Capítulo38: Luna dorada.

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-¿Que es eso?- pregunta, abro la puerta y el pasillo está desierto. Cierro la puerta y desdoblo la nota.

-Bonito empapelado- leo en voz alta, Scott y yo nos miramos confundidos. Recuerdo al viejo de la tienda y salto hacia la cama analizando el empapelado de color dorado que hay justo enzima de la cabezera.

-¿A qué se refiere? ¿Y quien puso la nota ahí?- pregunta Scott.

-Tiene que haber algún mensaje oculto en sus palabras.- Murmuro mientras sigo analizando el papel.

Desde que estoy aquí e aprendido que nada es lo que parece, y que siempre hay alguna cosa escondida detrás de otra. Lo siento así, asiento que hay algo detrás de esas palabras, mi instinto lo confirma y yo confío en mi instinto.

-Bonito empapelado- vuelve a leer Scott- ¿Que demonios significa eso?- paso mi mano por el suave papel, no se que busco, solo hago caso a mi instinto. Sigo pasando mis manos por el papel hasta encontrar una parte que esta despegada, la agarro y tiro de ella.

Una sonrisa se esparce por mis labios, aquí está. Sigo tirando hasta quitarlo del todo. Signos impregnados en la pared de un sucio blanco es lo que queda después de haber arrancado el empapelado.

-Vaya- murmura Scott. Bajo de la cama con un salto satisfecha de haber encontrado los signos, unos signos que no tengo ni idea de lo que representan. La curiosidad empieza a picar rápidamente.

-¿Que son esos signos?- pregunto, Scott los analiza detenidamente y se sube a la cama para poder observarlos más de cerca.

-No son signos exactamente.- murmura.

-¿Que significado tiene?- me subo a la cama junto a él y paso mi mano por los signos que hay impregnados en la pared. Mis ojos se agrandan y siento mi cuerpo temblar, mi corazón se acelera y de golpe todo se detiene. Mi corazón vuelve a la normalidad, ya no tiemblo, abro los ojos, no había notado que los cerrara. De repente aullidos y gritos resuenan, observo mi alrededor, un bosque, un bosque oscuro solo iluminado por la luz brillante que proviene de la luna. Una hermosa luz dorada, miro hacia arriba encontrándome con la luna llena, una luna llena dorada. Aun no está del todo arriba, diría que aun está empezando a salir. No tengo tiempo de contemplar la hermosa luna, una manada de lobos se dirige hacia mi, corriendo velozmente. No me aparto, no tengo miedo, pero ellos parecen tenerlo, lo siento. Siento el temor que recorre sus cuerpos. Corren a mi alrededor y algunos me atraviesan, cómo si fueran espectros. Corro detrás de ellos y observo que todos tienen un pelaje oscuro, marrón, gris, negro, algunos con manchas, pero todos son igual de veloces y bonitos. Lo que me sorprende es que son increíblemente veloces y yo les puedo pisar los talones, no se que tipo de alucinación es esta, pero es tan real, puede que sea igual que los sueños con Andrea y Alec pero algo me dice que no. Se van deteniendo y observo que hemos llegado a una especie de pueblo, las casas son antiguas, parecen echas de paja y madera, algunas siquiera tienen techo. Hay antorchas en cada casa iluminando el pueblo, es todo tan antiguo, no tienen siquiera electricidad, lo que me lleva a pensar que estoy por el año 400 o 500ac. Gritos retumban por toda la oscuridad, hombres con antorchas se acercan corriendo, con un tipo de palo de metal. Pero juraría que no es metal. Los hombres gritan y corren hacia los lobos, se detienen de golpe chocando unos contra otros, observo confundida su reacción, ellos parecían muy confiados. Mi mirada se dirige hacia los licántropos, todos los lobos miran hacia arriba y sueltan un profundo aullido. Todos guardan silencio al oír a los lobos aullar al unísono, el sonido me a dejado fascinada es cómo si se complementasen los unos a los otros.

