He Fell First! - KookTae

~10~

—Entonces ya se que es... Kim; mírame. —La chica lo observo mientras entrecerraba sus hermosos ojos azules.

Tae con nerviosismo la miro, no duro mucho cuando Jungwoo aplaudio inesperadamente.

—Es un chico.

El rubio solto una risa nasal, esta vez volteandose para darle la espalda a los otros dos.

—¡Te descubrimos! —gritó Seokjin, dando una vuelta triunfal con el trapo en la mano—. ¡El amor ataca de nuevo!

—¡No es amor! —protestó Tae, rojo—. Es confusión. Existencial.

Jungwoo se acercó, con una sonrisa que solo empeoraba su vergüenza.

—¿Y la causa de esa confusión tiene nombre por casualidad?

Tae soltó un suspiro, girandose de nuevo y apoyando los codos en la barra.

—Ya saben.

Ambos se miraron como si acabara de confesar un crimen.

—¿El capitán Jungkook? —preguntó Seokjin, incrédulo—. ¿El cual dices que es un raro y que te desespera que te diga "doncel" como apodo?

Tae se cubrió la cara con las manos.

—Es complicado.

Jungwoo trató de contener la risa.

—Wow. Apenas llevas una semana en el equipo y ya te metiste en problemas olímpicos.

—No lo planeé, ¿si? —Tae habló sin levantar la cabeza—. Fue solo... no sé. Lo vi en el supermercado, y fue diferente. Más normal. Y entonces habló y tambien el otro dia... —hizo un gesto vago con las manos— pasó eso.

—¿"Eso"? —repitió Seokjin, acercándose con malicia—. ¿Qué es eso, exactamente?

Tae los miró con rendición total.

—Es que... —tragó saliva—. se me salio decirle que si tenia novia.

Silencio.

Luego, una risita ahogada de Jungwoo.

—¿Asi como así?

Tae se tapó la cara otra vez, pero aun así murmuró:

—De verdad siento que pierdo la cabeza, ni siquiera se porque se lo dije tan repentina mente, oh Dios mio, fue tan vergonzoso.

Bajo la mirada al tener toda la atencion de sus amigos.

Seokjin apoyó ambas manos en el mostrador, fingiendo gravedad.

—Taehyung, estás frito.

—Lo sé —dijo Tae, hundiéndose un poco más—. Y encima ni siquiera se si le gustan los hombres.

La pelirosa hizo un mohin con sus labios, miro hacia el techo y hablo con obviedad absoluta.

—Tu eres doncel, lo cual te hace mordedor de almohadas, entonces no eres tan hombre.

El rubio la miro abriendo los ojos con sorpresa.

—¡Jungwoo! —gritó Tae, tosiendo cuando unos cuantos clientes lo miraron con curiosidad, casi atragantándose con el aire—. No digas eso tan tranquila, ay no, no, no que verguenza.

—Solo digo verdades —respondió ella, moviendolas cejas de arriba hacia abajo.

—Pues tus verdades me van a matar —bufó el rubio.—¿Por qué todos disfrutan mi miseria?

—Porque te ves adorable —contestó Jungwoo.

El rubio solo suspiró y se dejó caer sobre la barra.