Control.

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Goku se había ido a entrenar por 1 mes. Este se lo comunico a su esposa antes de irse cosa que le agrado bastante a Milk. Pero ella sentía a su esposo lejano. Como si estuviera molesto con ella por alguna razón. Milk pensaba que Goku estaba molesto por los entrenamientos con Vegeta. Desde que se entero sobre la atracción de los sayayines hacia la fuerza de las mujeres este no quería que se acercara a otro sayayin que no fuera el. Milk estaba ansiosa de que su esposo llegara decirle la decisión que había tomado. Además de eso Milk no quería tener problemas con Bulma así que era mejor mantenerse alejada de Vegeta por un tiempo. Luego del mal rato en el baño, Milk decidió entrenar con su hijo Goten como lo hacia cuando Goku había muerto en la batalla de Boo. Luego de entrenar con el, su hijo como de costumbre se desapareció en las montanas con Trunks, cosa que hacia a cada rato. Milk aprovecho su soledad para hacer la cena. Ya habían pasado el mes desde que su esposo se había ido con Kaiosama y sabía que ese día llegaría con mucha hambre. Esta bestia un traje violeta no muy pegado a su cuerpo, quería verse hermosa para su esposo, aparando su larga cabellera en una cola de caballo.

-Espero que ya no estés molesto Goku.- suspiro la morena soltando un respiro extrañando a su esposo ferozmente.

Era muy extraño que su esposo se molestara con ella, siempre era al revés y cuando Goku lo hacia se sentía tan mal que quería remediar su error. Además de eso siempre se molestaba por razones mas poderosas que ella. Debajo de ese personalidad infantil y inmadura Goku podía esconder a un hombre con carácter y decidido. Ella sabia el gran enigma de su esposo conociéndolo bastante bien. En ese momento mientras ella estaba preparando la cena sintió un ki conocido en sus espaldas.

-Hola Milk.- saludo Goku con una sonrisa como de costumbre.

-Bienvenido a casa Goku.- contesto Milk poniendo la comida ya lista en la mesa. Esta sabia como hacer feliz a su esposo y también sabia que la comida de Kaiosama no le gustaba para nada.

Goku no tenia el Gi como de costumbre ni estaba en su estado de super sayayin. Este bestia un pantalón y camisa de botones, blanca con la bufanda que solía ponerse cuando trabajaba la tierra, al parecer se había cambiado de ropa en casa de kaiosama.

-¡Que bien! ¿hiciste mucha comida? por que tengo mucha hambre.- dijo Goku mirando con entusiasmo lo que Milk preparaba.

-Si Goku, prepare todo lo que te gusta.- le anuncio Milk con una sonrisa.

-Olle y ¿donde esta Goten?- pregunto Goku mirando a todos lados.

-Ya sabes como es, esta en las montanas con Trunks.- le dijo Milk acercando mas comida a la mesa.

Milk no quería dar el primer paso para acercarse a su esposo. Una de las cosas que en ella había cambiado es que se había vuelto mas orgullosa. Quería que Goku se acercara a ella después de dos semanas de no estar con el. Esta le dio la espalda y comenzó a limpiar un poco la cocina. Pensando que aun Goku estaría molesto con ella por entrenar con Vegeta. Tomo uno de platos y comenzó a limpiarlo cuando en ese momento sintió unas manos acariciando su espalda. Al sentir el contacto con la piel de Goku, Milk sintió una electricidad por la columna de su espalda. Obligándola a dejar caer el plato haciéndose añicos. Goku se quedo algo apenado, jamás pensó que su esposa se asustaría por querer acariciar su espalda.

-Lo siento Milk no pensé que te asustarías.- comenzó Goku rascándose la cabeza sonrojado.- es que llevo tanto tiempo sin verte, que quería tocarte.-

-No importa Goku.- contesto Milk doblándose para limpiar el plato que había roto.

Milk trataba de no mirar a Goku. Sentía una enorme excitación a tal punto que su corazón comenzó a latir fuertemente. Con cada respiro era una molestia con esa parte que solo le pertenecía a su esposo. Ella no era una experta en provocar a Goku o en seducirlo, solo lo había logrado una vez y fue después de su rapto. Este siempre era el que la buscaba cada vez que la deseaba o daba el primer paso. Demonios- pensó Milk- me vuelvo a sentir como una adolescente.-

El descenso de Milk. Parte IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora