Capítulo 14. ✅

2.4K 176 13
                                    

Tuve que partirme en dos y por poco no lo logro.

Hermione no me había dejado salir de su habitación para que la ayudara a arreglarse para la pequeña cita improvisada que me había inventado, a la cual no podría asistir si no me permitía cambiarme.

Pero cuando al fin logré mi cometido, con apenas 10 minutos para arreglarme, corrí hasta la sala de los menesteres donde Marina me esperaba con todo lo que iba a necesitar.

Había obligado a la Gryffindor para que me ayudara como pago por haberme tendido esa trampa.

Me tomé el agrio líquido sin pensármelo dos veces, cambiándome con rapidez a ropa de hombre mientras el efecto de la poción cambiaba mi aspecto físico.

Salimos, yo abotonándome la camisa escuchando las indicaciones de Marina, quien había preparado todo en la sala de astronomía para que llevara a la castaña y compartiéramos un agradable momento con tarta de chocolate y jugo de calabaza (financiado por los tiernos elfos de la cocina)

Respiré tranquila cuando llegamos a tiempo a la sala común de Gryffindor a tiempo, y deseándome suerte, Marina ingresó a la sala con tranquilidad para llamar a la prefecta.

Cuando la castaña salió con las mejillas sonrosadas y la mirada en el suelo, le ofrecí mi brazo derecho, alagándola por lo linda que se veía. A lo que ella simplemente sonrió, respondiendo a mi alago y colgándose de mi brazo con timidez.

Caminamos por los pasillos de Hogwarts, mientras le hacía preguntas para conocerla mejor... aunque ya la conocía como la palma de mi mano.

Subimos riendo por las escaleras que daban a la sala de Astronomía, dándome a entender que ya estaba más relajada con mi compañía.

—Tienes el mismo humor que mi mejor amiga. —Por un segundo su inocente comentario me alteró, pero logré retomar mi compostura al segundo, sonriendo de manera tensa.

—Creo intuirlo... la señorita Black es demasiado transparente con la gente. —La ayudé a sentarse en los suaves cojines que Marina había traído, sentándome a su lado después con calma.

—Sí... igual que tú. —Nuevamente me tensé.

La castaña era demasiado inteligente y no me extrañaría realmente que me haya descubierto.

—No me gusta la gente que no demuestra lo que es. —Me encogí de hombros, acercándole un plato con tarta.

—Eso es algo que diría ella. —Recibió el plato con tranquilidad. —Muchas gracias.

—Espero que eso no sea un inconveniente.

—Para nada... me parece todavía más cómodo convivir con gente que tiene parecidas personalidades a mis amigos cercanos. —Me sonríe dulcemente, pero aquella sonrisa no llegaba a sus ojos.

—Eso es algo positivo para mí entonces.

Seguimos comiendo tarta y conversando, riendo a carcajadas cuando la castaña se avergonzaba por contarme algo que se suponía no debía contar, recibiendo suaves regaños de su parte con sonrisas dulces.

Estuvimos un largo rato así, hasta que la noche comenzó a caer, avisando que se acercaba la hora de cenar, pero la castaña no tenía intenciones de irse y con todo el pastel que habíamos comido, realmente no teníamos hambre.

—Dime... ¿cómo son tus padres? —Aquella pregunta me hizo temblar, no me esperaba realmente que preguntara eso y no tenía nada inventado.

—Bueno... soy hijo de muggles. —Sus ojos brillaron por la emoción.

Un Nuevo Comienzo (Harry Potter) 2°T de LHB. TERMINADA | EDITADA Where stories live. Discover now