ENGLISH MAFIA |Harry Styles (Editando)

New Life

—No puedo...

—Sí puedes.

—No quiero hacerlo, por favor...

—¿Por qué siempre eres tan cobarde?, ¡ya hazlo de una maldita vez!.

—No...

—¡HAZLO!

—¡NO QUIERO, YA DEJAME EN PAZ!.

El sonido del despertador hizo que me despertara de golpe, -maldita sea, no otra vez- no otra vez las malditas pesadillas por favor.

Me siento sobre la cama llevando las manos a mi cabeza. Mierda, duele. El ruido de la puerta siendo abierta hace que levante mi vista.

—Es tarde—. Dice la chica parada en el marco de la puerta.

Miro hacia el despertador y frunzo el ceño.

—No es tan tarde.

—Lo es para la chica que tarda media hora en el baño y media hora arreglándose.

Ruedo los ojos, ¡Dios! Esta chica nunca se cansa.

—Bien Rebecca, deberías preocuparte por bañarte y arreglarte y dejar que yo termine de despertar—. Dije. Rebecca hizo una mueca de desagradó y dio un leve suspiro.

—Date prisa—.Dijo y se alejo cerrando la puerta.

Me levanto de la cama y me asalta una leve punzada. Las pesadillas no son tantas como antes, pero aun son algo y eso me desconcierta. Creí haberlas superado, pero esa parte de mi, esa parte que le encanta el dolor no las deja ir por completo.

Voy directo a la ducha y abro el grifo de agua fría. Recuerdo que mi madre decía que abrir el grifo de agua fría en invierno era cosa de locos, pero a mí me relajaba aun más que el agua caliente y con un intenso dolor de cabeza era más que bienvenida.

Hace tres semanas que Rebecca y yo nos mudamos aquí a Londres, hace dos que entramos a la universidad así que prácticamente somos las nuevas aquí, bueno yo lo soy por que Rebecca a vivido aquí desde que nació. Hace tres años tuvo que viajar a México por problemas familiares.

Nos conocimos cuando ambas pasábamos momentos muy difíciles, pero gracias a Dios- ya a la fuerza de voluntad- pudimos salir bien libradas.

Me visto y arreglo con tranquilidad mientras escucho a Rebecca refunfuñando del otro lado de la puerta diciendo que, si no me doy prisa llegaremos tarde.

Salgo de mi habitación y me encamino hacia el pequeño comedor donde Rebecca ya esta sentada y el desayuno esta hecho.

—Maldita sea Rebecca ¿acaso nunca te cansas de ser tan mandona?—. Digo mientras tomo asiento haciendo un fingido gesto de horror.

Suelta una risita mientras sirve un poco de café en su taza.

—Claro que no chica, lo herede de mi padre, ya lo sabes.

—Tu padre no es tan mandon como tú, él no nos dice lo que tenemos o no qué hacer.

—Eso es por que nos tiene confianza.