अठारह

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0018.

—Alice, abre la puerta.

Silencio.

Después de unos segundos, escuchamos movimiento dentro de la habitación.

—¿Traes comida?

—Algo así —contestó Shanna, sonriéndome. Juro que era una chica muy linda y tierna, pero definitivamente no era el tipo de persona con la que entablaría una relación.

El cerrojo giró. El corazón me dio un vuelco y cayó hasta mis pies, haciéndome perder el equilibrio durante un momento.

La puerta se abrió, dejando ver a una Alicia medió adormilada y con el cabello algo revoloteado. Llevaba una camiseta negra de tirantes y una especie de bóxer femenino, también negro.

En cuanto me vio, le dirigió una mirada de profundo enojo y molestia a su amiga.

—Fue mi culpa, Alicia. Yo le insistí a Shanna que me dejara pasar.

—Tú... Dios, ¿podrías dejarnos a solas? —Le pidió a su amiga. Una punzada de culpabilidad me golpeó, pero fue lo que menos me importó en ese instante.

—Claro.

Alicia me dejó pasar, lo que me hizo tranquilizar. Pensaba que iba a echarme a patadas y que me gritaría que no quería volver a verme.

—¿Por qué estás aquí?

—Porque me importas, Al. Quiero saber por qué estás tú aquí. No tiene sentido... Tu padre y tu hermana... Los dejaste. Además, estás viviendo en las condiciones que no te gustaba compartir conmigo, qué ironía, ¿no?

—Fue lo mejor que pude conseguir.

—Bueno, no me interesa eso. Sólo quiero una explicación para así poder entenderte.

Ella suspiró y echó la cabeza hacia atrás.

Caminó de espaldas hasta llegar a la orilla de la cama y se sentó, con la cara entre las manos y su cabello cubriéndole medio rostro.

—Si te digo, vas a odiarme.

Ya lo hago...

—Puedes decírmelo.

Con ese silencio, pude sospechar.

—¿Estás embarazada?

—No —levantó la cabeza como si hubiese activado un resorte y se levantó de la cama. Caminó dirigiéndose a mí y acarició mi mejilla con su dedo—. No es así de grave.

—Entonces no entiendo. Dime por qué me dejaste.

—Vaya que eres ególatra. No me fui solamente por ti, Jason... Me fui por todos. Sé que mi padre deseaba con todo su corazón que yo me largara de la casa y que dejara a Aiken en paz. Me dijo que la corrompería... Y que no quiere que ella sea como yo. Estaba harto de mí.

—Aiken te ama y sé que tu padre también.

Yo no podía imaginarme esa escena.

La última vez que había hablado con él no me demostró estar enojado con Alicia, de hecho hasta creí que le preocupaba bastante.

—Me fui por eso. Y sí, también por ti. Tú mereces a otra persona que te trate mejor, ¿no te das cuenta de que te he hecho como la mierda? Y..., ¿qué te pasó aquí? —Su mano tocó una parte más escondida de mi cuello y presionó suavemente—. ¿Es un...? Creí que no te gustaban esos.

Me lo había hecho Shanna sin mi consentimiento, pero quería que Alicia pensara que ya la había superado. Que yo también había cambiado mi forma de ser y que ya no sería el mismo tonto que estuvo mucho tiempo enamorado de ella.

—Quieres que consiga a alguien mejor... Bueno, te prometo que lo haré. No te voy a pedir que vuelvas conmigo, ni con tu familia. Ya no me interesa lo que hagas, Alicia... Quiero que estés bien, no conmigo, sólo bien. Haz lo que quieras.

—Promete que no volverás a buscarme.

—Tenlo por seguro.

Lo que Alicia nunca supo | LIBRO IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora