Un Nuevo Comienzo (Harry Potter) 2°T de LHB. TERMINADA | EDITADA

Capitulo 10. ✅

Me encontraba organizando los pergaminos de tarea en mi cama de la habitación de prefectos, seleccionando cuales iban primero y de que asignatura eran cada una. Inspeccionando que no tuvieran faltas de ortografía, alguna mancha de tinta o huella dactilar. Escuché la puerta abrirse y cerrarse con una suavidad que solo pose mi amiga sabelotodo.

—Hola Mione –susurré, mirando totalmente concentrada mis pergaminos sintiendo mis piernas entumecerse por permanecer en posición de indio por un largo tiempo, así que me recosté en la cama con lentitud y a los 30 segundos sentí un peso extra en mi espalda que me sacó todo el aire – ¡Casi me matas de asfixia! ¡Avisa para la próxima, bruta!

—No me gusta lo que estoy sintiendo por Ron –ignoró mis quejas con una voz llena de aflicción, me quedé quieta para escuchar lo que me diría y que ella supiera que le prestaba atención –no puedo controlar mis sentimientos... ¡Es tan malditamente irritante! –Uno de sus codos se enterró en mi espalda, ocasionando que le gruñera molesta — ¿Cómo lo haces tú ____?

Me removí con brusquedad y cuando sentí un grito de dolor junto a un fuerte impacto contra el suelo, sonreí abiertamente. Comencé a recibir una serie de insultos de parte de mi amiga castaña, quien caminaba por toda la habitación maldiciendo lo mal amiga que era. Rodé los ojos con total aburrimiento y esperé con una paciencia extraordinaria que se le pasara el berrinche.

Cuando ya llevaba más de treinta segundos regañando, decidí invertir mi tiempo en algo productivo... ósea, en la corrección de mis pergaminos.

— ¡Te estaba contando algo importante y tú... —no habían manchas en ninguna parte — ¡No puedo creer que seas tan... —las cosas importantes estaban destacadas o subrayadas — ¡Estoy estresada... —estaban todos los signos de puntuación en sus respectivos lugares — ¡mi estado de irritabilidad está al máximo y... —La redacción estaba bien y la ortografía perfecta — ¡Y Ron es un idiota que - -!

— ¡Cállate y siéntate en la cama ahora mismo! –La castaña se sobresaltó y en menos de un segundo estaba sentada al frente mío, con los ojos y boca exageradamente abiertos.

Relajé mis facciones de a poco y abrí mis brazos, recibiendo en menos de cinco segundos el abrazo más apretado y necesitado que Hermione me había dado en su vida. Solté un largo suspiro y acaricie su enmarañada, pero linda cabellera dorada.

—Mione... cariño, no puedes tener la respuesta y solución para todo –susurré de manera muy dulce y baja, esperando que con ese tono de voz me comprendiera mejor –debes dejarte llevar un poco y aprender a vivir con ese sentimiento –ella soltó un largo suspiro –no intentes comprender el amor, sería algo estúpido y una verdadera pérdida de tiempo. Solo siéntelo y aprende a dejarlo en segundo plano cuando tengas responsabilidades.

Me separé lentamente de ella y limpie esas pequeñas lágrimas traviesas que habían soltado sus avellanados ojos.

—Y si Ron no te valora, que se vaya al diablo –ambas soltamos una suave risa –eres una hermosa e increíble persona Mione, y esa personalidad tan interesante que tienes... —hice una pequeña mueca de desagrado, ocasionando que me golpeara el brazo indignada

—Tu personalidad tampoco es la más llevadera del mundo, querida –se defendió rodando los ojos, pero con su linda sonrisa plasmada en sus labios

—Es verdad, es verdad –le sonreí –el punto es, que tu personalidad atraerá a muchas personas... solo debes esperar a la persona indicada y nunca te debes echar a morir por ningún amor... ¿oíste?

Asintió rápidamente y con un rápido abrazo, simplemente me agradeció.

(...)

Si bien el día no era perfecto por el frío y viento que se calaba en lo más profundo de los huesos de una persona, adicionándole que las nubes estaban grises y daba muy mala espina por lo tenebroso que se llegaba a ver. Pero no todo era malo, Harry había decidido que saldríamos a Hogsmeade para tener una improvisada cita. En todo el día, se comportó muy muy cariñoso y atento, ya que me consentía en todo lo que quería y se encargaba de mantenerme divertida todo el día. Y yo como me destacaba en ser bastante mal criada e infantil cuando me lo proponía, me deje consentir en todo a lo que él estuviera dispuesto a darme.

