Capitulo treinta: La pista de hielo

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No he podido dormir en toda la noche, los nervios me carcomían cada vez ponía un pie fuera de las sabanas. Mis manos temblaban al agarrar las cosas, era como si estuviera viviendo en una película de horror. Recuerdo que al terminar de leer la carta corrí a encerrarme en el cuarto de mi abuelo he intente llamarlo, pero la línea estaba fuera de servicio. En cuanto los primeros destellos del amanecer se filtraron por la ventana fui directo con Camelia.

-¡Se burla de nosotros!-chillo Helen con el papel arrugado en la mano. Su cara pecosa estaba roja de rabia, sus dientes estaban tan apretados que parecía que iban a romperse.

-cálmate-espetó Eliot haciendo ademán de tranquilizarla.-eso no lo sabes con certeza.

-¿acaso sabes leer? -Helen le dedico una mirada tan fría que Eliot decidió no contestar.- aquí dice que él intento localizarnos, y que nuestros medios de comunicación son primitivos, se burla por que sabe que lo estuvimos tratando de rastrearlo y no lo conseguimos.

-eso no es lo importante. Ya sabemos que es presuntuoso, quiere hacer notar que el tiene el control. Esta carta solo es una prueba de su soberbia.

-le voy a meterle esa carta por...

-¡basta!-Camelia elevó la voz haciéndolos callar, he notado que tiene esa habilidad de mantener el control, piensa con la cabeza fría. Eso es algo bueno en un líder.-¿no se están percatando de nuestro verdadero problema? Anoche pudieron haberse llevado a Lana.

Las miradas de la habitación se centran en mi.

-no lo creo.-dice Alec dandole una calada a su cigarrillo.-Gabriel es muy claro con sus palabras, le esta pidiendo una disculpa por no hablar con ella en persona, dice que las barreras no se lo permitieron. Erick no dejó a Lana desprotegida, puso hechizos de seguridad en toda la casa.

-¿y si es tan poderoso por que no las rompió?-inquirió Sarah acariciando a un gato blanco que tenía en el regazo.-puede con la magia del consejo ¿no?

-por que Erick no es cualquier brujo, Sarah.-admitió Camelia con el rostro carente de expresión.-por mucho que me duela decirlo, es poderoso.

La habitación se queda en un profundo silencio que Helen decide romper.

-¿y tú chiquilla?-me dice en tono ácido.-¿por qué no viniste a comunicarnos esto en cuanto te enteraste?

-naturalmente no iba salir a mitad de la noche con un enfermo suelto por ahí solo para entregarte evidencia, Helen.-mascullo con desprecio.

Max hace un ruido raro con la boca, como entre una risa y una tos.

-eres una bruja, ya deberías saber teletransportarte.-siento como mis tripas se retuercen cuando escucho hablar a Mónica.

«lo siento, no se teletrasportarme muy bien por que ayer te llevaste a la cama a mi tutor» -pienso pero no lo digo.

-de hecho, Mónica. -Eliot miró a la pelirroja teñida con timidez-Lana hizo bien, puede que Gabriel interfiriera y la atacara.

-¿por qué tienen una afición especial por ti?-continua, ignorando el comentario de Eliot.-Francis, te llevo fuera de la fiesta para hablar contigo. El consejo te solicita una evaluación, Gabriel te deja la carta solo a ti...

Las joyas del tiempoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu