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Kat quedo impactada, nunca había viajado, ya que sus padres eran muy de hogar; decían que alejarse de casa era peligroso para una señorita. Pero Kat, viendo los detalles por la ventana del carruaje no lo veía así.
El carruaje pasaba por largas y anchas calles, donde se veían distintos comercios, donde habían vendedores de periódico vociferando el titular del día; mujeres envueltas en chales cargaban cestos llenos de flores hermosas; iban de un lado a otro tratando de convencer a los peatones de comprar su mercancía.

El cielo era de un tono rojizo con azul (el color del amanecer). California no era igual que Londres, se dijo Kat, allá, era mas civilizado, con más edificios, hermosos parques, con un tráfico horrible y ruidoso, pero aquí en California era distinto; no había tanto trafico, aunque si mucho ruido en la calle, todo ahí parecía un pueblo mas que una ciudad, no había calles de piedra, casas o edificios grandes. Pero lo que si había mucho eran cantinas, fumadero de opio, restaurantes y... ¿Burdeles?
Kat abrió mucho los ojos cuando vio a una joven no mayor que ella, entrar a una taberna donde se veía un letrero que decía: "Vampiros el opio"
De la taberna se escuchaba una música suave, cantarina y seductora. Una luz roja salía de las ventanas y reflejaba a hombres y mujeres pasando de un lado a otro en posiciones muy poco decentes, aunque había algo raro que...

-Cierra la cortina-Ordenó Dereck
-Pero...¿viste es...?
-Si-soltó Dereck posando una mano por delante de Kat para cerrar la cortina.
-¡Oye! ya es hora de que me hables sobre lo sobrenatural-dijo irritada

No le gustaba que siguiera ocultándole cosas sabiendo que ella también era parte de eso.

-Lo siento. Solo te conté lo necesario. Pero tus padres no querían que supieras nada de lo oculto, solo respeto sus deseos.
-Pero ya se mas de lo que debería de saber Dereck-dijo con calma.- Además mis padres no están aquí ahora, necesito respuestas, información.

Dereck la miro fijamente por un lado rato, su rostro era indescifrable, no sabia si estaba enojado ó preocupado. Kat  se mordió el labio esperando su respuesta.

-Es una cantina para los inmortales-dijo por fin Dereck.
-¿Inmortales?
-Vampiros, hombres lobo, brujos, hadas...
-¿Hadas? Pero las hadas son cuentos de niños ¿no?
-Las hadas son tan hermosas como malvadas-dijo Dereck muy serio.- No son de fiar. Los vampiros son igual de bellos, pero no todos son malvados. Los hombres lobo son bestias, seres incontrolables.
-¿Y los brujos?
-¡Baa! Hombres y mujeres que se creen mejor que todos. Sus poderes provienen de la naturaleza y con ello se divierten engañando y estafando a las personas viciosas. ¡Los muy estupidos!-hizo una mueca de asco.- No importa. Mientras ningún sobrenatural haga daño a un humano, no hay problema alguno. Bien, llegamos.

El carruaje paro con una pequeña sacudida. Derek estiro el brazo y abrió la puerta para salir. Ayudo bajar a Kat del carruaje Y cuando la volvió a mirar su primo tenía una agradable sonrisa dibujada en su rostro. Miro al rededor. Estaban en lo que parecía una plaza, montones de carruajes se estacionaban en la acera, y hombres y mujeres muy bien vestidos bajaban de ellos y se dirigían a explorar el lugar. Había pequeñas mesas y bancos donde mujeres se sentaban y reían sorbiendo agua de menta; hombres con largas pipas fumaban llenando el aire de tabaco.
Por toda la plaza pasaban damas y caballeros montando a caballo con exquisitos atuendos a la moda.

-Vamos

Caminaron un buen rato, Dereck iba manteniendo una charla agradable, no decía nada importante pero a Kat le resulto de lo mas tranquilizador poder escuchar una voz conocida y amable.
Le iba contando lo bonita que podía resultar California, que había lugares hermosos, que, con mucho gusto después le mostraría. Le platico de los mejores restaurantes donde se podía comer y a bajo costo; cerca de California había una playa donde le gustaba ir cada fin de semana; le comento sobre el cielo azul con sus nubes esparcidas por todos lados; el mar moviéndose lentamente y sus olas tan pequeñas que iban de atrás hacia adelante formando ondas perfectas.
Kat, imaginándose todo, casi podía oler el mar. De vez en cuando gente se paraba frente a ellos, saludándolos cortésmente y se iban sin apartar la mirada de Kat.

