Veintiuno. "Corre"

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Las manos de Austin recorriendo mi cuerpo hacían que ardiera por dentro. Sus labios en los míos me hacían suspirar, y la presión que estaba ejerciendo sobre mí me hacía gemir.

Me aferré a él, tocando su pelo y pasando mis labios entreabiertos por su mejilla. Lamí mis labios y él levantó su rostro para mirarme mientras seguía entrando en mí y sus músculos se tensaban al estar soportando su peso. Bajó para apoyarse con los codos y poder besarme.

Dejé que todo se desmoronara a mi alrededor y explotara en pequeños pedacitos dentro de mi interior mientras gemía y me aferraba a la espalda de Austin mientras él seguía entrando en mí y gimiendo.

Estaba sentada en la encimera de la cocina mientras Austin metía una pizza en el horno. Mi corazón no había dejado de golpear con fuerza desde lo que pasó, aunque ahora lo que tenía que hacer era despejar mi mente y pensar en llamar a papá o no. Pero no podía dejar de pensar en lo que había pasado, o en como Austin me había mirado y me había dicho que me quería. A pesar de que había pasado muy poco tiempo, sentía que yo también lo quería, y era confuso.

- Creo que voy a llamar a mi padre para decirle que estoy bien – miré a Austin, que estaba frente a mí cruzado de brazos. Me fijé en los músculos de sus brazos y en el tatuaje que tenía en el pecho.

- Eso está bien. Deberías tranquilizarlo. - Asentí y me bajé de la encimera.

Fui a coger el teléfono a la habitación. Estaba apagado. Me senté en el borde de la cama y lo encendí. Esperé y cuando se encendió no dejaron de llegarme mensajes y llamadas perdidas. Unas cincuenta. Me sentí culpable.

Ignoré los mensajes y llamé a papá directamente. No tardé en escuchar su voz preocupada.

- Alice, cariño. ¿Estás bien? ¿Dónde estás? - junté mis labios en una fina línea y cerré los ojos, no quería ponerme a llorar.

- Estoy bien – escuché un suspiro de papá al otro lado de la línea.

- Nena, vuelve a casa. Debes de escuchar mi parte de la historia. Amaba a tu madre, y a ti. Eres lo único que tengo.

- Iré para allá.

- Tenemos que irnos, Alice. No puedo esperar más, ya te he puesto bastante en peligro. - Escuché un ruido en la sala, golpes y cristales. - ¿Alice?

Salí de la habitación corriendo y vi a Austin dándole con un jarrón aun chico en la cabeza, otro chico lo golpeó por la espalda. Tapé mi boca cuando escuché un sollozo salir de mi boca. Tenía a mi padre al otro lado de la línea llamándome preocupado, y los ojos de los tres chicos estaban sobre mí ahora.

- ¡Corre! - me gritó Austin. Di media vuelta y corrí al cuarto de baño. Cerré la puerta cuando alguien la golpeó y cerré el seguro. Golpearon la puerta y miré a mi alrededor, intentando encontrar algo para defenderme si la puerta no resistía a los fuertes golpes.

Abrí los armarios buscando algo cuando escuché disparos. Puse mis manos sobre mis oídos escuchando solo mi agitada respiración. Miré al suelo, viendo el teléfono. No podía hablar ahora porque estaba llorando de los nervios. Destapé mis oídos y no escuché nada. Los golpes en la puerta habían cesado. Miré el teléfono, papá me estaba llamando de nuevo. Lo cogí.

-Estoy bien – susurré. - Estoy bien, estoy en casa de Austin, en el centro.

-¿Alice?- escuché la voz de Austin.

-Papá ahora te llamo – colgué y quité el seguro. Abrí la puerta y vi a Austin golpeado y con una pistola en la mano. Me abracé a él, haciendo que él rodeara mi cuerpo con sus fuertes brazos.

- ¿Estás bien? - pregunté aún con mi rostro enterrado en su pecho.

- Estoy bien – frotó mi espalda con una mano. - Vámonos de aquí. - se separó de mí y cogió mi mano tirando de mí hacia la habitación. Me tropecé con mis pies. Las piernas me temblaban al ver esos dos cuerpos tirados en el pasillo.

3. Saga Cree en mí - Heavy CrownWhere stories live. Discover now