Capitulo 7

50 16 1
                                    


Hobi estaba sentado ante su tocador, contemplando soñador el pequeño cardenal en la base de su cuello. La marca de amor de Min yoongi. Tocó la mancha. Era una suerte que no se hubiera quitado la capa anoche, al regresar a casa de Tony. Por el momento tendría que cubrirse con una bufanda hasta que desapareciera la marca.
Era tarde por la mañana y había dormido mucho más que de costumbre. Sin duda sus primos ya habían desayunado, y si todavía estaban en casa, tendría que contar la historia en la que se había puesto de acuerdo con Tony.
Tony había enviado un mensaje a su hermano Edward antes que el regresara a casa, diciendo simplemente que hobi no iba a ir al baile, después de todo. Sólo eso, sin dar razones. La historia era que Tony no había estado en su casa cuando el llegó, y que el lo había esperado horas. Cuando llegó, tuvieron una charla. Y, como después de la conversación ya era muy tarde, simplemente había vuelto a su casa para acostarse. Los criados de tío Edward podían confirmar que tío Tony lo había acompañado y que en verdad el había ido directamente a acostarse.
Hobi suspiró y tocó la campanilla llamando a Meg; después, rápidamente, buscó una bufanda en su ropero. Tampoco Meg debía ver aquella marca de pasión.
Cuando bajo, media hora después, encontró que la tía Charlotte y las primas Clare y Diana tenían visitas. Estaban en la sala con las visitantes: las dos lady Braddock, madre e hija; la señora Faraday y su hermana Jane; y dos damas que hobi no conocía. Todas le clavaron los ojos cuando entró, y hobi se sintió muy molesto por las mentiras que iba a tener que decir.
-Mi querido Hoseok- la señora Faraday hablaba con un tono extrañamente comprensivo. -estáis divino... sobre todo teniendo en cuenta que...
Hobi sintió que un nudo apretado se le formaba en la boca del estómago. No. No era posible. Sólo su conciencia culpable le hacía pensar que podían estar enteradas de la escapada de anoche.
--------------
Min yoongi, cuarto vizconde de Montieth, yacía echado sobre su amplio lecho, con las manos detrás de la cabeza y su desnudez cubierta sólo por una delgada sábana. Se había tendido allí tras caminar casi una hora, pero no hizo movimiento alguno para incorporarse y afrontar el día. Hacía mucho que no perdía su habitual cabalgata matutina por Hyde Park. No había nada inmediato que necesitara ver. Otra carta al conde de Penwich pidiéndole una respuesta acerca de la tierra que codiciaba, pero eso podía esperar. De todos modos la carta estaba destinada a ser fuente de irritación, ya que el conde nunca le contestaba.
También hubiera convenido ponerse en contacto con el gerente de su firma naviera en Southampton, para cancelar la orden de construcción de un barco. Había pensado navegar nuevamente hasta las Indias Occidentales. Pero, después de lo sucedido anoche, no pensaba dejar Londres por nada del mundo.
El se llamaba hoseok.
Dijo el nombre en voz alta, dejando que repercutiera deliciosamente en su lengua. Hoseok. Dulce, precioso hoseok, con el pelo de ébano y ojos de porcelana azul. ¡Qué ojos! Bastaba que cerrara los suyos para verlos sonriendo, riendo. ¡Oh, tenían tanta vida! Hoseok, hermoso entre los omegas, belleza sin igual.
Yoongi rió ante su fantasía. Namjoon iba a decir que se había enamorado de pies a cabeza. ¿Sería posible? Bueno, no, claro que no. Pero no recordaba haber deseado tanto a un omega como deseaba a Jung Hoseok.
Suspiro.
La tía Ellie le diría que se casara con el chico y que fuera feliz. Ella era la única, desde la muerte de su padre, que quería un poco a yoongi. Quizá su abuela le había querido, o quizás no. Era difícil decir cómo eran las cosas con Rebecca, la vieja tirana.
