Abrió la conversación. Escribió algo. Lo borró.

Lo volvió a intentar.

"No tienes que agradecer nada. Estás haciendo un buen trabajo."

No. Muy seco.

Borró.

"Tampoco eres insoportable. Bueno, solo un poco, pero manejable."

Eso lo hizo reír.

Borró otra vez.

Al final, escribió algo más simple.

"Tranquilo, doncel. Te está yendo bien. Y yo también me alegro de tenerte en el equipo, pero no le digas a nadie porque luego estan de pesados :p " -

Lo leyó tres veces antes de enviarlo.

No era gran cosa, pero tenía el peso justo.

Dejó el teléfono en la mesa, pero no se movió. Lo miró unos segundos más, como si esperara otra vibración.

Y llegó.

-"Gracias, Jungkook."

Dos palabras.

Pero se sintieron más cálidas de lo que deberían.

Jungkook se dio cuenta de que estaba sonriendo.

Una sonrisa pequeña, casi involuntaria.

Sacudió la cabeza, apagó el teléfono y caminó hacia su habitación.

El apartamento volvió a quedarse en silencio, solo roto por el zumbido del aire acondicionado.

Se dejó caer sobre la cama sin siquiera apagar la luz del pasillo.

Por alguna razón, dormir le costó más de lo normal.

Los mensajes le daban vueltas en la mente, suaves pero persistentes, como si se hubieran quedado grabadas entre los latidos.

...

El sonido del despertador lo sacó del sueño.

Jungkook entreabrió los ojos, confundido por la claridad que se filtraba por las cortinas. Se giró sobre la cama, buscando el celular entre las sábanas.

Las notificaciones nuevas le dieron los buenos días: mensajes del grupo, un recordatorio del entrenador y, al final, el chat con el.

La conversación seguía abierta.

El último mensaje seguía ahí, simple, iluminando la pantalla.

"Gracias, Jungkook."

Lo leyó otra vez, sin saber por qué.

Una sonrisa cansada se le escapó mientras se incorporaba y pasaba una mano por el cabello despeinado.

El sábado apenas empezaba, pero algo en él se sentía distinto.

Ligero.

Como si aquella noche —entre mensajes cortos y silencios llenos de significado— algo hubiera cambiado, aunque ninguno de los dos lo hubiera dicho en voz alta.

Se estiró con un gruñido leve y finalmente se levantó, arrastrando los pies hasta la cocina. El suelo estaba frío, y el aire olía a humedad. Abrió el refrigerador casi por costumbre.

Vacío.

Solo una botella de agua a medio terminar, su jugo de naranja natural, una manzana arrugada y algo que prefería no identificar en un tupper transparente.

He Fell First! - KookTaeWhere stories live. Discover now