Habrá pizza...

—Entonces no faltaré —dije feliz.

—Te espero aquí a las 5, ¿de acuerdo?

—Si Joe, ahí te veo —colgué.

Tenía que ir, la otra vez cancelé por lo que había pasado aquella noche, y no quería dejar mal otra vez a Joe. Después de terminar de recoger mi cuarto, saqué las bolsas afuera de mi casa, de reojo me pareció haber visto al corredor escarlata, pero cuando alcé la vista no había nada. No le di importancia así que volví a entrar a la casa, me puse a ver la televisión un buen rato, hasta que escuché otra vez esa voz en el dormitorio de mi padre.
Me levanté y caminé hasta allí, intenté abrir la puerta con un poco de fuerza ya que la otra vez que quise abrirla estaba cerrada con llave, pero esta vez, la puerta estaba abierta así que no tuve problema para entrar. La habitación de mi padre estaba demasiado pulcra a comparación de la mía, estaba llena de computadoras como las que hay en el laboratorio y algunas que otras maquinas. En su buró había un cuadro de nosotros 3, mi madre, él y yo y esa era la única foto en este lugar. La voz del reloj me distrajo y me puse a buscar de dónde provenía, revisé todo hasta que me di cuenta que venía de su clóset, quise abrirlo pero la puerta de la entrada empezó a abrirse así que salí corriendo de allí cerrando la puerta de la habitación.

Vi que era mi padre, cuando me vio, me sonrió y tenía cara de "¿Qué demonios haces cerca de mi habitación?", bueno, nunca le gustó que pusiera un pie cerca de aquí y no entiendo el por qué.

—¿Qué haces ahí? —avanzó hasta el sofá para agarrar el control de la Tv para apagarla.

—Estaba limpiando un poco la casa.

—Ah... —me puso su cara de "sí claro", y se dio la media vuelta.

—¿No deberías de estar en el laboratorio?

—Si, pero vine a buscar unas cosas, ¿me quieres acompañar? —me dijo mientras sacaba algunas carpetas de un mueble que había cerca donde estaba la maquina de fax.

—Por supuesto, espera un segundo —corrí a mi habitación por un suéter ya que por las mañanas hacía frío y salí de allí con el ya puesto—Listo.

Ambos nos fuimos hacía el laboratorio, cuando llegamos, Caitlin y Cisco estaban haciendo lo que normalmente hacen, estar enfrente de las computadoras averiguando no se qué. Quizá puedo aprovechar en preguntarle a Caitlin todo acerca de los metahumanos, ella puede saber acerca de esto, cuando me vio, se acercó a mi con una gran sonrisa.

—Hola Nina —me dio un pequeño abrazo—¿Cómo estás?, tu padre me dijo que estabas enferma.

—Muy bien, gracias —ella estaba por irse cuando la detuve sujetándola del brazo—Hey, ¿te puedo preguntar algo? —miré hacía Cisco y mi padre para asegurarme que no me escucharan.

—Por supuesto —me sonrió.

—¿Me podrías decir todo lo que sepas acerca de los metahumanos? —cuando se lo dije, abrió sus ojos como platos y me llevó a un lugar donde estuviéramos solas.

—Bien...-agarró su tablet y me mostró algunas imágenes—Estos son personas con la capacidad de hacer cosas increíbles desde las más asombrosas hasta las más simples —me enseñó un vídeo del chico escarlata salvando a varias personas de un edificio que se incendiaba.

—Así que el velocista escarlata es un metahumano...

—Yo lo llamaría Flash... —se empezó a reír—El chiste Nina, es que, estas personas pueden tener cualquier tipo de poder, como: súper fuerza, súper velocidad o incluso controlar el tiempo —me miró de una manera acusatoria, como si ella supiera lo que me estaba pasando.

—Oh, gracias por la información, pero me tengo que ir —salí de manera apresurada pero Caitlin me siguió el paso.

—¿Estás bien? —me preguntó.

—Si, si. Te veo luego —le di un beso en la mejilla y me fui del laboratorio.

