Capítulo 13

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Lo seguí dando zancadas —¿Qué se supone que haces?

—Vaya son varias cajas para una cocina.

—Mamá es coleccionista.

—De verdad planeabas hacer esto sola.

—Bien —Me rendí —Podemos iniciar por esa caja de allá.

Sonrío dándome la espalda para bajarla, era más alto y más fuerte que yo que ni siquiera sudo.

Bajando todas las cajas que a las que yo no habría alcanzado ni con mis más altos zapatos pusimos manos a la obra, al principio no sabía si esto era una buena idea, pasar tiempo juntos fuera de nuestro horario de trabajo me podía traer problemas pero mi viejo yo me gritaba que él era una buena idea.

Desempacamos, lavamos, secamos y acomodamos platos, cubiertos, vasos y copas en la estantería, mientras yo lavaba un vaso Caden me contaba sobre su primer caso resuelto. Fue a los nueve años y descifro como su tortuga desapareció un día y apareció tres metros bajo tierra en su jardín. Conmovedor.

No me sorprendía que él tuviera esa gracia nata para ese tipo de situaciones, su padre seguramente era bueno en lo que hacía y Caden lucia como una de las personas que se apasionaba con lo que quería, tal vez eso era lo que más me atraía de su persona, la pasión con que hacía todo.

En algún momento de la reflexión que tenía en mi mente me obligue a apartar la mirada de él, era algo inevitable pero no quería que me viera como bicho raro. Concentrándome en mi tarea me distraje con el agua.

—¿Qué es lo que más te gusta hacer? —Pregunto mientras ponía una copa en la parte más alta.

—Defender a las personas.

—¿Defiendes a las personas?

Me encogí de hombros —En la secundaria me gané dos reportes por defender a mis amigas frente al director.

—¿Dos? —Se rio.

—Sí, fue en dos ocasiones y mis argumentos siempre han funcionado —Dije con orgullo mientras le pasaba otra copa.

—Debe de ser.

Le estreche la mirada.

—Esta es la última —Coloco la caja más pequeña sobre la barra y la abrió, sus cejas se fruncieron. —Estos no son platos.

Me acerque a la caja fisgoneando su contenido —Parecen papeles, mamá debió haberse equivocado de lugar —Metí la mano en ella sacando una libreta vieja, no tenía más que apuntes de trabajo y uno que otro dibujo aficionado que yo hice cuando tenía como cinco. Alce la vista y noté a Caden con la mirada clavada en el interior de la caja, me asome y mi respiración fallo en cuanto leí el encabezado del periódico: ASESINA A AGENTE DESPUES DE SER DESCUBIERTO eso y la expresión de Caden me bastaban para saber de qué hablaba.

—Cade...

—Mi madre nunca me dejo leer el periódico

—Creo que fue una buena idea —Tomé el periódico con manos temblorosas y lo saque de la caja —No sé porque mamá lo tiene, no... bueno...

—Solo lo guardo —Termino por mí. Su voz sonaba peligrosamente calmada.

—Quizás deba tirar esto —Empecé a caminar a la basura pero me detuvo.

—No, quiero leer, quiero saber que mierda inventaron los medios —Me quito el periódico de las manos dándome la espalda.

Me acerque a él cuidadosamente y pude ver como un musculo saltaba en su mandíbula, sus hombros estaban tensos, no podía dejar que se hiciera esto.

—Vamos deja eso —Le arrebate el papel y lo regrese a la caja —Caden no te tortures de esa manera, lo que ellos hayan dicho no importa.

—Saber que los medios disfrazaron todo, me importa.

—Oye —Me acerque a él despacio —No me gusta verte haciéndote daño.

Las comisuras de sus labios se levantaron un poco —¿Te preocupas por mí? —Mis ojos se clavaron en los suyos ¿Cómo fue que dimos este giro? tambaleéNo es tu culpa —Camino hacia mí hasta que las puntas de sus zapatos chocaron con los míos.

—Gracias —susurro llevando su mano a mi mejilla.

—¿Por qué? —Balbuce controlando mi respiración.

—Por escucharme, por preocuparte por mí —Sonrió —Nadie nunca lo había hecho.

—No me agradezcas —sus labios estaban cerca de los míos y por primera vez había visto lo vulnerable que Caden podía ser —Eso hacen los amigos.

Soltó una risita —Amigos —Sonó más como una pregunta que como una afirmación. Llevo su otra mano a mi cintura y la rodeo atrayéndome a él, el aire se me quedo atrapado en los pulmones y mi pulso se disparó, observo mis labios por lo que me pareció una eternidad.

—Eres hermosa —Susurro dejando un beso en mi mejilla.

Cerré los ojos y deje que su presencia me envolviera, cuando volví a mirar lo observe, el verde de sus ojos era más fuerte que de costumbre, roso mis labios con los suyos y me relamí, sonrío a solo milímetros de mi boca, cerré los ojos de nuevo anhelando ese beso cuando la puerta sonó.

—Jessica ¿qué te he dicho de llevar comida a la sala? —Entro a la cocina sonriéndole a Caden cuando lo vio. Yo me encontraba del otro lado de la barra y juro por Dios que no sabía cómo llegue ahí.

—Solo ayudaba a Jess en la cocina, pero creo que es tarde, te veo el lunes —Me miro unos segundos y se volvió a mamá —Buenas noches Sra. West.

—Buenas noches hijo —Desapareció de la cocina y espere a escuchar la puerta para soltar el aire que estaba conteniendo, si tuviera un espejo y pudiera verme apostaría que combinaba con el saco rojo de mamá.

—Creí que no querías ayuda.

—Vino a preguntar por algo de la escuela y se ofreció a ayudarme —Metí en la caja la libreta y la tome mientras avanzaba a las escaleras —Creo que esta es mía.

—Creí que teníamos planes esta noche.

—Claro pero necesito dejar esto en mi cuarto —Le di una sonrisa de disculpa y subí de prisa —Bajo en un minuto.

Cerré la puerta con la espalda y metí la caja debajo de la cama, no me interesaba en lo más mínimo la caja, pero era el pretexto perfecto para subir y calmarme un poco. Me tumbe en la cama cubriéndome la cara con las manos —¿Qué estoy haciendo? —Me reprendí sola.

***

Cuando conseguí calmarme regrese con mamá a la sala y me acomode a su lado.

—¿Qué te parece votos de amor?

—¿No hay algo menos romántico? —Se rio.

—¿Fast and furious?

—Porque no —Sonreí.

Me acurruque a su lado y ella me abrazo, sentir que todo estaba bien por un momento era agradable, así que me deje llevar por su abrazo y vimos la película en silencio. La necesitaba, necesitaba a alguien que me dijera que esto se iba a acabar pronto. Me estaba enamorando de Caden Whitman y no tenía la mínima idea de qué hacer con eso.



Try Again ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora