pasé mi mano por mi rostro mientras bajaba la escalera y me plantaba en la puerta de la cocina. Allí vi a mi hija, subida a una silla intentando coger algo.

- ¿Que buscas? - le pregunté sobresaltándola. Ella se agarró al mueble cuando se tambaleó.

- He soñado que tenías un cadáver guardado en los muebles de la cocina, buscaba sus huesos.

Reí y me acerqué a ella. - Bien Indiana Jones, ¿has encontrado algo? - me crucé de brazos y alcé una ceja hacia ella.

- Todo limpio - bajó la exprimidora. - Solo quería hacerme un zumo.

Cogí la exprimidora y la puse en la encimera mientras ella se bajaba de la silla. - Haré unas tostadas - dije.

- Yo iré exprimiendo las naranjas.

Cada uno se puso con su labor en silencio, hasta que Alice habló cuando terminó de exprimir las naranjas.

- Hay una barbacoa en casa de Austin.

- Ajam - dije echándole mantequilla a las tostadas.

- Me han invitado.

- No esperaba menos - murmuré sabiendo a donde quería llegar, pero me gustaba sacarla de quicio.

- Quiero ir.

- Me lo he imaginado - Alice me dio un empujón y reí.

- No me hace gracia - frunció el ceño cruzándose de brazos.

- A mi si - toqué su ceño fruncido. Puse las tostadas en los platos y los puse encima de la barra de la cocina. Alice puso los zumos.

- ¿Y bueno? - preguntó mientras desayunábamos.

- ¿Bueno que? - la miré indiferente.

- ¿Me vas a dejar ir a la barbacoa?

- ¿Que barbacoa? - pregunté confuso.

- Aaaagh, a veces tengo ganas de - hizo como si mi cuello estuviera en sus manos y las movió de delante hacia atrás. Eché mi cabeza hacia atrás y solté una sonora carcajada. - No me hace gracia, papá.

- Puedes ir, nena - ella me miró con sorpresa y después sonrió.

- Me gusta el nuevo tú - mordió su tostada.

Alce una ceja - ¿El nuevo yo?

Ella asintió efusivamente - No el amargado, esta versión me gusta más.

Si solo ella supiera cuando amé a Aria y cuanto me arrepentía de su muerte... Si tan solo pudiera imaginar un segundo el dolor que siento por todo eso... Pero nadie lo sentía como yo, los chicos también se sentían culpables, pero no como yo.

Me sentía como si hubiera apretado el gatillo. Yo prometí que iba a protegerla, y no lo hice. Intenté darle todo el amor que pude, pero ahora me doy cuenta que no fue suficiente dentro de todas las cosas malas que le hice pasar. Ella estuvo en la cuerda floja desde que me conoció. Sabía que no me la merecía, que no me merecía su amor, sus besos, sus abrazos o que se entregara a mí y me mirara de esa forma que me gustaba tanto, con sus ojos brillantes y sus mejillas sonrojadas.

3. Saga Cree en mí - Heavy CrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora