9

60 9 0
                                    

Me digo a mí misma que no era lo que parecía. Pero fracaso miserablemente. Él sostenía la mano de Belen por la cafetería. Ella había arrastrado su mano por su pecho, un pecho en el que había dormido la noche anterior. Estoy en las nubes mientras camino a mi primera clase. No sé qué hacer ni qué pensar en este momento. No tengo ninguna experiencia en la que a chicos se refiere.

La clase a la que voy es mi primera y única clase de arte. En realidad la tomé por diversión. Siempre me ha gustado pintar y es algo que Pablo y yo hacemos juntos. Siempre lo hemos hecho juntos. Y es exactamente a quien me encuentro en mi camino a la puerta, mi guapo hermano.

Simon y Pablo podrían ser gemelos, pero lo único que tienen en común son los rasgos de sus rostros. Pablo es rubio y tiene los mismos ojos azul pálido de su madre. Él es tan grande como Simon, pero no tan enorme. Simon se mueve sin parar, Pablo no lo hace.

Pero cuando corro y me estrello contra él, mi nariz sigue encontrando duros músculos debajo de su camisa.

—Wow, La, fíjate por dónde vas, ¿quieres? —Pone sus manos sobre mis hombros para evitar que me caiga y es entonces cuando ve mi cara—. ¿Qué está mal?

Trato de poner cara de póquer, pero Pablo tiene esta manera de ver dentro de ti como nadie que haya conocido.

—Nada, lo juro.
—Sí, y yo soy hijo único. Escúpelo. —Agarra mi barbilla y tira hacia arriba, así que voy a mirarlo a los ojos.

Quito su mano de mi cara y la coloco en su camiseta negra.

—Nada de lo que quiero hablar, ¿de acuerdo? ¿Por qué no te metes en tus propios asuntos? ¿Por qué estás siempre en mis asuntos? ¡Tengo diecinueve años, no soy un maldito bebé! —le grito.
—¿Cuál es tu maldito problema, Lali? Jesús, habla conmigo. Sé que hay algo mal contigo. Y siempre voy a estar en tus asuntos. Si recuerdo bien, fui yo el que te encontró desmayada en el piso del baño. No puedes estresarte de este modo.
—¿Sabes que tenía diez años cuando sucedió eso? Ahora soy adulta y realmente no quiero que me trates como un bebé. Puedo cuidar de mí misma. —Empujo por delante de él en el salón de clase sabiendo que no va a empezar conmigo delante de toda esta gente.

Tomo los pinceles de mi bolsa y empiezo a trabajar en un paisaje. Trato de no sentir los ojos de Pablo en la parte posterior de mi cabeza, pero no sirve de nada. Va a llamar a papá y Emi, y va a hacer un gran problema de esto. Me gustaría que se dieran cuenta de que ya no soy una niña pequeña que no puede manejar cualquier cosa. Todo lo que quiero hacer es sentirme adulta pero estos idiotas no me van a dejar.

Trato de pintar mi frustración, pero no ayuda. No estoy acostumbrada a estallar así con nadie en mi familia y definitivamente no estoy acostumbrada a los celos. Siento como si mi cabeza fuera a explotar.

***

Siempre he tenido un temperamento terrible. Emi dice que lo tengo de mi mamá. Era una mujer ardiente y me imagino que mi madrastra tiene razón. Ella solía enojarse con las cosas más pequeñas y tener rabietas enormes. No puedo evitarlo, tocas mis botones y salgo. A medida que han sido testigos de alcohol sólo lo hace peor. Es entonces cuando tiro puñetazos y me meto en problemas. Cuando estoy sobria no soy violenta, pero me gusta gritar y gritar.

Supongo que así es como me encuentro de pie junto a la camioneta de Peter. Lo vi después de mi última clase y vi rojo. No sé cómo puede decirme todas esas cosas y aún así estar con Belen. Nunca he sido engañada antes y no se siente nada bien.

—Oye, hermosa. Esto es una sorpresa. —Él me asusta fuera de mis pensamientos y salto—. Cuidado allí, no era mi intención asustarte. —Está de pie delante de mí con su sonrisa de firma con hoyuelos y todo. Y no puedo dejar de pensar que todo es falso.
—¿Sigues con Belen? —pregunto, mirándolo a los ojos con la esperanza que me puedan decir si está mintiendo.
—¿Qué? No, no estoy con Belen. No he estado con Belen en ocho semanas. —Se ve realmente sorprendido de que le haya preguntado esto. Supongo que pensaba que no me iba a enterar, ya que Belen y yo no nos movemos en los mismos círculos.
—Sí, dices eso pero no creo que te crea. Te vi tomando su mano antes, cerca de la cafetería.

Siento que mi rostro se ruboriza y estoy tratando de no gritar sangriento asesinato contra él.

—¿De qué diablos estás hablando? No estaba sosteniendo su mano. Si realmente quieres saber, estaba de pie esperándote. Ella vino corriendo hacia mí gritando y lanzando un ataque y llamándote puta. —Cierra sus puños a los costados y aprieta la mandíbula. No puedo creer que esté enojado, yo no era la que estaba tocando a otra persona cuando estoy saliendo con alguien más.
—Sí, eso suena como una historia real. Ella ni siquiera sabe quién soy. Supongo que eso hace que sea fácil para ti jugar con cualquier chica que quieras. Bueno, no voy a caer en eso. Simon me dijo que eras un jugador.—Empiezo a caminar alrededor de él, pero agarra mi muñeca ligeramente.
—Eso es una cosa que nunca he sido ni nunca seré. No ando jugando con los sentimientos de otras personas. Sé muy bien lo que se siente. Así que puedes tomar tus creencias y seguir porque no quiero tener nada que ver con ellas.

Me quedo ahí como un ciervo deslumbrado con las luces mientras se sube a su camioneta y se va.

Una hermosa cosa Where stories live. Discover now