Caminé hasta el parque más cercano de casa de Joe, y esperé a que dieran las 5:00 de la tarde, estaba segura que me iba a aburrir ya que faltaban 3 horas para ir. Me senté en una banca que está por la fuente de ahí mismo para desestresarme un poco, saqué mi celular del bolsillo que trae mi suéter y me di cuenta que Iris había actualizado su blog, no había nada nuevo, solo que había salvado a esa gente de aquel edificio que me había dicho Caitlin. Revisé la hora y solo habían pasado 15 minutos, estaba más que desesperada, quería adelantar el tiempo, pero la última vez que lo hice, todo salió mal, por lo menos quería adelantar 1 hora, ya no tendría que esperar mucho tiempo.

Miré el reloj de mi celular y traté de concentrarme, no quería estropearlo otra vez, miré el minutero y empezó a avanzar sin control, hasta que el celular marcó las 5:30, ¡demonios!, lo había vuelto arruinar y lo peor del caso, es que se me había hecho tarde para ir a casa de Joe, así que corrí como nunca hasta llegar allá.

—¡Joe! —llamé a la puerta, ya que el timbre no servía todavía.

—Aquí estás —salió del patio trasero con su ropa casual.

—Perdón por llegar tarde —le di un beso en la mejilla.

—Descuida, mientras venías le pedí a Barry que fuera por pizza —me hizo pasar a la casa, me quité mi suéter y lo colgué en el perchero que hay—Toma, te llegó esto de la universidad —me dio un sobre.

—¿Es la respuesta de trabajo? —dije algo emocionada.

—No lo sabrás hasta que lo abras —me sonrió. Abrí el sobre y leí todo con cuidado—Entonces...

—¡Me aceptaron! —lo abracé.

—Felicidades mi niña —en eso llegó Barry con las cajas de pizza y algunas sodas.

—Hey... ¿Qué pasa aquí? —dijo extrañado.

—Me aceptaron en el trabajo en la universidad —lo ayudé con la bolsas de sodas para que no cargara con todo.

—Entonces hay que celebrar —me sonrió.

Nos pasamos toda la tarde-noche viendo películas, mientras las mirábamos, Barr se me quedaba viendo de una manera extraña y no sabía el porqué. Igual comimos pizza e incluso jugamos un poco a nuestro juego favorito de "caras y gestos", yo gané 4 de 7 rondas, así que celebré comiendo el último pedazo de pizza. Cuando terminamos, Barry y yo ayudamos a Joe a limpiar la sala, mientras lo hacía, recibí un mensaje de mi padre que ya era hora de que me fuera a la casa, no le gusta que ande tan tarde en la calle.

Me despedí de Joe y de Barry, él insistió en querer acompañarme hasta mi casa pero le dije que yo estaría bien. Caminé y caminé, ya estaba algo cansada y sentía que en cualquier momento caería dormida, di dos, tres pasos más hasta que sentí que algo me levantó del piso y me hizo moverme tan rápido hasta llegar a la puerta de mi casa y me hizo regresar al piso. Miré por todos lados, hasta que mis ojos se encontraron con Flash.

—¿Tú otra vez? —le dije algo nerviosa—¿Cómo sabes qué vivo aquí?

—Eso no importa, necesitas aprender a controlar tus poderes —empezó a caminar hacía mi.

—Yo no tengo ningún poder —mentí, quise abrir la puerta pero él en menos de un segundo estaba enfrente de mi.

—¡Déjame sola! —di pasos hacía atrás.

—Necesitas ayuda. Perdí 3 horas y media de mi vida, no recuerdo lo que hice y sé que lo hiciste tú.

—Yo no hice nada —me empecé a alterar—No soy como tú, no soy una metahumana —y lo hice de nuevo, se detuvo todo otra vez como aquella noche con él.

—¿Ves? Eres como yo. Déjame ayudarte —me tendió la mano, quise dársela pero alguien iba a abrir la puerta y de pronto él ya no estaba.

—¿Con quién hablabas? —salió mi padre de la casa.

—Con nadie.

—¿Segura?

—Segura —dije mirando hacía la carretera.

Tal vez, tenía razón. Él podría ayudarme, también era un metahumano como yo, eramos iguales solo que con diferentes poderes, quizá hasta podríamos volvernos muy buenos amigos.

Fast Enough | The FlashWhere stories live. Discover now