VC: Capítulo siete

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Canciones:

Lali Esposito - Como haremos

Lali Esposito - Me muero por vos

Anteriormente:

- ¡BOM! - una explosión lo sacó de su breve trance y despertó a Lucy de golpe, que al darse cuenta de su posición, se sonrojó fuertemente y volteó hacia otro lado, fingiendo estar con el orgullo herido, pero en realidad no era eso, estaba nerviosa y su corazón latía desmesuradamente.

- ¡Ayuda por favor! - gritó alguien desde no muy lejos, llamando y sacando de sus pensamientos a Lucy y Sting.

Ambos se miraron y asintieron para luego pararse y correr hacía aquella voz, una vez llegaron se encontraron con una bandas de hombres torturando a una mujer de unos 30 años.

- ¡Oye tú! ¿Tu mama no te enseñó que a las mujeres se les tratan con gentileza? - preguntó enojado Sting, esta escena le traía recuerdos no muy gratos y Lucy se percató de aquello.

-Sting, déjamelo a mí - ordenó Lucy con la mirada seria, aquella que no admitía replica - en tu estado emocional actual no puedes pelear, el peor error que puede cometer un mago es pelear con la mente caliente - dijo, mirándolo con los ojos entrecerrados.

Lucy avanzó hacia los 4 magos que hasta ahora la veían con deseo y malicia, y se puso en posición de combate.

- Tai-To-Ro. Anthem - dijo, y desde las palmas de sus manos salieron varias flechas de luz que fueron lanzadas hacia los bandidos los cuales pensando que el ataque era débil por provenir de una mujer no lo esquivaron, causándoles unos daños graves.

Uno de los hombres lanzó varias dagas llena de magia hacia Sting, quien se encontraba con la mirada asombrada hacia Lucy.

En una velocidad inhumana Lucy se puso frente a Sting.

- Ele-Ele-Nanmeiri. Espíritu sagrado, se mi escudo. Stryper - frente a ellos se posicionó un enorme escudo, el cual hizo rebotar las dagas, recibiéndola el enemigo - ten más cuidado para la próxima vez lucecita, eres un estorbo -dijo Lucy mirando hacia Sting, el cual se le tiro arriba haciendo que ambos caigan al suelo, Lucy miró molesta a Sting pero luego se percató de que la había salvado de un ataque enemigo.

- Tú también deberías tener más cuidado, y ¿qué es esa magia que usas? - Lucy lo miró extrañado.

- Es magia celestial, idiota, solo aprendí a canalizarla - contesto molesta - ahora, ¿te podría quitar encima? - murmuró sonrojada.

- ¿Y qué si no lo hago? - preguntó inconsciente Sting, estaba embobado con esa mujer rubia delante de sus ojos. Lucy lo miró a los ojos, grave error, se perdió en aquellos ojos azul cielo.

- Te pegaré - contestó de la misma manera.

- Atrévete - susurró, acercando sus labios a los de Lucy.

- No juegues con fuego Sting, te puedes quemar.

- Estoy dispuesto a eso y más - dijo a punto de pactar su palabra.

- ¡Ayuda! - fueron interrumpido por el grito de la misma mujer, que estaba siendo secuestrada por los bandidos, los cuales aprovecharon la distracción de los rubios para huir.

Ambos se levantaron rápidamente y empezaron a correr tras ellos.

- Sting, necesito que los distraigas, necesito unos 3 minutos - dijo Lucy entre jadeos.

- Está bien - contestó aumentando su velocidad hasta llegar a la par de los magos y empezar a pelear.

Lucy frenó en seco, se puso en posición recta, juntó sus brazos como si estuviese haciendo una plegaria, y cerró sus ojos.

- Dibumstein. A los espíritus de la justicia y la paz, por el antiguo pacto, cumplid ahora vuestra obligación. Mégades - una enorme esfera de luz se formó a lo alto de la ciudad, cubriendo un perímetro de 100km.

