Capitulo veinticinco: El palacio de fuego

621 35 9
                                    

Se que la supuesta misión de la las joyas en encontrarlas todas para destruirlas y traer el equilibro de nuevo. Viajar en el tiempo altera el balance de la magia, o al menos eso dice Camelia. Pero ¿cómo encontraron a una persona sin tener ningún dato específico sobre ella? Creí que íbamos a morir y pasar como otra generación de joyas que no encontró otra vez el ónix ¿que cambió? Supongo que debe ser cosa de brujos, yo apenas me estoy adentrado a este inesperado mundo. Me gustaría no tener que hacer todo esto, que esta no fuera mi vida, ser igual que todos; tener hermanos menores molestos que ensucien y griten todo el tiempo, dos padres que me esperen al llegar de la escuela para comer juntos, que me regañen por mis malas notas y por los problemas que causo, pero que me quieran con todo y mis defectos en lugar de corregirlos como hace el abuelo, estar estúpidamente enamorada de alguien que no me corresponde...como toda adolescente. En lugar de eso vivo en una casa de mármol; grande, fría, silenciosa... Pero no me auto compadezco, eso es para personas débiles, tengo que ver que pude haberme criado en un orfanato si mi abuelo no se hubiera hecho cargo de mi, además no me falta absolutamente nada...creo.

Peter me dio su rebanada de pastel y la acepté gustosa, no era igual al famoso pastel de April pero estaba rico. Me llevé unas cucharadas a la boca mientras Camelia nos explicaba.

-¿y que fue exactamente lo que les dijeron?-interrumpió Sarah con la boca medio abierta, masticando su panqué.

-deja que te explique.-Alec agarró una galleta y se la puso entre los labios.-paso número uno, muerdes.-dejó ver sus blancos dientes dandole una mordida a la galleta.- paso número dos, masticas...Paso número tres, tragas. Paso cuatro, puedes hablar. paso cinco, repites el mismo proceso y así nadie tiene que ver el interior de tu garganta con comida tibia y ensalivada.

Sarah le dedico una mirada de irritación y le golpeó el hombro. Alec sabia exasperar a cualquiera con gestos y opiniones tan simples que tienes la duda si lo dice o no con malicia.

Camelia ignoró la acción y continuó.

-Benjamín, es un viejo amigo de la amatista de la generación pasada. Es un brujo que vive en Europa. Tú ya lo conoces.-dijo señalando a Sarah con la mano.

-¿de donde?-intervino Eliot.

-hace un tiempo estuve saltando con mucha frecuencia a Francia, era casi imposible controlarlo, Benjamín fue mi guardián cuando caí en su casa, se aseguró de que nadie me viera y me ayudó a encontrar unos libros que me pidió el consejo ... ¿Cómo les pudo informar algo si el vive en el pasado?-se exaltó de repente.

-lo acabas de mencionar, en uno de los libros que trajiste hace un año vienen cartas y papeles, al principio no nos importo.-explicó Eliot despreocupado.-parecían solo dibujos ridículos y nombres escritos y con corazones en las íes, nosotros estábamos concentrados en la información de los libros, pero después de no encontrar nada nos dimos por vencido y cerramos el tema...hasta hace un par de semanas que encontraron otra vez esos papeles y los leyeron, había un nombre que nos llamó la atención "Francis Josep"

-¿y es importante por que...?-lo animó a continuar Peter.

-ese es el nombre que Gabriel utiliza para sus negocios.-dijo Eliot con un tono tan espeluznante, que se me erizaron los vellos de la nuca.

Según había escuchado, Gabriel era el hombre que negoció por Peter, lo quería comprar con su padre como si fuera un objeto. Y venía por mí.

-el tipo que negoció con John.-murmuro.

-ese mismo, y tenemos dos teorías; o hizo un trato con el ónix para uno de sus negocios ilegales, o el es el ónix.

-o simplemente hay alguien con el mismo nombre ¿no se les ocurrió?-Alec no parecía sorprendido por la información, era como si ya lo hubiera escuchado.

Las joyas del tiempoWhere stories live. Discover now