Y naturalmente, también estaba su «madre». Ella seria la última en desearle un bien. Era a causa de ella por lo que él no quería -o no podía- casarse con Hoseok o con cualquier omega de buena familia. No se casaría, al menos no lo haría, hasta que la mujer conocida ante el mundo como su madre, hubiera muerto. El cordón con el que le tenía atado moriría con ella.
Yoongi arrojó lejos la sábana y se sentó, porque el recuerdo de la condesa viuda estropeaba su grato estado idílico. Era por eso por lo que rara vez iba a Silverley, su propiedad de campo en Hampshire. Sin embargo, amaba Silverley, echaba de menos ese lugar hasta la amargura. De todos modos, las únicas veces que iba era cuando la condesa no estaba. Y ella vivía allí casi rodó el año, principalmente para mantener alejado a yoongi.
Tocó la campanilla para llamar a su lacayo, Harris, y éste le informó que lord Alden y lord Malory le esperaban en el comedor. El no pensó en nada especial, porque estos dos amigos, con frecuencia llegaban sin anunciarse.
Cuando se reunió con ellos, un poco después, Derek Malory estaba sentado junto a la mesa ante un gran plato de comida, y Nam estaba al lado del aparador, bebiendo café. Derek saludó alegremente y volvió a provocar a la joven criada. Nam hizo una seña a yoongi para que se acercara, con una sonrisa conspiradora.
-Ya sé quien es el pajarito que llevaste anoche a tu nido- murmuró Nam, y cabeceó en dirección a Derek. -El no lo sabe todavía, pero naturalmente se enterará antes de que acabe el día.
Yoongi sintió como si le hubieran dado un tremendo golpe en el estómago. Conservó la calma en la voz al murmurar:
-¿Serías tan amable de decirme cómo ha llegado hasta ti la información?
-No es un secreto- dijo Nam riendo. -De hecho apostaría a que recorrerá todo Londres antes de esta noche. Yo lo escuché en Rotten Row. Tropecé con un par de bellezas que conozco y no pudieron esperar para contarme el último chisme.
-¿Cómo?- Fue una palabra como un estallido, lo bastante fuerte como para merecer que Derek mirara, aunque después volvió a prestar atención a la doncella.
-Lady E. ¿sabes? Al parecer su cochero creyó que ella iba a estar muy interesada en enterarse de tu maligno plan. Y ¿sabes? le cosquilleaba la idea de que habías estado lo bastante celoso como para hacer algo tan desusado. Y no pudo esperar a contar la historia a sus queridas amigas... e incluso a las que no son tan queridas. Oh, ha tenido una mañana muy ocupada.
-¡Maldita ramera!
-Sí, claro, pero, si yo estuviera en tu caso, me iría de Londres por un tiempo.
-¿Y dejarías a el joven para que se enfrentara solo a esto?
-Eso es algo que nunca te había preocupado antes.- Por esta frase, Nam recibió la más sombría de las muecas. -No me ladres, yoon. El lo tolerará mejor que tú, sin duda se casará, como se han casado tus otras omegas inocentes, y vivirá feliz. Pero tenemos que pensar en el tío de Derek, por no hablar del padre de Derek. Ese chico contiene unos parientes que pedirán tu pellejo. No saldrás ileso por haber comprometido a ese chico como has hecho con los otros.
-Maldición, no lo he tocado...
-Claro que no lo has tocado, pero nadie lo creerá- dijo Nam significativamente. -Lo mejor que puedes hacer es marcharte antes de que uno de sus tíos te rete a duelo.
En aquel momento Tyndale apareció en la puerta y anunció:
-El criado de lord Malory quiere deciros unas palabras, milord.
Derek levantó la cabeza, sorprendido, al ver al criado que estaba de pie detrás de Tyndale.
-Oh, yoon, debe tratarse de algún error. Ese hombre no está a mi servicio.
-No pensé eso- murmuró yoongi, y Nam gruñó.

----

OnceWhere stories live. Discover now