☕11☕

1.2K 136 27
                                        

Al día siguiente, la relación entre Stone y Robotnik parecía haber alcanzado un punto de tensa calma. El Doctor, por su parte, parecía haber sumido sus pensamientos en una maraña de cálculos complejos, como si todo estuviera, en su mente, perfectamente calculado. Sin embargo, el cambio en su comportamiento no pasó desapercibido para el Omega. A pesar de la actitud impasible del Alfa, algo había cambiado entre ellos. El contacto físico había aumentado, y las miradas se habían vuelto más intensas, más cargadas de algo que ambos parecían intentar ignorar.

En su laboratorio, Robotnik revisaba minuciosamente los detalles de su último proyecto. Las matemáticas, los cálculos, las posibles soluciones a sus problemas, todo giraba en su mente como piezas de un rompecabezas que él estaba decidido a completar. Sin embargo, no pudo evitar escuchar el sonido de unos pasos acercándose a la puerta de su oficina. El Omega, como siempre, tenía esa habilidad para aparecer en los momentos más inoportunos.

—¿Qué es ahora, Stone? —preguntó Robotnik, su voz más fría que de costumbre, aunque había una ligera preocupación en su tono, disimulada con el mismo aire de autoridad y control que siempre ejercía sobre sus subordinados.

Stone, a pesar de la atmósfera cargada de tensión, no pudo evitar mostrar una ligera sonrisa en su rostro, una sonrisa que parecía más una máscara que un gesto genuino. No obstante, la incomodidad en su interior seguía creciendo, y no sabía cómo lidiar con ella.

—El... el informe que solicitaste. —Stone extendió una carpeta con algunos datos sobre el desarrollo de las últimas pruebas, y aunque intentó mantener la compostura, los nervios lo invadían. Había algo en la mirada del Doctor, algo en su cercanía, que lo hacía sentirse inseguro.

Robotnik tomó la carpeta con precisión, sin siquiera mirar a Stone directamente. Sus ojos recorrían las páginas con rapidez, procesando cada detalle con la eficacia de una máquina. Era evidente que no estaba interesado en el contenido de las pruebas en sí, sino en tener control sobre la situación, sobre todo lo que lo rodeaba.

—Hmm, los resultados son... razonables. Pero, como siempre, es insuficiente. —La voz de Robotnik era cortante, y el tono de su crítica, sin ser exagerado, estaba cargado de una autoridad que dejaba poco espacio para la disidencia.

Stone, al sentir la tensión en el aire, intentó dar un paso atrás. Sin embargo, cuando el Doctor levantó la vista, algo en su expresión cambió. Había una dureza latente en su mirada, como si algo en su interior estuviera luchando por salir.

—¿Está todo bien, Doctor? —preguntó Stone, consciente de la incomodidad que se había instalado entre ambos. Su tono, aunque respetuoso, no pudo evitar reflejar cierta preocupación.

Robotnik, sin responder de inmediato, dejó la carpeta sobre su escritorio y se levantó de su silla, caminando con paso firme hacia donde estaba Stone. Cada paso que daba parecía resonar en el aire, como un recordatorio del control absoluto que ejercía sobre el entorno. Cuando llegó a su lado, el Doctor levantó la mano, señalando un punto en la pantalla del ordenador, pero al mismo tiempo su proximidad a Stone lo hacía sentir incómodo.

—Stone, ¿alguna vez te has detenido a pensar sobre la... complejidad de los procesos biológicos involucrados en la gestación de un Omega? —Su voz, aunque académica, estaba cargada de una extraña tensión. Había algo en su mirada, algo que no lograba identificar.

Stone, un tanto confundido por la pregunta, intentó responder con la mayor serenidad posible.

—¿A qué te refieres, Doctor? —preguntó, sus palabras un tanto vacilantes. El embarazo estaba, de alguna manera, una constante en su mente, aunque no sabía cómo abordar el tema con Robotnik.

𝐿𝑎 ꜰóʀᴍᴜʟᴀ 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑛𝑜𝑠𝑜𝑡𝑟𝑜𝑠 ||𝙱𝙻||Where stories live. Discover now