Dos. "Se que estás cuidandonos desde ahí arriba"

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Miraba por la carretera mientras veía los árboles pasar. Era una hora y algo de camino. Estaba aburrida, ya que papá no era una muy buena compañía hoy. Bueno, desde que pasó eso, él se ha mantenido serio la mayor parte del tiempo. Ambos lo habíamos hecho, pero yo tenía dieciseis años, mi espíritu me pedía diversión y reírme todo el día sin motivo alguno.

Papá me había educado y criado lo mejor que pudo hacerlo. Entendía que para un padre, no era fácil criar solo a una hija. Cuando me llegó por primera vez él periodo recuerdo que ni siquiera sabía cómo decírselo, él tenía que comprar compresas de ahora en adelante.

Él se vio un poco incómodo al principio cuando yo intentaba explicarte que es lo que me pasaba. Después sonrió y asintió, diciendo que tendría que ponerse al día, ya era toda una mujer.

Él cartel de Bienvenidos a Stratford me puso nerviosa. Primero iríamos a visitar a la abuela María y a Jack. Ellos seguían viviendo donde mismo. Papá paró el coche y me miró. - Estaré aquí abajo. Tarda lo que quieras.

-Vale - me bajé del coche - ¿No vas a entrar?

-No, nena. Dale saludos de mi parte - asentí - Si es que quieren aceptarlos - escuché murmurar a papá antes de cerrar la puerta.

Lo dejé allí y me dirigí al portal. Llamé al portero y la abuela abrió cuando le dije que era yo. Subí las escaleras corriendo haciendo que mi respiración se agitara cuando llegué al segundo piso. Corrí por el pasillo y la abuela estaba esperándome con los brazos abiertos.

Me estrellé en sus brazos y ella me rodeó apretándome. - Mi niña, cuánto tiempo sin verte. - Se separó de mí y me miró. Sus ojos estaban brillantes. - No sabes cuánto te he echado de menos - volvió a abrazarme.

-Yo también a ti, abuela.

-Vamos, pasa - me dejó entrar. La decoración había cambiado un poco, habían cambiado varios cuadros y muebles.

- ¡Abuelo! - sonreí y fui a abrazarlo. Él dejó el libro sobre la mesa y me recibió en sus brazos.

-¿Cómo estás pequeña? - besó mi mejilla. - Bueno, ¿Pequeña? Estás echa toda una mujer. ¿Verdad, Maria?

- Cierto - mi abuela sonrió hacia mí, haciendo que sus arrugas en sus ojos se notaran. - Aún no puedo creerme que nos llame abuelos. Somos muy jóvenes - negó con la cabeza.

- Siempre dices lo mismo abuela - rodé los ojos y Jack rió. La abuela volvió a sonreír y a encogerse de hombros.

-Me alegro que tu padre haya decidido sacarte de la gran ciudad para ver a la familia.

- Sí, bueno, todo esto es un poco duro para nosotros. - La abuela juntó sus labios en una fina línea.

- Maria, por favor - dijo Jack y me quedé mirando a la abuela.

- Ven, te he hecho pastel - dijo cogiendo mi mano y tirando de mí hacia la cocina.

- ¿Sabías que venía? - le pregunté mientras entrábamos en la cocina.

- Claro cariño, las amigas de tu mamá no pueden mantener un secreto. - sonreí.

Comí pastel con la abuela y Jack mientras tomábamos un té. La abuela dijo que ese era el pastel favorito de mamá. Cuando terminamos de comer le conté a la abuela las pocas y últimas novedades de mi vida en Nueva York. Le conté que estaba perdidamente enamorada de un chico de mi curso, pero que él ni siquiera me miraba. Su contestación fue "Claro que te mira, solo que tú no te habrás dado cuenta, eres hermosa".

Nuestra conversación fue interrumpida por el timbre. La abuela miró extrañada a Jack y yo miré como ella se levantaba y salía del salón para abrir la puerta.

3. Saga Cree en mí - Heavy CrownWhere stories live. Discover now