-Me ven de un modo extraño-dijo Kat

Dereck río por lo bajo.

-No es eso. Solo que llevas una ropa distinta de aquí.
-Bueno, es ropa de Ciudad, no se pueblo.
-Claro-dijo sonriendo.
-Aquí también llevan ropa bonita-continuo Kat culpable.- No es mucha la diferencia.
-No. Pero aquí las mujeres suelen usar el corsé menos apretado y el cabello menos arreglado. A menos que vallas a una fiesta.
-¿Hacen fiestas aquí?-preguntó sorprendía

No creía que en este pueblo podría haber fiestas decentes, con todo el lodo, el sol ardiente y el excrementó de caballo... No era una muy buena idea.

¡Por supuesto!-dice riendo.- Nos gusta celebrar todo tipo de eventos. Y, aunque no lo creas, todo es tan refinado como Londres. Vestidos elegantes, flores, música, bailes, ¡hasta el vino es delicioso!
-Entonces me encantaría ir a uno de ellos.-dijo riendo.

Pasaron por un callejón iluminado, había botes de basura y cajas llenas de botellas de vino vacías; arriba había cuerdas que pasaban de una ventana a otra, donde colgaba ropa semi húmeda de ellos. La avenida se volvía a ver a pocos metros.

-Kat-dijo Dereck de imprevisto. Su voz era seria.
-¿Si?
-¿Que les paso realmente a Emmanuel y Theresa Nobal?

Kat se detuvo de golpe. <<Hay, no. Que diré.>> miro a su primo. Él se mostraba relajado, como si solo hiciera una pregunta ocasional. Kat se lamió los labios y se armo de valor.

-Están muertos-digo

Su primo abrió los ojos como platos, pero su expresión cambio rápidamente, volviendo a la seriedad.

-¿Como ocurrió?

Su voz sonaba tranquila, casi preocupada, pero Kat sospechaba algo mas. Nadie que acabara de enterarse que alguien de su familia había muerto reaccionaria así.

-Al principio creí que había sido un oso-bajo la mirada.- Pero ahora se que no. Fue un lobo. Un hombre lobo.

Dereck apretó los labios fuertemente hasta que se tornaron blancos; parecía como si fuera a llorar, pero en sus ojos no había dolor si no furia.

-¿Cuando pasó?-preguntó con furia
-Hace dos semanas. Estaba dormida y oí gritar a mi madre. Corrí a su habitación y vi a mi padre-se aclaró la garganta, pero los ojos de su primo no mostraban piedad alguna. Quería respuestas.- Vi a papá degollado en un charco de sangre en el suelo. Y a mamá destrozada en la cama. Esa cosa estaba encima de ella.
-¿Sabes como era Katie?
-Bueno... ¿Igual que todos no?-dijo Kat como si fuera obvia la respuesta.
-No. Todos tienen alguna diferencia. Piensa Kat. Tal vez podamos encontrarlo y hacer que page.

Kat pensó. <<Alguna diferencia, Alguna diferencia>> cerró los ojos tratando de recordar. Pensó en todas las fases de los lobos que pudo recordar tratando de encontrar algo que le pareciera conocido. Su mente fue más atrás. El día del ataque a su casa. Trato de recordar como era el lobo. Sus ojos azules, su pelaje negro, sus filosos dientes, su nariz, su cicatriz...¡su cicatriz! Abrió los ojos de golpe y vio a su primo mirándola con gran curiosidad.

-¡Una cicatriz!
-¿Una cicatriz? Kat es no...
-Si-dijo Kat irritada.- Su cicatriz le llega de la oreja izquierda a la comisura de la boca.
-Ok, pero no creo que sirva de mucho Katie, la mayoría de los lobos tienen cicatrices que les dejamos en una batalla.
-Bueno, pues será mejor que busquen bien. Por que es todo lo que recuerdo-Dereck la miro por un momento entrecerrando los ojos. Después sonrío de medio lado.
-Ok, ok. Que te parece si dejamos este tema por ahora y vamos a comer algo.
-Si. Pensé que nunca me lo pedirías

Dereck soltó una carcajada y Kat, después de verlo por un momento río también.

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Hola! Este es el comienzo del octavo capítulo. Pronto subiré la continuación.

Una Vida Después de la Muerte.Where stories live. Discover now