Al pasar unos 3 minutos la esfera fue descendiendo hasta llegar a iluminar toda la ciudad, obligando a todos los habitantes a cubrir sus ojos, mientras se escuchaban los gritos desgarradores de los 4 magos. Cuando la enorme esfera terminó su trabajo desapareció, volviendo todo a la normalidad, con la única diferencia es que los magos se encontraban casi muerto y que Lucy se encontraba tirada en el piso.

Sting apenas la vio corrió hacia ella y comprobó que para su alivio solo estaba inconsciente por el agotamiento mágico; por impulso depositó un cálido beso en su frente, se despidió de la mujer la cual no dejada de agradecerle y volvió al hotel, llevando a Lucy en su espalda.

Apenas llegó depositó a la rubia en la cama y se acostó a su lado.

(...)

Sting despertó gracias a una maravillosa voz, una angelical. Abrió los ojos para encontrarse con la maravillosa escena de ver a Lucy con una guitarra en manos y cantando.

Como haremos, no puedo evitar mirarte,
No puedo evitar pensarte
No puedo sin perder la razón
Ya sabemos que todo eso es imposible

Amar a veces no es tan simple
Guardamos un secreto entre los dos
Y lloro por tu amor mientras te miro a los ojos
Buscando el perdón de Dios

Como haremos no puedo evitar amarte
Me muero por poder tocarte y entregarte toda mi pasión
Los dos sabemos que hay cosas que son imposibles

Mejor sería olvidarlo todo
Buscar alguna forma de decir adiós

Quiero ser todo el cielo que te cubra
Respirar cada parte de tu ser
Darte todo el corazón

Como haremos, no puedo evitar mirarte
No puedo evitar pensarte,
No puedo sin perder la razón

Como haremos no puedo evitar amarte
Me muero por poder tocarte tenemos un secreto en los dos
Quiero ser todo el cielo que te cubra

Respirar cada parte de tu ser

Sin dolor, el alivio y tu locura
La razón y la fuerza de tu fe
Darte todo el corazón

Sting quedó asombrado, no sabía que Lucy tenía aquella voz tan angelical y dulce, se alegró al ver que esta no se había percatado de que él estaba despierto y que incluso se preparaba para tocar otra canción.

Tengo miedo de perder la dirección,
No puedo dejar de oír mi corazón.
Quiero decírtelo y no encuentro palabras

No quiero quedarme sola en un rincón,
No quiero perder la voz
Y aunque no lo demuestre, estoy asustada

Quiero decírtelo, quiero gritártelo,
Hay algo brutal naciendo entre vos y yo

Porque no puedo más vivir sin vos, me muero de dolor.
Ya no puedo pensar, mi corazón, todo me habla de vos
Y si te encuentro aquí me pierdo yo,
Soy presa de mi confusión.
Y aunque sangre por la herida y no te lo diga: Me muero por vos.

Nunca es fácil engañar al corazón,

No hay pecado cuando no queda otra opción.
Y en este viaje voy buscando mi alma
No quiero quedarme sola en un rincón,
No quiero perderte a vos.
Dar un salto al vacío aunque no haya nada.

Ya no queda otra opción,
Ya nos ganó el amor.
Hay algo brutal naciendo entre vos y yo

Porque no puedo más vivir sin vos, me muero de dolor.
No hay esperanza ya, mi corazón, todo me habla de vos.

Porque no puedo, así no quiero más, no ni siquiera respirar,
Porque si estoy con vos le doy la espalda a Dios
No me importa lo que digan, no mi vida, yo me muero por vos.

Sin darse cuenta de aquello Sting estaba llorando, aquella canción le había tocado hasta el alma, pero también le había abierto los ojos, le había hecho aceptar algo que no quería ni podía negar: Se estaba enamorando de Lucy Heartfilia.

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¡Maldito Rubio!Where stories live. Discover now