-Demasiado tarde- la voz de una mujer se escucha entre los aullidos de los lobos, la busco con la mirada y veo cómo sale de entre los frondosos arboles del bosque, un tipo de vestido negro y largo la envuelve a la perfección abrazando sus curvas. La mujer es hermosa, morena, su piel es pálida pero aun así es atractiva, su pelo llega hacia su cintura y sus ojos verdes destacan en su rostro. Parece una muñequita, no hay ningún rastro de imperfección en su piel.

-Nos has traicionado- grita un hombre con una antorcha, la chica niega lentamente tomándose su tiempo, no tiene miedo, o si que lo tiene pero lo disimula muy bien. Realmente dudo de la segunda opción, creo que no tiene miedo. Su cabeza se alza y observa la luna dorada. Cierra los ojos y un leve suspiro se escapa de sus rosados labios.

-No os jure lealtad nunca, así que no os traicione. Me debo a mi manada, ellos son a los que debo lealtad, no a unos humanos que intentan acabar con mi familia.- Su cuerpo se retuerce y sus ojos se vuelven plateados un profundo color plateado, hermoso y brillante.

-¡Es una de ellos!- Grita un hombre- ¡Esta maldita!-Todos sueltan un jadeo, los lobos siguen aullando y la chica
empieza a transformarse delante de todos.

-No es una maldición, es una bendición.- Gruñe, colmillos y garras se hacen presentes, la chica no parece adolorida, al contrario que yo, cuando me transforme dolió cómo el infierno. El sonido de sus huesos rompiéndose llegan a mis oídos, su vestido se va desgarrando hasta transformarse completamente en loba. Una loba increíblemente bonita, su pelaje es blanco y parece suave, sin ninguna mancha, al contrario que los otros lobos. Suelta un fuerte aullido, uniéndose a la manada, pero su aullido destaca entre todos los otros, es más fuerte, más salvaje. El miedo de los lobos desaparece, ya están con su Alpha. Ella es su Alpha, su Alpha por linaje. ¿Así me veo yo cuando me transformo?

Me apoyo contra un árbol y justo ahora recuerdo que solo llevo puestos mi sujetador de encaje y un short. Menos mal que nadie me pueda ver.

-Ella os advirtió, os advirtió que debíais de alejaros- un hombre realmente atractivo sale de entre las sombras castaño, ojos del mismo color que su pelo, robusto, y de un metro ochenta y cinco. Su ropa consiste en una camisa y unos pantalones, de un color entre marrón oscuro y negro - ahora ateneos a las consecuencias, mi amada no es agradable de ver cuando se enfada- una sonrisa divertida baila entre sus labios. Antes de que nadie pueda decir nada todos los lobos paran de aullar, los observo y miro hacia el cielo, la luna está en lo más alto, brillando cómo nunca. Gruñidos resuenan, y bajo la mirada rápidamente, todos los lobos están en posición defensiva. Pero uno destaca entre todos ellos, la loba blanca, sus ojos brillan aun más y la primera que ataca.

Mi mano se despega de la pared y me hecho hacia atrás. Unas calidad manos me rodean y me bajan de la cama.

-¿Estás bien?- pregunta Scott dejándome en el suelo.

-Sí, a sido raro, muy raro- mi voz sale en apenas un susurro, aun sigo sorprendida.

-¿Que has visto?- pregunta.

-Una Alpha por linaje, cómo yo, una manada, y luego la luna, la luna era dorada- intento explicar.

-Vale nena, tranquila, está bien. Creo que necesitas descansar- murmura. Apaga la luz y nos tumbamos, pasa una mano por mi cintura acercándome a él.

-Había una manada de lobos asustados, estaban siendo perseguidos por hombres con antorchas y un tipo de palo de metal, luego la luna era dorada e increíblemente brillante- murmuro- luego del bosque salio una chica, dijo algo sobre que se debía a su manada y se transformo en lobo, ellos dejaron de sentir miedo todos aullaron a la luna dorada y atacaron a los humanos. Cayeron uno por uno- susurro contra su pecho, su aroma me tranquiliza, también siento eso.

-Bien- asiente- mañana nos ocuparemos de eso- besa mi frente- Solo duerme preciosa- me acomodo y cierro los ojos, rápidamente cayendo dormida.

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Internado de Pijos [Corrigiendo.]Where stories live. Discover now