· T r e i n t a ·

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🎶 Illicit affairs 🎶

"You taught me a secret language I can't speak

with anyone else"

—Muchas gracias por la comida. Eres la mejor vecina del mundo.

—Y tú el amigo más zalamero que tengo.

Ronan se sonroja mientras sostiene la bolsa llena de tuppers con comida que le he dado. Me escribió cuando regresé a casa por si me apetecía pasar el rato. Sospecho que sigue sin conocer a mucha gente en Nueva York además de sus compañeros de trabajo, y además hemos congeniado mucho.

Le invité a casa porque ya me había puesto el pijama y hemos estado charlando en el balcón mientras tomamos una taza de chocolate caliente. Después se me ocurrió darle algo de comida preparada que guardamos en la nevera, porque entre lo que cocinamos Adrien y yo siempre la tenemos llena y Ronan lo agradece.

—¿Zalamero? —Repite—. ¿Quién sigue usando esa palabra hoy en día?

Lo sigo hacia la puerta y niego con la cabeza.

—Tú sigue así y no te daré más tupper.

Se lleva los dedos a la boca y finge cerrarla con una cremallera invisible y luego tirar la llave. Ya ha anochecido y mañana tiene que madrugar, al igual que Adrien, aunque éste último todavía no ha vuelto a casa. Lo más probable es que estén enganchados a un juego de la consola.

—Nos vemos pronto, Gia —se despide Ronan una vez abre la puerta—. Ya me contarás si abres la caja de condones esta noche.

No debí contarle lo sucedido, lo sé. Pero estaba desesperada por culpa de la vergüenza y tenía que hablarlo con alguien.

—Gracias, pero no creo que lo haga.

—¡Estaré esperando tu mensaje! —Grita mientras se aleja hacia el ascensor.

Me río y muevo la mano una última vez como gesto de despedida. Después vuelvo a quedarme a solas en el piso. Sin embargo, cuando tomo el teléfono y lo reviso me encuentro un mensaje de Adrien de hace unos diez minutos.

ADRIEN: Salgo ahora de casa de tu hermano. Hemos estado jugando y se me ha ido la noción del tiempo 😅

He intentado distraerme este tiempo sin Ronan revisando redes sociales y viendo vídeos, pero al final mi cabeza ha regresado una y otra vez a Adrien, y a la inevitable conversación que tendremos cuando regrese.

Cuando llega al apartamento apenas han pasado quince minutos más. Estoy sentada frente a la barra de cocina, picando de una bolsa de patatas fritas.

—Hola —saluda con alegría.

Deja la chaqueta y los zapatos a la entrada y se acerca. Toma asiento en la silla que hay a mi lado y coge un par de patatas de la bolsa mientras yo bloqueo la pantalla del teléfono y lo poso a un lado.

—¿Lo pasasteis bien? —Pregunto.

—Tu hermano nos ha dado una paliza jugando. ¿Y tú qué tal?

La conversación parece totalmente normal, pero en nuestro tono puedes apreciar que los dos estamos tanteando el terreno. Vamos a hablar del tema, lo presiento.

—Ha venido Ronan y le he dado algo de comida para llevar —le cuento—. Ya sabes que normalmente se alimenta a pasta, arroz o comida a domicilio.

—Igual que tu hermano y Finn. La temporada que tú viviste con ellos fue la que mejor han comido.

—¿Qué tal está Finn? ¿Ha mejorado?

—Al final comió un yogur y parece que se le asentó el estómago. Tu hermano me ha prometido que se encargará de hacerle beber líquidos para que no se deshidrate.

Un Inesperado NosotrosWhere stories live. Discover now