—Tsk, esperaré en tu alcoba, principito —envolvió la prenda en su cintura.

—¡Qué no! —alegué nuevamente, ese apodo estaba sacándome de casillas.

El timbre sonó nuevamente, y esta vez, un poco más desesperado.

—Como sea, allí estaré esperando —frunció el ceño—, ¿dónde está tu habitación?

—Sal de esta habitación y si sigues derecho, a la izquierda encontrarás una pieza de puerta blanca.

—No te demores —pegó su frente a la mía—, y dile a tu visita que no sea tan imprudente —salió de la habitación y se fue a mi cuarto.

Siempre actúa con tanto desinterés que esta forma de actuar me tiene impactado.

Suspiré con alivio y fui a responder la puerta. Estoy todo mojado, ¿quién visita a las personas en este horario?

—¡Light! —se escuchó detrás de la puerta—. ¡Soy yo! Mikami.

—¿Mikami? —no creo que le interese si estoy mojado o no—. Disculpa, en seguida te dejo pasar.

Busqué la llave en mi pantalón y abrí la puerta.

—¡Li...! Light... —antes de pasar, Mikami recorrió mi cuerpo con los ojos y sus mejillas comenzaron a teñirse de un ferviente rojo carmesí.

—Lamento estar así —sonreí con nerviosismo—. Estaba a punto de bañarme, salí de prisa de la ducha —mentí—. ¿Sucede algo? —pregunté al ver que no dejaba de observarme.

—Cla... claro, entiendo —desvió su mirada y evitó responder mi pregunta—. Siento mucho venir a verte tan tarde, no quería molestar —a mí no me molesta, pero a Ryuzaki seguro que sí.

¿Por qué se ve tan nervioso?

—No hay problema, pasa, por favor —le dejé pasar—, ¿te puedo ofrecer algo? ¿té, café, jugo, agua?

—No, gracias. Estoy bien así —que extraño...

—¿Quieres sentarte?, ¿viniste por algo en especial?

—Sí, y sí gracias —nos sentamos en el comedor y sentí un sonido de cajón abrirse.

Ryuzaki debe estar revisando mi ropa...

—¿Light? ¿Qué fue eso?

—Nada... debe ser el vecino, le gusta revisar sus cajones... —Mikami me miró sin entender—. No importa —le sonreí y volvió a desviar su mirada—, ¿a qué has venido?

—Yo, pues... —fijó sus ojos en mí—, me percaté de que te estabas sintiendo frustrado con todo esto del "gran Ryuzaki" pensé que te sentías solo.

—¿Viniste a hacerme compañía? —no pude evitar sonreír, Mikami es muy amable.

—S...sí, pero veo que estás mejor —¿por qué no me sostiene la mirada?

—Algo así.

—Estuve pensando... quizás tengas razón —escuché suavemente unos pasos acercarse, como cuando caminas y no quieres que nadie lo note.

—¿Razón? ¿En qué? —pregunté.

—En que el gran Ryuzaki sólo se hace el interesante —frunció el ceño—. Tú mismo lo dijiste, que era arrogante, anormal e idiota —un golpe sonó en mis muebles. Juro que si ese idiota me rompe algo lo mataré—. ¿Qué fue eso?

—Nada... tranquilo —no quiero que sepa que Ryuzaki está aquí, no más chismes—. Continúa, no escuché bien —me desconcentré con el desagradable de Ryuzaki que no se queda quieto.

—Decía que creo todo lo que me dices, quizás tú lo conoces más que yo, creo que eres de las contadas personas que lo han escuchado hablar, y mucho —habla, pero nada coherente, sólo es un pervertido—. Si quieres que te ayude con eso estoy de acuerdo, al mal debe hacérsele frente y jamás huir.

¿Al mal? Estoy de acuerdo, pero Ryuzaki no es malo, ¿verdad?

—Ahí creo que te pasas un poco —reí—, Ryuzaki puede ser algo... —cómo decirlo...— inconsciente con cómo trata a la gente —a pesar de que no es así conmigo—, pero él tiene muchas cosas buenas.

—Ah, ¿sí? —preguntó Mikami incorporándose en la silla.

—Sí, por ejemplo —levanté la mano para indicar—, por ejemplo... eh... —bajé la mano.

Se aprovecha de mí, nunca se preocupa por lo que siento, pasa por encima de mí, hace lo que se le da la gana, es un pervertido, ignora a las personas, no presta atención a su entorno...

—¿Es...? —preguntó Mikami sin entender.

—¡Amable! —se me ocurrió al fin—. No siempre me escucha —por no decir que casi nunca lo hace—, pero está pendiente de mí, y aunque no lo demuestre, es muy tierno —sonreí ante la imagen de verlo dormir.

—Está bien, se preocupa, pero... ¿Sólo de ti? —preguntó Mikami al tiempo que se cruzaba de brazos y serenó su semblante.

¿Sólo de mí?

Estaba a punto de responder eso, pero la silueta de Ryuzaki aparece en el comedor.

No puede ser...

Está desnudo y con la toalla en la cintura.

—Sí, sólo con él —respondió Ryuzaki expresando en su rostro una mirada sombría—. Ahora lárgate.


Serás Mío (Death Note yaoi) Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum