Capitulo 39

40 11 0
                                    


Aquella noche se sirvió una comida fría en la terraza para los jugadores de críquet. Hoseok trajo a Jungkook para que disfrutara del último sol de la tarde. Tendido sobre una gran manta, el niño se deleitaba moviendo la cabeza hacia los sonidos que atraían su interés. Todos los invitados vinieron a ver al nuevo heredero de los Min.

Sólo unos pocos de los invitados de Miriam podían pasar otra noche en Silverley. La mayoría había partido esa tarde, entre estos Selena Eddington. Hoseok no sabía si yoongi había vuelto a hablarle o si ella había pensado que era prudente retirarse.

Pamela Ritchie se acercó para mirar a Jungkook. Una Omega desdichada en verdad. Si no tenía cuidado, las arrugas de la insatisfacción iban a hacerse permanentes.

Hoseok no se había sentido en lo más mínimo perturbado cuando yoongi y klm taehyung jugaron juntos una partida de críquet. Estaban juntos, esperando su turno y riendo, pero a Hoseok no le importaba. Su actitud tenía algo que ver, lo sentía, con las sonrisas y los guiños que yoongi le había dirigido toda la tarde. Era como si compartieran una broma íntima, pero no habían dicho una palabra al enfrentarse a la hora de almorzar. De todos modos, bastaba que él lo mirara para que empezara a reír.

Era un hombre feliz. Hoseok pensaba que sabía el motivo y sus sospechas lo hacían tan dichoso como él.

El sol empegaba a ponerse, y todo era un maravilloso despliegue de color. Jungkook ya había tomado bastante aire por ese día y gateaba en una manta con renovado vigor, señal segura de que estaba hambriento.

-Está tan tranquilo aquí a esta hora del día- dijo Eleanor con suavidad. -Os echaré de menos a ti y al pequeño.

-¿No estarás ya pensando en irte, verdad?- preguntó Hoseok sorprendido.

-Ya no me necesitáis aquí, querido- Ambas sabían que sólo se había quedado para ayudar a Hoseok a adaptarse a su matrimonio. -Dicken me dice que Rebecca se ha convertido en una bruja desde que me fui. Dicken también me echa de menos. Y, para decirte la verdad, su larga ausencia de Cornwail me ha abierto los ojos.

-¿Cómo, Eleanor? ¿Tú y Dicken sois...?- dijo Hoseok encantado.

Eleanor sonrió.

-En los últimos cuatro años me ha pedido varias veces que me case con él. Creo que finalmente estoy dispuesta a pensar seriamente en ello.

-¡Espléndido! ¿Dejarás que yoongi y yo demos la fiesta de la boda o prefieres que lo haga Rebecca?

-Temo que Rebecca insistirá en eso- dijo Eleanor riendo. -Hace años que está empujándonos a Dicken y a mí para que nos casemos- Jungkook gimió, reclamando atención. -¿Quieres que lo levante, querido?

-No, a menos que también puedas alimentarle- Hoseok rió con picardía.

-Date prisa entonces. Yoongi no te ha quitado los ojos en todo el día, y estoy segura de que saldrá en tu búsqueda, si te pierdes por mucho tiempo.

-No, mientras sepa dónde está- dijo yoongi acercándose desde atrás. Levantó a Jungkook. -De manera que el muy pícaro está hambriento, ¿eh? ¡Dios, también está chorreando! -Apartó con rapidez al niño y los omegas rieron.

Hoseok puso una manta pequeña alrededor del trasero de Jungkook.

-Es algo que los niños suelen hacer con frecuencia. Vamos, dámelo.

-No, yo te lo llevaré- yoongi se inclinó y murmuró sólo para el: -Tal vez, cuando hayas terminado con él, puedas dedicarme un poco de tiempo...

-Caramba, qué bonito cuadro- interrumpió Miriam, con su dura voz. -Un padre que adora a su bastardo. Vosotros, los Min sois unos padres maravillosos, yoongi. Es una lástima que seáis tan malos maridos.

OnceWhere stories live. Discover now