Veintiuno. "Corre"

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- Austin – mi voz tembló mientras veía a Austin coger una mochila y meter algo de su ropa.

- Alice ahora no, vístete, rápido, tenemos que irnos. - puse mi mente a funcionar y me quité la camiseta que llevaba para cambiarla por una básica negra. Después me puse unos pantalones cortos y mis converses negras. Cerré mi maleta y la colgué en mi espalda.

Austin guardó el arma en la parte de atrás de los pantalones y guardó otra en su mochila. Se la colgó y tendió su mano para que se la cogiera. Avancé hacia él y cogí su mano. Austin salió de la habitación y yo con él.

- No mires sus cuerpos – miré hacia arriba pero fue inevitable no mirarlos. Tragué la bilis que subía por mi garganta. No era hora de dar la nota.

Bajamos las escaleras y cuando salimos a la calle Austin miró hacia los lados antes de avanzar hacia su coche. Lo abrió y abrió la puerta del copiloto para que me montara. Él se encargó de poner nuestras mochilas en los asientos traseros y después se arrodilló sobre la acera para mirar debajo del coche.

Fruncí mi ceño al verlo y miré hacia los lados. La gente pasaba tranquila por la acera, parecía que no corríamos peligro. Austin me asustó al cerrar mi puerta y observé como él rodeó el coche y se montó. Me puse el cinturón y Austin no tardó en meter la llave en el contacto y salir de allí.

Respiré hondo y miré a Austin asustada. - ¿Quiénes eran?

- No lo sé - dijo mirando al frente.

- ¿Donde vamos?

- Eso tampoco lo sé - dijo frustrado. Junté mis labios en una fina línea y miré mis manos aferrando la camiseta, nerviosa.

No podía pensar con claridad ya que los cuerpos de los dos chicos volvían a mi mente una y otra vez. Los golpes, los disparos...

Estaba asustada.

- Iré a ver a Steve, a mi abuelo. - Austin miró por el retrovisor. - Le pediré dinero y te llevaré a Nueva York. Es mejor que le digas a tu padre que se ponga ya en camino.

- El querrá que vaya con él.

Austin negó con la cabeza y suspiró - Será mejor que vayamos separados.

Cuando Austin paró frente a su casa, entré para ver a su madre. Ella nos miraba con preocupación mientras que su hermana nos miraba con los ojos bien abiertos y seria, muy seria.

- ¿Estás bien? - Anna se acercó a mí y me abrazó. Correspondí su abrazo reconfortante.

- Sí, estoy bien. - me separé de ella y mi móvil vibró en el bolsillo trasero de mi pantalones. Lo cogí.

- ¡Alice, maldita sea, donde demonios estás! - papá sonó muy alterado al otro lado de la línea.

- Vamos de camino a Nueva York, ve para allá. Te esperaré allí - dije mientras me separaba de Anna e iba hacia la entrada.

- Ven a casa, nos iremos juntos.

- Austin me dijo que puede ser más peligroso así. - papá suspiró al otro lado del teléfono - ¿Que está pasando?

- No lo sé, cariño. No lo sé - su voz sonó rota. - Tengo todo cargado en el coche, quiero que quedemos en Hamilton, ¿vale? ¿Te acuerdas la gasolinera que está en las afueras? ¿Que hay un bar de carreteras donde paramos a comer y hay un motel?

- Si.

- Nos vemos ahí. Tened cuidado, no hagas cosas estúpidas y dile a ese chico que como te pase algo, está muerto.

- Papá - me quejé.

- Le estoy confiando tu vida, Alice.

Después de que Austin apareciera, nos despedimos de Anna a pesar de que ella insistía en que nos quedáramos allí, tenían seguridad. La verdad es que podíamos correr peligro de camino a Hamilton. Estaba aterrada con que algo nos sucediera. Quizás quedarnos en casa de Anna era lo mejor, aunque poner en peligro a su familia... no había necesidad.

3. Saga Cree en mí - Heavy CrownWhere stories live. Discover now