Recibí muchos besitos.

También abrazos.

Me reí con él hasta el cansancio.

Nos quedamos en silencio por un largo rato, disfrutando de la compañía del otro.

Todo demasiado perfecto y surrealista, estaba realmente tranquila por primera vez en mi vida probablemente, sin preocuparme ni estresarme por la caótica vida que estaba llevando en los últimos meses y que me tenía los nervios a flor de piel.

Con el pasar de las horas nos juntamos con la parejita de la discordia, quienes me hicieron reír con todas las discusiones que tenían, siempre llevándose la contraria, pero mirándose de una forma que no dejaba a duda la atracción que sentían por el otro.

Fuimos a tomarnos unas cervezas de mantequilla los cuatro a las tres escobas, en donde se apareció el profesor Slughorn ofreciéndonos algo a Mione, Harry y a mí, no lo escuche en lo más mínimo pero al ver como mi mejor amiga y novio aceptaban, decidí aceptar sin darle mucha importancia.

Y ese había sido mi día, riéndome con mis amigos -y riéndome de ellos obviamente-, disfrutando de un romántico día con mi pareja. Todo había sido tan perfecto y después Katie Bell resulta maldecida.

Y... mi día perfecto se arruinó por culpa de un mal nacido que hechizó a la dulce chica de Gryffindor.

— ¿Por qué siempre que pasa algo, tienen que estar ustedes cuatro? –Nos pregunta la profesora McGonagall, su voz monótona y frustrada, me encogí de hombros soltando un largo suspiro de resignación.

—Créame profesora, llevo 6 años haciéndome esa misma pregunta –susurró Ronald con voz afligida, como si estuviese realmente cansado de todo eso, le di un codazo en las costilla sacándole un suave quejido.

—Severus –llamó la profesora cuando vio al antiguo profesor de pociones cruzar por la puerta del despacho de McGonagall.

Snape pasó por nuestro lado sacando su varita, sin dirigirnos ni una sola mirada. Con un leve movimiento de muñeca, logró que el collar se alzara para poder observarlo y analizarlo de una mejor manera.

— ¿Tú qué crees? –la profesora se veía muy afligida por lo ocurrido y un tanto nerviosa, todo eso se podía distinguir en la mirada que le dirigió a Snape.

—Creo que, la señorita Bell... tiene suerte de estar viva

— ¿La hechizaron no? –La voz de Harry irrumpió el tenso silencio –conozco a Katie, no mataría a ninguna mosca –asentí despacio y sin pensarlo, estaba totalmente de acuerdo con él. Katie como dije anteriormente, es una chica súper dulce y competitiva –si le estaba llevando eso al profesor Dumbledore, no lo hacía conscientemente.

—Sí, la hechizaron –concordó la profesora, soltando un largo suspiro

—Fue Malfoy –me sobresalté sin querer cuando Harry dijo aquello, lo miré totalmente extrañada.

Malfoy será un idiota siempre, pero no lo veo capaz de matar a alguien.

Fruncí el ceño, no me cuadraba aquello para nada.

—Esa es una acusación muy seria, Potter –McGonagall se giró en su dirección, mirándolo con aquellos ojos calculadores y severos

—Es cierto –Snape igual se giró, con el ceño fruncido — ¿tienes pruebas?

Negó con lentitud –solo lo sé –aquella respuesta no pareció gustarle al profesor, por lo que como de costumbre terminó humillando a Harry.

Mis dientes se apretaron a medida de cada palabra que salía de sus labios.

—Les recomiendo que vayan a sus dormitorios –ordenó McGonagall luego del ataque de Snape hacía Harry.

Los cuatro nos giramos en silencio y salimos del despacho, cada uno metido en sus propios pensamientos. Tomé la mano del azabache para llamar su atención.

—No creo que haya sido Malfoy, cariño –hice una pequeña mueca –puede ser un grano en el culo y un dolor de cabeza, pero... intentar matar a Dumbledore, no lo veo capaz, es muy asustadizo para eso.

Hizo una mueca de desagrado, totalmente en desacuerdo con mis palabras, pero luego solo asintió y me abrazó por los hombros, acercándome lo máximo posible a su cuerpo. 

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